LA VIDA SIN PRISA. TIC-TAC. TIC-TAC...

La vida es un tic-tac que se puede llenar con una redonda, o con dos blancas, o con cuatro... Todo estará bien siempre que sea con algo que merezca la pena y ... sin prisa.

miércoles, 29 de febrero de 2012

El libro gordo de los mitos, verdades absolutas y creencias personales.

Esto que viene a continuación es la hoja número cincuenta y nueve de mi libro gordo.
Cada individuo, al nacer, viene equipado de serie de un libro en el que vienen escritas algunas páginas y otras están disponibles para ser convenientemente escritas durante su vida. Este libro es el manual de uso de cada uno de nosotros y a la vez el sistema operativo que administra el funcionamiento y lo hace posible.
Es el libro gordo de los mitos, verdades absolutas y creencias personales.
Un mito (del griego μῦθος, mythos, «relato», «cuento») es un relato que refiere a acontecimientos prodigiosos, protagonizados por seres sobrenaturales o extraordinarios, tales como dioses, semidioses, héroes, monstruos o personajes fantásticos.
Una creencia es el estado de la mente en el que un individuo tiene como verdadero el conocimiento o la experiencia que tiene acerca de un suceso o cosa
El significado de la palabra verdad abarca desde la honestidad, la buena fe y la sinceridad humana en general, hasta el acuerdo de los conocimientos con las cosas que se afirman como realidades.
Las hojas que vienen escritas de fábrica y las que nos van rellenando con la educación tienen distinto contenido en función de las circunstancias espacio – temporales en las que se produce el nacimiento y la crianza posterior.
Depende, así mismo de los grandes libros de los mitos de las verdades reveladas por el Dios de turno, convenientemente interpretado por la autoridad religiosa, civil o militar. O por lo que convenga al mandamasero de turno. O a la fecha de las Próximas elecciones autonómicas, cantonales o sindicales. Esas son las verdades absolutas que se nos cuelan por la respiración del aire contaminado sin que tengamos tiempo de filtrarlas.
El contenido de otras partes del libro, depende de lo que el individuo vaya escribiendo en él a lo largo de la vida, en función de lo que se ocupe, o de lo que lea, o de las compañías que frecuente. También forma parte del contenido las páginas que nos obligan a escribir las circunstancias que nos sobrevienen.
Todo lo que figura en el libro de una persona, tiene trascendencia para su vida y la de los que le rodean.
No todos los libros de las personas que conviven dicen las mismas cosas sobre una realidad concreta.
Conozco una familia en la que el libro de la mamá dice que no se puede faltar a misa de domingo, el del hijo dice que sólo son cómodos los zapatos deportivos, o sea que “pasa” y el del papá no tiene aún escrita ni una sola página en ese capítulo, porque “qué más da que haya Dios o no lo haya”. Y cada uno de los tres fue capaz de tomar la comunión en el funeral de la abuela.
Por motivos profesionales, he conocido colegios en los que su reglamento prohibía determinadas prácticas, mientras que en el de al lado, esas mismas prácticas eran obligatorias. Y los dos funcionaban bastante adecuadamente. Sin embargo los hay que diciendo las mismas cosas, son completamente dispares en los resultados que alcanzan.
En algunos países, la mayoría de sus nativos llevan impresas algunas verdades como que los saltamontes se comen. En otros lugares se puede leer que el contacto, aunque sea solo visual con una mujer es degradante y causa de todo mal. En otros decía que Santiago mató no sé cuantos moros en la batalla de Clavijo. Algunos aún llevan impreso un texto que legitima la esclavitud. En alguno de esos países se puede ir a la cárcel por hacer algo que en otro es obligatorio. Y viceversa. Sin embargo, en mi libro, figura todo lo contrario: lo que se come son las gambas, no hay nada de intrinsecamente malo en las mujeres, la esclavitud no es admisible moralmente y ni siquiera hubo tal batalla en Clavijo. .

Quitar una hoja del libro es muy difícil para el interesado, abandonar una creencia sólidamente arraigada en él resulta, a menudo una experiencia traumática. A no ser que se empeñe en ello la tele.
En mi libro no había nada escrito sobre el aceite de oliva hasta que se empeñaron en la tele en que era mejor el de girasol. Yo que, hasta entonces era virgen en el tema, escribí como creencia lo que se me decía. Ahora, que la teoría oficial es otra, aún ando buscando argumentos para no tener que arrancar esa hoja. No porque ahora crea que el aceite de oliva sea bueno, que lo creo, si no, porque si arranco esa hoja, me llevo con lo del girasol otras creencias sobre la salud y la alimentación que aún me pueden servir.
Resulta que el número de páginas es el que es. Además, la tinta es indeleble y la única manera de quitar la idea es arrancar la hoja entera.
El riesgo que se corre es el de acabar arrancando muchas hojas y convertirse en un tipo sin solidez en los principios. El escepticismo absoluto es igual de nocivo que la credulidad compulsiva.
Con el tema de los sindicatos llevo ya gastadas dos hojas; en la primera que escribí, decía que eran algo por lo que luchar; la rompí junto con el carné, pero cometí la torpeza de escribir en una nueva lo de pesebreros, vendidos y demás; y ahora, cuando oigo en bocas podridas de auténticos vendidos los mismos argumentos, estoy a punto de gastarme otra hoja.
Otra hoja que he arrancado a lo tonto es la que hacía referencia al número de horas que era preciso guardar para hacer la digestión, previamente a bañarse.
Sin embargo la hoja donde se decía que yo debía confesar mis pecados, no me supuso ningún problema cuando decidí arrancarla
Lo que ocurre es que en una hoja caben varios mitos, verdades y creencias sobre el mismo tema, por lo tanto, cuando arrancas una hoja, sueles llevarte con ella algo aprovechable, pero este juego es así.
El día que arranqué la hoja dónde figuraba la creencia de que todos los curas eran buenos, me llevé por delante toda la Iglesia. Menos mal que lo de que debemos tratar de ser buenas personas estaba en otra hoja de las que aún conservo, Lo digo porque conozco alguno que tenía eso escrito en la misma hoja de lo de la confesión y al arrancarla, se quedó sin referente.
Cuando se trata de escribir alguna, cada vez soy más mirado. No sea que la tenga que arrancar.
Yo calculo que mi libro debía tener unas mil páginas. De las cuales, estaban escritas desde el origen más o menos la mitad. De las que quedaban limpias, habré rellenado no menos de cuatrocientas cincuenta, o así.
Como he arrancado unas cuatrocientas noventa de las que venían de serie y otras cuatrocientas de las que he ido rellenando con el tiempo, haciendo la cuenta por encima, debe quedarme un saldo de sesenta páginas en buen uso para ser consultadas y todavía algunas para escribir.
Teniendo en cuenta el número de años que tengo y el consumo de verdades y creencias que es necesario manejar para vivir con presencia de ánimo, he pensado que voy a escribir algunas páginas que me van a proporcionar serenidad y bienestar el resto de mi vida, como esta que tienes delante tuyo.
También voy a revisar lo que tengo escrito para desbrozar un poco, porque intuyo que hay algunas páginas, cuyo contenido entra en contradicción con el de otras. Creo que todavía me quedan demasiados mitos y que he anotado como verdades lo que sólo son creencias traídas por los pelos y que, a veces, obro en desacuerdo con la honestidad y la verdad...
Voy a reservar suficientes hojas en blanco para que no se me cierren las entendederas. Eso es lo que ocurre en el momento en el que te quedas sin hojas donde escribir .
Te invito a que tú hagas lo que esté escrito en tu libro, pero vigilando de no llenarlo todo.
Ese es el secreto, obrar como se piensa, pero no cerrarse la posibilidad de dudar sobre ello.
No como hacen los oportunistas de la vida que van construyendo la realidad según creen que favorece a sus intereses. Compran voluntades, teles, periódicos, púlpitos y tertulias radiofónicas para que se apoderen del contenido de nuestro libro. Reescriben la historia las veces que haga falta para lograr sus intereses y así van escribiendo en nuestro libro gordo de los mitos y las verdades y creencias absolutas lo que les viene bien para medrar
Si por ellos fuera, el libro sólo tendría una hoja, irrompible, imborrable, impresa e imposible de alterar y en ella diría algo así:
El señor tu Dios ha querido que todo ocurra para tu bien.
Tu líder es el elegido por él para ser tu amo y tu guía.
No pienses por ti mismo: pregunta al líder cuando dudes.
Haz lo que el líder diga sin rechistar.
Si notas que la rebeldía se apodera de tu alma, arráncate la vida y ofrécesela al líder.
Si todo esto observas, tu recompensa será vivir eternamente junto a los tuyos, en presencia del líder y rodeados de los placeres que en este mundo están reservados para el líder y los suyos. Si no cumples estos sencillos preceptos, todo tu linaje sufrirá castigo eterno en la otra vida y , en esta tendrás que ganar tu sustento con el sudor de tu frente; a no ser que, arrepentido, entres al servicio del líder para hacer cumplir este santo mandamiento.
Tu líder será….(Póngase aquí el nombre que tu libro gordo señale como tal).

martes, 28 de febrero de 2012

Suicidarse antes de cumplir los cuarenta.

Maañana se cumplirá mi cuadragésimo cumpleaños. Será o no será.
Todo va a depender de lo que haga yo hoy. Me gusta esta sensación de poder hacer de mi vida lo que yo quiera. No depender de nada ni de nadie. Sólo mi voluntad va a determinar lo que va a ocurrir
Llevo acariciando la idea tanto tiempo que ni siquiera recuerdo desde cuando.
Está preparada la escena, el vestuario, los complementos y el arma.
Pero me falta todavía reunir las fuerzas para llevar a cabo el plan.
Estoy completamente convencida de que es lo que tengo que hacer. Cumplir los cuarenta sería insoportable. Pero sería peor, por patético, el comenzar con esa inacabable lucha por combatir la decrepitud del cuerpo a base de cirugía, tratamientos o cualquier forma antinatural de retardo de la vejez.
La vejez me horroriza. No la sufro ni siquiera en los demás. No soporto mirar las caras arrugadas, los cuellos flácidos, las manos deformadas, los andares encorvados y la…
Todo es horrible en la vejez. Esa vejez que comienza con el nacimiento y que se instaura a los cuarenta...
Pero eso no me va a pasar a mí: ¡Yo no voy a cumplir nunca los cuarenta!
Hoy, como todos los días, comenzaré la jornada con normalidad para no levantar sospechas y que nadie me impida lograr mi propósito.
Me levantaré la primera para que, cuando se levante él , ya huela a café y esté el zumo preparado.
Luego, cuando se haya marchado, despertaré a los niños y, como todos los días, cumpliré con los ritos de la buena madre que soy.
Como siempre los acompañaré al colegio y desayunaré con las otras madres, como siempre. Haré lo habitual y nadie sospechará y así, evitaré que me impidan llevar adelante mi plan.
Será cuando regrese a casa, cuando esté sola.
Comenzaré por colocar las sales de volcán en el fondo de la bañera y la llenaré con agua caliente, procurando que esté a cuarenta y dos grados: dicen que así es mejor, que la sangre fluye más rápido.
Mientras tanto, encenderé las varitas de incienso, prenderé las velas y pondré la música.
Luego, me pondré el salto de cama que compré y nunca estrené por no haber encontrado la ocasión adecuada. Así, sólo el salto de cama.
Prepararé la bandeja de plata, cubriéndola con el paño de raso y pondré encima de ella las tijeras del pescado. (Sé que no suena bien, pero es que con una cuchilla de afeitar no me siento capaz de hacerlo y creo que sí podría con esas tijeras). Junto a ellas colocaré la botella de jerez dulce y la copita de licor.
Llevaré todo al cuarto de baño y, después de comprobar la temperatura del agua, me quitaré el deshabillé. Miraré mi cuerpo aún hermoso y joven en el espejo por última vez y me sumergiré en la bañera.
Con la música suave, el incienso que impregnará el ambiente, la cálida humedad del agua espumosa y el dulce adormecimiento que me va a producir la borrachera de jerez que sorbito a sorbo me proporcionaré a mí misma, espero reunir las fuerzas necesarias para arrojar la botella contra el espejo y romperlo.
Luego tomaré las tijeras y cortaré mi…DNI en trocitos pequeños. Tan pequeños que nadie sería capaz de reconstruirlo para averiguar la fecha de nacimiento que figura, inexorable, en su reverso.
Cuando todos vuelvan, se me habrá pasado la cogorza y habré colocado todo en su sitio. Nadie se dará cuenta de que yo no me miraré nunca más a un espejo, A no ser que esté borracha.
¡Es maravilloso poder elegir tu propio destino! …

lunes, 27 de febrero de 2012

Quieres ayudar, ¿ verdad Capítulo 10 . Para ayudarme, conóceme 03

Diez.- Para ayudarme, conóceme. Parte 03.
- ¿Quieres ayudar?-
Sí.
- Eso está muy, muy bien. ¡ Gracias, muchas gracias.
- Pues allá van unas recomendaciones. Lo que viene a continuación son unas reflexiones inspiradas por : http://www.integrando.org.ar/datosdeinteres/it_guia_acompaniante. htm
Guía para interactuar con personas ciegas. Parte tercera.

13. Las verdaderas limitaciones del ciego. Existe la tendencia a exagerar los impedimentos de las personas con discapacidad, sobre todo en el caso de los ciegos. Sin embargo, al observar detenidamente su condición, llegamos a la conclusión que las limitaciones se reducen sólo a tres aspectos: desplazamiento, control del ambiente y adquisición de cultura.

14. Dificultades en el desplazamiento. Basta que cierres los ojos y trates de caminar "a ciegas" hasta la puerta de tu casa , para que te des cuenta lo difícil que es para alguien movilizarse prescindiendo del sentido de la visión. Sin embargo la persona ciega, con un buen entrenamiento en Orientación y Movilidad con bastón (o perro guía, en los países del primer mundo) puede lograr una movilidad independiente.

15. Limitaciones en el control del ambiente. El sentido de la vista tiene la capacidad de abarcar grandes espacios y captar una gran cantidad de información en forma simultánea. Por ejemplo si entras en un lugar desconocido te percatas de inmediato de la dimensión de ese espacio, color, cantidad de personas, como van vestidos, de que sexo y estrato social son, en fin, unos datos que será muy difícil percibir con los ojos cerrados. La inseguridad que sentimos los ciegos por ese desconocimiento derivado de la carencia de la vista, constituye un grave problema, que puede ser resuelto con una adecuada Educación Especial (en el caso del niño) y Rehabilitación (en el caso del adulto). Podemos ser entrenados en la utilización de los "sentidos vicariantes" (oído, tacto, olfato, gusto y sentido de percepción de obstáculos) y en las Actividades de la Vida Diaria para nuestro manejo personal y social.

16. Adquisición de Cultura. Gran parte de la información cultural de nuestra sociedad es visual: libros, revistas y periódicos son escritos en tinta; el cine y la televisión son eminentemente visuales; las señales en las calles, la publicidad, los escaparates, etc. están diseñados para personas que ven, esto es los normo visuales. Actualmente recibimos a través de Internet todos los contenidos culturales de una sociedad de información. ¿Qué hace la persona ciega para integrarse a este mundo informativo? Aquí es donde el Sistema Braille y el empleo de la tiflotecnología (La tiflotecnología es el conjunto de teorías y de técnicas que permiten el aprovechamiento práctico de los conocimientos tecnológicos aplicados a personas ciegas o con baja visión.) ocupa un lugar importante en la superación de esta tercera limitación.

17. Superar las tensiones. Las dificultades nombradas ocasionan frecuentemente gran estrés en la persona ciega, lo que se expresa corporalmente en tensión y dolores musculares; y a veces en reacciones agresivas. Los masajes y ejercicios de relajación, con la ayuda de música; las actividades de recreación y físicas, como la natación, son de gran ayuda en este aspecto. Son interesantes alternativas que se pueden emplear como parte del programa de rehabilitación.

Be pensando en todo esto y otro día continuarás aprendiendo tú a conocerme…

domingo, 26 de febrero de 2012

No hace falta nombrarte, alegría

¿Dónde quedó la tristeza?
No lo sé, jamás la tuve.
¿Es que vives en la nube?
Sí, la de mi fortaleza.

¿De dónde viene tu empuje?
No me acuerdo de lo malo.
¿No te han dado ningún palo?
No me acuerdo, ya te dije.

¿Te traiciona la memoria?
Es que la tengo domada.
¿No te acuerdas ya de nada?
Solamente de la gloria.
No me lo puedo creer.
A mí me cuesta creerlo.
Es mentira es un camelo.
No creer hasta no ver.

Canta el coro de tristones,
Su rutina lastimera.
Mientras se ahoga en su pena,
De salados lagrimones.

En el fondo, es que les gusta
Revolcarse en la miseria.
Mejor que irse a la feria
Y no darse con la fusta.

Cuando de verdad os llegue,
De penar una ocasión,
Entonces y con razón,
Querréis que se os consuele.

Pero nadie os creerá,
por mucho que os esmeréis.
Crédito ya no tendréis
En el banco de la pena.
Doloroso es darse cuenta:
Como apestados seréis
Si sólo en la boca tenéis
Aullidos de luna llena.

Mirad para atrás un poco.
En vez de hacerlo al ombligo.
En esta vida os digo
Hay reparto para todos.
Buscad consuelo con tino:
Lo encuentran hasta los tontos.

¿Dónde quedó la tristeza?
No lo sé, jamás la tuve.
¿Es que vives en la nube?
Sí, la de mi fortaleza.

¿De dónde viene tu empuje?
No me acuerdo de lo malo.
¿No te han dado ningún palo?
No me acuerdo, ya te dije.

¿Te traiciona la memoria?
Es que la tengo domada.
¿No te acuerdas ya de nada?
Solamente de la gloria.

sábado, 25 de febrero de 2012

Sobre abogados y justicia...

Son demasiadas las ocasiones en las que, en los últimos tiempos, nos asalta cada día una historia increíble que tiene relación con la administración de justicia. Digo historia porque eso es lo que parecen: historias, cuentos…
No puede ser verdad lo de esas sentencias que absuelven a los que yo creo culpables; o las que condenan a los que persiguen a los culpables; o las de los abogados que aconsejan silencio o cambio de declaración a conveniencia de la evolución del proceso; o de fiscales que cambian según el político que manda y con ese cambio se cambia el sentido de las investigaciones; o que la fianza archimillonaria de un político presuntamente corrupto sea puesta por una caja de ahorros en quiebra.
En fin, seguro que en la cabeza de todos están los MISMOS CASOS RECIENTES Y EN PROCESO E INCLUSO LOS VENIDEROS.
Y no puede ser verdad tanta presunta sinvergonzonería, tanta presunta cara dura y tanto latrocinio.
Eso son historias, cuentos chinos, chistes…
Vamos a tomarlo así como chistes, a ver si con ello contribuimos a socavar un poco más este semiputrefacto estado de semiderecho que tenemos.
Lo digo así por el tufillo a podrido que tengo metido en las narices. Y que me produce una inflamación con prurito del apéndice antedicho, o como quiera que se exprese en esa jerga que usan los de las puñetas, togas y mazas de hacer callar.


Primero una verdad como un templo:


Cuando acudas a la justicia para que te den tu razón, no bastará con que la tengas. Deberás saber como pedirla. Tendrás que contar con los medios para hacerlo, Y lo más difícil de todo: que te la quieran dar. Es así de duro.


Segundo, un sucedido:

Cuentan que en aquel pueblo acababa de instalarse un joven abogado con su esposa. Lo hicieron en un modesto pisito de la calle principal, donde habían habilitado una de las habitaciones como despacho. La placa que colocaron en la fachada, junto a la puerta de entrada al edificio, rezaba así: Justo de Dios Pulido y debajo ABOGADO.
Era uno de esos pueblos principales con feria semanal de ganado al que acudían todos los sábados las gentes de los pueblos y aldeas de la comarca para hacer sus transacciones.
Sin duda, las relaciones comerciales entre ganaderos y tratantes generaban algunas diferencias que requerían la intervención, en ocasiones, de los tribunales y, por tanto, de abogados y procuradores. Parecía un buen sitio para abrí despacho legal.
El primer día de feria ya acudió un paisano que contó al abogado la siguiente historia:
El hombre, había vendido una vaca de su propiedad a un señor de otra aldea. Habían ajustado el precio que convenía a ambos y también acordaron que la vaca fuese custodiada por el vendedor en su pueblo hasta que el comprador, unas semanas más tarde, pudiese desplazarse hasta allí de nuevo para recoger al animal; porque debía salir de viaje para visitar a su hermana que se encontraba enferma en la capital y, por lo tanto, no le era posible llevarse el animal en aquel momento.
El comprador tras el apretón de manos, entregó al vendedor la mitad del precio acordado y un adelanto de una semana de pupilaje de la cabeza de ganado, comprometiéndose a liquidar la otra mitad del valor de la compraventa al llevarse el animal y también liquidar los días de pupilaje, a tanto el día.
El vendedor, por su parte se comprometió a cuidar del animal como hasta aquel momento había hecho.
Los dos quedaron satisfechos. Los dos se fueron a cumplir con sus obligaciones.
Pero ocurrió que la vaca estaba preñada y a los dos días de haber sido vendida, parió un hermoso ternero que el vendedor no apartó de la madre para que esta continuase produciendo, con el estímulo del mamoneo de la cría, la leche. Porque el nuevo dueño de la vaca había dicho que le interesaba para producir leche para alimentar a su familia.
Bueno, pues el caso era que esa misma mañana, después de una semana y dos días de la venta del animal, había venido el nuevo dueño a recoger la vaca. Pretendiendo, llevarse también el ternero, a lo que él, naturalmente, se negó, porque en ningún momento se había tratado sobre él en las negociaciones previas al cierre de la transacción. Además, estaba claro que el ternero era suyo porque había nacido en su establo.
Como resultado de la diferencia de criterio entre ambos, el comprador airado había salido de la casa del vendedor, anunciando su intención de acudir inmediatamente a denunciar lo sucedido y reclamar su razón a la justicia.
El vendedor, por su parte, estaba allí, ante el abogado para pedir asesoramiento legal y consejo en el proceder.
Tras escuchar atentamente la narración, el joven abogado dijo al hombre que no se preocupase que él tenía razón: el ternero era suyo y así seguiría siéndolo si hacía caso a sus consejos. En primer lugar, debería seguir atendiendo a ambos animales, pero anotando todos los gastos que le ocasionasen por cualquier concepto incluidos los honorarios que debería pagarle a él como su abogado que, según entendía, era desde ese momento Todo ello, para reclamárselos al que pretendía aprovecharse tan descaradamente del recto proceder del honrado ganadero que, sin duda era.
Con estas tranquilizadoras palabras y el recibo del dinero que entregó al abogado para comenzar la preparación del caso marchó el hombre.
La esposa del abogado, que había escuchado todo desde la habitación contigua, le dijo a su marido lo orgullosa que estaba de él por lo inteligente que era y se congratuló por el acierto de haberse instalado en aquel lugar donde tantos litigios se debían producir.
.
No había pasado un cuarto de hora cuando a la puerta de la casa del abogado, se presentó el comprador de la baca preñada para consultar el modo de proceder contra un ganadero de esa misma localidad que le intentaba estafar .
El relato que hizo de la historia aportaba los matices que a continuación, por no ser demasiado prolijo en el relato, resumiré de la siguiente manera.
El comprador de la vaca accedió al precio, bastante elevado, por cierto, al haber notado el estado de preñez del animal. No había hablado del ternero porque era evidente que cuando cerraron el trato, este incluía lo que se produjese en el parto
El tal Justo de Dios Pulido, tan solemne como supo aparentar, sentenció a favor del hombre que tenía ante sí.
El ternero era suyo, por supuesto. Era necesario plantear pleito contra el abusador que retenía los animales de su propiedad. En la reclamación se incluirían, también, los daños morales y los costes que el pleito ocasionase. Siendo necesario que en ese mismo momento, se estableciese una provisión de fondos para hacer frente a los gastos de la demanda y demás diligencias que sería necesario realizar.
Extendió recibo de la cantidad de dinero que el aldeano le entregó (Afortunadamente para el abogado y su señora esposa, el hombre llevaba encima la mitad del precio de la vaca y lo de dos días de pupilaje más los dineros necesarios para contratar un transporte para animales).

Después de quedarse a solas con su esposo, como había escuchado la conversación y, mientras contaba los billetes que habían quedado sobre la mesa, la perpleja mujer preguntó a su marido para que éste le despejase algunas dudas que le habían quedado tras la furtiva escucha
Marido, ¿cómo es posible que el ternero sea de los dos hombres a la vez?
La respuesta dejó aún más admirada a la mujer: ¡Qué listo, por Dios, qué listo es mi marido!
Mira mujer, lo importante de este asunto no es de quien sea la propiedad del ternero en este momento. Lo importante es que si llevo bien este asunto, el ternero será nuestro y puede que la otra mitad de la vaca, también.


Por último un chiste, que si no fuese porque los protagonistas son mafiosos, no tendría maldita la gracia:

Un jefe de la mafia descubrió que su contable había desviado 10 millones de dólares de la caja.
El contable era sordo. Por eso fue admitido en el trabajo, pues como no podía oír nada, en caso de una eventual detención y proceso, no podría actuar como testigo.

El jefe le llamó para interrogarle y llevó consigo a su Abogada, que conocía el lenguaje de signos.

El jefe pregunta al contable:
- ¿Dónde están los 10 millones que te llevaste?

La abogada, usando el lenguaje de signos, le hizo llegar la pregunta al contable, que a su vez respondió con signos:
- Yo no sé de qué están hablando.

La abogada lo tradujo para el jefe:
- Dice que no sabe de qué le hablamos.

El mafioso sacó una pistola de gran calibre mágnum y apuntó a la cabeza del contable, gritando:
- ¡Pregúntale de nuevo!

La abogada por medio de signos le dice:
- Te va a matar si no le cuentas dónde está el dinero.

El contable responde con signos:
- Bien, usted gana. El dinero está en una maleta marrón de cuero, que está enterrada en el jardín de la casa de mi primo Enzo, en el Nº 400 de la calle 26, bloque 6 del barrio de Santa Martha, mi primo no está ahora y no volverá hasta dentro de dos meses.

El mafioso pregunta a la abogada:
- ¿Qué dice?

La abogada responde:
- Dice que se caga en la madre que lo parió, que no tiene miedo de morir, y que no tiene huevos para apretar el gatillo...

viernes, 24 de febrero de 2012

Miércoles de ceniza por pueblos de Toledo con vistas a Cadalso de los Vidrios.

Si quieres pasar un día estupendo, júntate con personas que quieran hacer lo mismo.
Luego, el recorrido, las actividades, las visitas, son casi lo de menos.
Méntrida es un pueblo de la provincia de Toledo bastante cerca de Madrid. Se puede llegar fácilmente en coche por la carretera de Extremadura, hasta Valmojado, para desde allí tomar la carretera que lleva a, tras siete u ocho kilómetros hasta esa localidad.
Por cierto, cuando se dice eso de siete u ocho, ¿por qué no se molesta uno en precisar más?
En mi caso no ha sido porque no sepa que son siete los kilómetros que separan ambas localidades, palabra de Google.
No, ha sido porque no puedo resistir la tentación de colocar esa “u” antes de la o: me parece elegante.
Lo primero, antes de llegar a Méntrida es hacerte acompañar mediante engaños y zalemas de las dos Maribeles mejores que conozcas y quedar con Milagros, ese portento de vida y energía lumbar, en la puerta de la Iglesia, rezando, que es lo apropiado en un lugar de culto, para que no haya más que una iglesia en el pueblo y no os vayáis cada uno a una distinta a la que han ido los otros.
Eso es lo que, afortunadamente, ocurre con este pueblo, que tiene sólo la interesante iglesia parroquial de San Sebastián, obra de transición del gótico al renacimiento con elementos que van desde el siglo XV al XVII. Consta de tres naves, con ábside semicircular en la principal, crucero y cuatro tramos. El acceso se produce por el lado sur a través de un arco carpanel con impostas de cordoncillo entre las que existe una decoración de bolas (gótico del siglo XV). La torre está a los pies del templo, es de planta cuadrada y de arquitectura renacentista del siglo XVI. En el interior destaca el retablo renacentista del altar mayor; los púlpitos y el órgano barroco. Todo ello según la Biblia de Internet: la Wikipedia.
Hay que traerla a colación porque cuando Maribel, como hace siempre en los lugares poblados que visitamos, fue a preguntar al ayuntamiento –concejalía de cultura-, la persona que atendía allí se extrañó que alguien se interesase por algún tipo de información de la localidad. Despachó el asunto remitiéndole a una web o directamente a Wikipedia.
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Digo yo que, a lo mejor era conveniente para los propios del lugar que hubiese un medio para informar allí mismo, aunque solo fuese de lo que se dice en la red. Que en lo que se refiere al casco urbano es algo así: Tiene un interesante conjunto urbano, situado cubriendo unos pequeños cerros próximos a la vega del arroyo de Méntrida. El trazado es clásico de adaptación al terreno, encontrándose en situación dominante la iglesia parroquial. La Plaza Mayor es un espacio rectangular delimitado entre dos calles pasantes y dos cortinas de edificios en sus lados mayores y se encuentra ordenada adaptándose a los cuatro puntos cardinales.
Lo que no se dice en la web es que el día 22 de febrero de 2012, miércoles de ceniza y víspera de San Tejero, mártir, estaban allí un canal de televisión entrevistando a un cura con sotana.
Y diréis vosotros que ¿para qué os cuento eso?
Pues porque es lo que había. Y dime tú si en los tiempos que corren no es curioso que un cura lleve sotana o que en la puerta de la ermita de la Natividad aún sea visible la famosa cruz de los caídos por la patria. Debe ser para que no se pierda la memoria histórica de las pobres víctimas. Lo reprochable es que creo que en la nómina faltan muchos y es probable que sobre alguno.
Esta ermita de la que los hermanos de la cofradía de la Natividad orgullosos, muestran la noticia de la restauración del muro del campanillo, se encuentra a las afueras, en un lugar desde el que se puede divisar el valle del Alberche con la Peña de Cadalso y los montes que lo circundan, que muestran, impúdicos, las pústulas purulentas en forma de gigantescas cicatrices blanquecinas producidas por la voracidad de las máquinas destructoras de paisaje y de vida. Las máquinas que, movidas por manos necesitadas y alentadas por los que se llevan la parte del león, dejan para los carroñeros las entrañas de las buenas gentes que se les oponen.
¡Vaya mierda!
Como el día estaba radiante, andaba por allí el bueno de Saturnino. Un chaval de ochenta y tres confesados. Saturnino es de Valmojado, pero vive en Méntrida acompañado de “un matrimonio” que le cuida, por lo que contó, a su gusto; “no como antes, en la residencia”. Espero que a Maribelbel se le ocurriera robarle una foto con su estupendísima cámara, que justifique la lesión de cervicales que, sin duda, le producirá el acarreo impenitente de semejante mecanismo satánico de robar el alma de gentes y cosas.
Que hay que tener cuidado de lo que se hace cuando vas por el mundo, aunque estés lejos de tu casa, sobre todo si no quieres que se entere un vecino, lo sabía bien el primero que dijo eso de que el mundo es un pañuelo. Lo digo porque el tal Saturnino, que ya he dicho que era de Valmojado, conocía a Eugenio, el cobrador de “El Gato” , la empresa de transporte regular de pasajeros que cubría el servicio de Cadalso de los Vidrios con Madrid. Del susodicho Eugenio y de su parentela, larga por cierto, estuvieron charlando un buen rato Milagros y el de los ochenta y tres confesados. Por la charla, de la que Maribel quería retirarme con suavecitos tironcillos del brazo, nos enteramos de que el bueno del cobrador había estado a puntito de palmarla hacía unos pocos años a causa de una salmonelosis (este dato fue aportado por la Mila) y de que desde hace mucho viene padeciendo una afección dermatológica que le tiene agrietadas las palmas de las manos (dato aportado por Saturnino). Menos mal que el de Valmojado fue cobrador que no lechero, que si no, nos podríamos haber enterado de que bautizaba la leche con agua, limpísima, por supuesto. O de algo peor. Lo dicho: el mundo es un…
Lo mejor después de dar un paseo al sol de Méntrida es hacer indagaciones para hacerse con vinillo de la denominación de origen que lleva el mismo nombre del pueblo, pero que abarca los caldos de bastantes municipios de la comarca. Se trata de vinos rosados y tintos, elaborados a partir de uva garnacha, xirac y tempranillo.
Nuestras indagaciones, que no fueron muchas, nos llevaron, no a la cooperativa local, si no a la tienda que regenta Mónica, la esposa de un viticultor local de que dijo tener unas cincuenta hectáreas en cultivo para la producción de uva. Siendo, según ella, el mayor productor local. Nos informó de que: “llevamos la uva a la cooperativa de La Torre de Esteban hambrán, porque mi marido no quiere llevarla aquí”. Me tuve que contener para no tirarle de la lengua y así conocer la razón de la sinrazón que le lleva a uno a hacer kilómetros a lo tonto, como hacen los emigrantes, como hacen los exiliados o como hacen los peregrinos. Cada uno sabrá por qué.
De lo que no me contengo ahora es de relacionar los pueblos que se encuentran en la zona de producción de vinos con esta denominación de origen. Lo hago porque tienen bellos nombres que además a mi me evocan recuerdos con regusto a olor a la paja quemada de la lumbre de mi abuela Candelas y al cocido espeso que impregnaba los sentidos de aquel niño que bebía a escondidas el vino embocado que, por si no estaba suficientemente cristianizado por el bodeguero, la abuela se encargaba de aguar convenientemente para que durase más.
Los nombres de los pueblos en cuestión son:
Albarreal de tajo, Alcabón, Aldeaencabo, Almorox, Arcicollar, Barcience, Bargas, Burujón, Camarena, Camarenilla, Carmena, Carranque, Casar de escalona (el), Casarrubios del monte, Castillo de bayuela, Cebolla, Cerralbos (los), Chozas de canales, Domingo pérez, Escalona, Escalonilla, Fuensalida, Gerindote, Hormigos, Huecas, Lucillos, Malpica de tajo, Maqueda, Méntrida, Montearagón, Nombela, Novés, Otero, Paredes, Pelahustán, Portillo, Quismondo, Real de san vicente, Recas, Rielves, Santa cruz del retamar, Santa olalla, Toledo, Torre de esteban hambrán (la), Torrijos, Val de santo domingo, Valmojado, Ventas de retamosa (las), Villamiel, Viso (el), Yunclillos.
Así, por orden alfabético, para que no se pueda decir que el orden en que son citados, supone establecer una clasificación, ni prelación ni nada que sea destacar a uno sobre otro. Aunque ciertamente, de todos ellos el mejor, el más importante, el de gentes más nobles y esforzadas y con mucha diferencia con el resto sea Gerindote, el pueblo natal de mis padres.
Pues bien, Mónica, la bodeguera a la que le compramos el vino, parecía no darle importancia a que la denominación de origen llevase el nombre del pueblo de su marido. Todo el camino hasta Torrijos lo dediqué a pensar en ello y, como ves, todavía estoy pensando por qué será.
Torrijos es una importante localidad toledana que tiene varias cosas que merecieron nuestro interés. A saber:
Una terracita al sol donde nos regalamos unas cañitas que para qué contarte.
El restaurante que atiende Andrés, cerca de la Colegiata, y La colegiata misma.
La vieja estación del tren con su paso a nivel de la carretera de Gerindote, la antigua fábrica de vinagres Parras y todo lo demás lo dejamos para otra ocasión.
En la terraza soleada, nos interpeló un hombre solicitando la ayuda de las señoras para que le socorriesen, Como Maribel se ofreciera a acompañarle al interior del bar y que allí eligiese un bocadillo, él argumentó que lo que necesitaba eran cinco euros para comprar en la farmacia leche para dar de comer a su hijita, dando a entender que no pedía para él, que “antes era dar de comer a su hijita”, No sabía el hombre que Maribel es persona caritativa en el mejor sentido civil de la palabra, resuelta y de recursos que sin dudar, se ofreció para acompañarle a la farmacia y allí hacerse cargo del pago de la leche.
Ninguno quedamos satisfechos con el resultado del encuentro porque, tras el triste “no señora, muchas gracias, No hace falta” que concluyó la conversación, el que pedía se alejó hacia su adicción, la que fuese y nosotros nos quedamos al sol, con la cervecita mas calentorra y un poco amarga. Además no creo que sea probable que ese pobre hombre encuentre solución a su problema. Pero si hay algún lugar debe ser por Torrijos o los alrededores, me explico:
Es que en Torrijos, desde siempre, ha habido personas caritativas como Teresa Enríquez de Alvarado que era hija ilegítima del Almirante de Castilla y amiga de Isabel la Católica. Devota del Santísimo Sacramento, se dedicó a su exaltación durante los años de retiro en Torrijos una vez fallecido su marido Gutierre de Cárdenas. A ella se debe la fundación de la Hermandad del Santísimo Sacramento de Torrijos, la cual fue la primera de las de España. También se le debe la construcción de la colegiata de Torrijos en honor del Santísimo Sacramento, así como la fundación del convento de la Concepción, tanto en Torrijos como en otras poblaciones.
Una de las mujeres que estaban arreglando el interior de la Colegiata, nos dijo que el cuerpo incorrupto de esa señora (¿) se encontraba disponible para ser visitado en el propio convento.
En el artículo que a ella dedica la Wikipedia en español, se dice que:
“…Debe destacarse la labor humanitaria que realizó, junto a Isabel la Católica en la guerra de la conquista de Granada, pues se encargaba de atender a los heridos, ayudándoles a soportar los dolores y atendiéndoles en todo momento. A estas dos mujeres se debió la asistencia a los soldados que habían quedado inválidos. Tal vez por esta circunstancia Teresa Enríquez se interesó tanto por los enfermos y necesitados. Nunca dejó a nadie sin darle alimento, y era proverbial su generosidad y esplendidez para los necesitados, pues todos los días ella misma atendía a los pobres, dándoles de comer, por lo que a Torrijos acudían gentes de todas partes para obtener una limosna, trabajo o comida…...”
Quien sabe si hubiese podido socorrer ella al necesitado que nos vino a pedir ayuda a nosotros, pensando, quizás que éramos otra cosa.
Pero en el lugar de Torrijos donde permanecimos más tiempo fue en el comedor que atendía Andrés, un señor muy espabilado en su oficio de fondista.
No os voy a contar lo que comimos, ni lo que bebimos, ni lo que nos costó, ni siquiera lo fuerte del olor del venado cuando se guisa, ni como se hace la carcamusa, ni a que sabía el arroz caldoso con pollo, ni lo suave de la menestra de verduras, ni el saladillo apetitoso de las patatas que acompañaban el entrecot, ni lo tierno que estaba el conejo, ni el colorido de la ensaladilla rusa, ni que se acabó la gaseosa con la que mejoramos el vino tinto que nos pusieron, ni mucho menos que la crema catalana no estaba quemada, ni que la torrija era uno de los postres, ni que, gracias a los cafés, pudimos continuar sin echar la siesta, ni tampoco que éramos los únicos comensales en ese comedor que olía fuerte.
Lo único que os podremos aclarar es que esa noche no nos hizo falta cenar. Todo por menos de diez euros y un almax por barba.
Baste lo que sigue para expresaros uno de los mayores gozos del viaje, después del de disfrutar de la compaña del viaje:
Que alegría la que me proporcionó con la suya al verme, la prima Magdalena y que tristeza sentí al no sentir nada ante las ruinas de lo que fue la casa de mi abuela. Que dulce nostalgia la de recordar las tertulias nocturnas de los veranos con los chascarrillos del tío Luciano y las “galopadas a lomos” de la borrica del tío José para repartir las sandías a la familia… Y la lluvia de imágenes, olores, sabores, sonidos, rostros, sensaciones… que en poco rato se me presentaron con la fuerza que tiene la evocación de los rescoldos de felicidad casi inventada que anidan, rellenándolos, en los huecos del alma.
Alegría, tristeza, nostalgia, felicidad, evocación, compañía, relación, vivir,… disfrutar, reír a carcajadas las ocurrencias, escuchar las carcajadas de los que te acompañan y al final de todo,…
Ser el único del grupo que se compró unos zapatos en Fuensalida.
De este pueblo, si queréis saber algo más de que parece un parque temático dedicado al calzado, tendréis que ir vosotros o consultar en Google o esperar que yo vuelva y tenga ganas de escribir la crónica. No nos dio tiempo a nada más que ver zapatos.
Increíble, el único varón del grupo fue el único que se volvió a casa con zapatos nuevos.
Más feliz que un niño con …
Debe ser porque también soy de Gerindote, el mejor pueblo del mundo. O porque tengo la suerte de estar siempre excelentemente acompañado. O por ambas cosas.

jueves, 23 de febrero de 2012

Todos al saco y... el saco, al suelo.

“Todos al saco… y el saco al suelo.”
Este es un dicho que he oído en Friera, para hacer referencia a aquellas ocasiones en las que un grupo de personas se ponen a la vez a realizar alguna acción y por precipitación, falta de coordinación o, simplemente torpeza o ignorancia, acaban causando un estropicio.
Pues bien, estaba yo un día en la parada del autobús, el 27, a la puerta de la Biblioteca Nacional, en el Paseo del Prado. Me encontraba un poco inquieto porque no sabía si había alguna persona esperando para poder preguntarle por mi autobús. A esto había que añadir la incertidumbre del aprendiz en las lides del desplazamiento a ciegas y en solitario.
Me decidí a preguntar en voz alta.
- - … (Sólo ruido de tráfico).
No había nadie más en la parada.
Oigo un autobús que se acerca, que abre las puertas delante de mí y, entonces aprovecho para preguntar al interior:
- ¿Este autobús, es el 27?
- - Sí, sí, pero tiene que entrar por la puerta de delante. Contestó algún pasajero
- Allá que voy, cuando el autobusero, que ha debido de pensar otra cosa, arranca y se larga, dejándome en tierra.
Algo malhumorado, pero resignado, me vuelvo al lugar de espera y compruebo que estaba en el sitio marcado para ello, Pero el autobús debió pararse algo más allá de lo debido. Me dispongo a sacar del bolso la carpetilla que llevo para estas ocasiones, que es muy útil, pero algo engorrosa cuando la tienes que manejar al mismo tiempo que el billete, el bastón y demás impedimenta y, sin haberla preparado de antemano. Es como cuando aprendes a conducir: al principio te sobra todo, los pedales, los retrovisores, la palanca de cambio, los intermitentes, los peatones y el resto de coches.
En estas, se acercan voces de un grupo de personas, cuatro o cinco, hombres y mujeres, que hablaban de cosas de trabajo.
- ¡Oiga, por favor! ¿Podría alguien avisarme cuando llegue el 27?
- No se preocupe, nosotros vamos a subir en ese autobús.
- ¡Ah, gracias! . –suspiro, aliviado.
- Todos se callan y se instala un silencio tenso. Mal presagio.
- Esto suele ocurrir a veces, cuando la gente se percata, de improviso de mi presencia.
- Me advierte una voz por mi derecha que ya viene el autobús.
- Me agarra una mano el brazo izquierdo y noto otra mano que se me posa en el hombro izquierdo, y otra más que me toma por el codo derecho, levantándome del suelo la contera del bastón.
- Trato, en vano, de zafarme de tanta garra, pero el autobús ha llegado y, ya están entre todos empujándome hacia delante y aupándome para que suba hacia arriba,
- Yo no acierto a decir nada para que cese el torbellinoy dejo que me golpeen contra una de las barras verticales, eso sí, con un ¡Uy, perdón! Que se me clavó en el mismo sitio de la sien que la barra en cuestión...
- Cuando me salió de la rabia interior un bufido, las cosas volvieron a la normalidad:
- Yo saqué el billete, tantee para encontrar el cancelador, me fui a buscar un asiento, y aún tuve que escuchar: una de esas cosas que se dicen como en voz baja, pero con intención de reñir y corregir, pero lo único que hacen es molestar: ¡Vaya humos. Tenga. se le ha caído esto. (la carpetilla de los números de autobús)!
- Me di por aludido pero me contuve pensando: Todos al saco, y el saco, al suelo.
- La verdad es que sí, me quedé un poco por los suelos. Creo que hasta una lagrimilla intentó asomarme tímidamente, pero me la tragué orgulloso y altivo.
- El resto del trayecto hasta Plaza de Castilla lo pasé meditando. No me dio rabia por que la gente, en su ánimo de ayudar, me hubiese provocado un daño. Tampoco, por el coscorrón: al fin y al cabo, uno de tantos.
- La rabia era contra mí mismo, porque llevaba en mi bolso la carpetilla esa que tiene los números para indicar a los conductores cuál es el que tú esperas. La rabia era porque yo mismo podía haber evitado el daño propio y el que, sin duda, su propia torpeza ocasionó a los bienintencionados torpes de la parada.
Pero, así es la vida y así hay que tomarla.
La lección quedó aprendida para mí, Aunque a los otros protagonistas y los espectadores la experiencia les debió servir sólo para reafirmar alguno de sus prejuicios sobre el carácter de los ciegos.
No lo sé, No se lo pregunté
Todos al saco, yo incluido y… el saco, o sea, yo por los suelos.

miércoles, 22 de febrero de 2012

Germana.

Aún tengo aquella foto que le hice sentada, bajo la parra de la entrada de la vieja casa de piedra de la Abelleira.
La tengo pero no sé dónde. No importa, porque guardo una copia de seguridad en mi memoria.
Como esto de la memoria puede fallar en cualquier momento será bueno poner por escrito las evocaciones que me producen las fotografías antiguas.
Si algún día la memoria nos gasta la mala pasada de robarnos los recuerdos y alguien tiene la feliz idea de rebuscar entre nuestras viejas cosas las fotos y los escritos, y con paciencia, nos las va mostrando, nos hará el favor de ayudarnos a volver a vivir.
Es seguro que recordar es mover a vivir e incluso revivir a los que, son recordados.
Pues bien, hoy he sacado del lugar de mi cabeza donde la tenía aquella vieja foto que hice con mi vieja Zénit réflex. LA MISMA QUE REVELÉ Y AMPLIÉ CON EL EQUIPO CASERO QUE ME REGALARON POR HABER DEJADO DE FUMAR. (La primera de las varias veces que lo he hecho)
He tomado papel y pluma y me he puesto manos a la obra.


Creo que le tomé la foto en la primera visita que hicimos a nuestros amigos de Cespón para conocer su nueva casa.
Allí estaba ella, mamá Germana.
En aquellas fechas no sé que edad tendría, pero se le podrían echar tantos años como se quisiera.
La cara y las manos arrugadas eran lo único que dejaba ver su atuendo enlutado. Unos ojos cansados pero chispeantes de inteligencia, de pícara viveza, de sabiduría y de bondad.
Una expresión algo sombría cuando, concentrada mondaba as patacas. Esas patacas pequerrechiñas, redondeadas, diminutas que después de pasadas por la sartén se convertían en un manjar por si solas.
La foto en cuestión retrataba a Germana en una de sus tareas cotidianas, que no la única. Las faenas domésticas, en especial las relacionadas con la comida, representaban en ese momento de su vida la principal ocupación de sus días.
Pues bien, la estoy viendo, fuera de la casa, sentada delante de la ventana, a la izquierda de la puerta, con un canasto delante y una fuente de porcelana al lado. En una mano un cuchillo y en la otra una patata a medio pelar. Y toda una vida a cuestas, que apenas le obliga encorvarse un poco. El pañuelo negro de la cabeza algo ladeado y su enlutado cuerpo inexistente, como si un mago lo hubiese hecho desaparecer. Y entonces, clic.
Sólo conservo esta foto suya, pero muchos recuerdos más.
Algunos entrañables como cuando se esforzaba en hablar castellano para hacerse entender bien, pero su encomiable esfuerzo le ayudaba sólo las tres o cuatro primeras palabras.
Luego, sufría cuando Maribel, que aún no era experta en idiomas, no atinaba a pronunciar caldeirada y en su lugar decía calderaida o algo parecido. Entonces, no podía remediarlo y se reía burlona. Yo creo que se consolaba pensando:”Estos madrileños tampouco falan ben como nos ”
O aquella otra vez en la que nos explicaba como los del interior, paleticos ellos, tenían la idea de que eran más afortunados que los de la costa porque “pobriños, non ten mais que pexiños que comer”. Y lo traía a colación mientras dábamos cuenta de unos riquísimos berberechos feitos na lareira o unas gordas y sonrosadas nécoras, o unas cigalas de las de buen calibre, o una deliciosa empanada de millo, o unas suculentas almejas a la marinera, o una ensalada con las hortalizas de la huerta de casa, o unos mejillones rebozados, o un polvo con cachelos, o un sabroso caldo galego con su unto y sus grelos ty todo lo demás, o un poco de pucho con patacas fritidas, o un polo de la casa bien asado , o una manzana de las de Blancanieves pero de medio kilo recién cogida del árbol, o una tarta de Santiago, o....

No exactamente en ese orden pero todo ello en la misma comida de la que os voy a hablar.
Teníais que haberla visto.
Lugar: El enorme comedor de la casa nueva.
Motivo: Esa comida de celebración de las fiestas patronales del 15 de agosto en la parroquia de Cespón, municipio de Boiro, provincia de A Coruña.
Asistentes: media humanidad entre, familia, amigos y allegados.
Hora: después de comer.
Acción: Germana aparta discretamente los platos hacia el interior de la mesa, apoya sus codos en ella y, justo antes de colocar su cabeza entre ellos dice: - “Un momentiño” y se recuesta sobre los brazos para dormir una micro siesta.
No pasan diez minutos, lo que necesitaba, y ya está Germana reclamando su pocillo de café negro de puchero. A continuación, toma con una mano la botella de caña de la de 50º y colocando la otra mano delante de la taza, para ocultar a las miradas indiscretas lo poco que se va a servir, se pone en el café lo que le parece oportuno, diciendo “para rebajar el café”. Toda la operación en décimas de segundo, de forma precisa y con un aire pícaro en la expresión.
A los pocos instantes, se levanta y va a buscar la pandereta para comenzar la fiesta. Una de esas fiestas de cantar y no parar, de las que yo echo de menos, de las que hacíamos en mi casa por Navidad, cuando yo era niño y que pude revivir gracias, a nuestros buenos amigos de la Abelleira. Ya os hablaré de alguno más en otro momento, cuando encuentre alguna foto suya. Entonces serán ellos los protagonistas, pero hoy le toca a Germana.
Por si aún no os habéis hecho idea, os diré que me han contado de ella verdaderas maravillas. Lúcida, alegre, esforzada, con más sentido común que la media, luchadora,…
Esta mujer es de las personas que aportan a los que tratan con ellas una de las cosas que más duran en la vida: los buenos recuerdos.
Espero que traer aquí esta foto sirva a alguien para volver a vivir.
Hacer esta copia de seguridad me ha quitado, por lo menos treinta años de encima.
Además, me ha puesto muy, pero que muy contento.

martes, 21 de febrero de 2012

En carnaval toca sátira.

Hoy martes de carnaval,
Esta coplilla se quema,
Junto con la sardina,
Para echar al fuego, leña.

Tendría que haber un sitio
Alejado de la tierra
Para poderte llevar,
Aún antes de que te mueras
Y dejarte allí enterrada
debajo de una gran piedra.
Con un letrero que diga:
Por víbora y por rastrera.
Por quitarme la esperanza
Y quedarte tú con ella.
Y lo que, para mí e es peor:
Me estás haciendo que sea
Mala persona y decir
Sin piedad, la lista entera
De lo que pienso de ti,
tóxica mandamasera.

Tu presencia hace daño
En la moral de cualquiera.
Tienes esa habilidad,
De fastidiarme la cena.
Revolviéndome las bilis,
Vomitándola entera.
Aún perdura tu hedor,
Tras tirar de la cadena.
Eres tóxica y mezquina.
Zafia, cabezona y trepa.
Tus chismes y peroratas
Me dan dolor de cabeza,
Me resecan las meninges,
Me producen flatulencias.
Vete a hacer gárgaras, chica.
Tu presencia me marea,
El estómago me revuelve.
Me provoca una jaqueca.
Yo sé que todo lo haces
Para que la gente crea
Que tus méritos son muchos,
Que mereces tú la pena.
Y así poder colocarte
En lo alto de la peña.
Y tener la sensación
De ser del baile, la reina.
Crías cachorros de lobo,
Como escudo los empleas.
Pero si luego hace falta,
Los fulminas en la arena.
No te importa que lo hagan.
Otra cosa es que se sepa.

Eres cruel con el débil
Y si conviene, rastrera.
Lista como tú no hay nadie
En mentir eres la pera.
Pero en esto te equivocas,
Lo que das es diarrea
A quienes por un momento
En lo que dices, piensan.
Causas empacho, chiquilla.
Provocas la vomitera.
Cuando escupes falsedades,
Sin usar escupidera,
Lo pones todo perdido
Sin importarte la pena
Del que a destajo difamas.
Por ser de distinta cuerda
Todo te perdonaría
Si algún día te oyera
Soltar alguna alabanza
De otro que tú no fueras.
O conviniese a tu causa
O su favor pretendieras.
Y así enjuagaras la boca
Con palabras verdaderas.
Y con buenas intenciones,
De desinterés, llenas.
Yo dudo que así lo hagas,
Que te deje la soberbia.
Sospecho que son las ansias
que no te dejan que tuerzas
tus principios y creencias
que tanto bien han traído
a los de tu misma escuela.
Por mí puedes metértelas
Allí dónde mejor quepan
Si quieres hacerte un favor,
Cambia el disfraz de cordera
Por el de arpía horrorosa:
Bastará con una cuerda,
De las que tengas por casa,
Colocada de oreja a oreja,
Con más o menos gracia,
Por detrás de tu cabeza.
Así podremos pensar:
“no se trata de su jeta”,
Eso es tan sólo un disfraz
Que lleva la puñetera.

Lo dicho, y además.
Por mí ¡Vete a la mierda!
¿No estaréis pensando mal?
¡Yo hablo de mi pereza!

lunes, 20 de febrero de 2012

Quieres ayudar, ¿ verdad Capítulo 09. Para ayudarme, conóceme 02

Nueve.- Para ayudarme, conóceme. Parte 02.
- ¿Quieres ayudar?-
Sí.
- Eso está muy, muy bien. ¡ Gracias, muchas gracias.
- Pues allá van unas recomendaciones. Lo que viene a continuación son unas reflexiones inspiradas por : http://www.integrando.org.ar/datosdeinteres/it_guia_acompaniante. htm
Guía para interactuar con personas ciegas. Parte segunda .
Debo aclarar que esto de perder la vista es una experiencia única en la vida y que sería imposible hacer una generalización acertada, porfque el proceso en cada persona es ´distinto . Lo que leerás a continuación, tiene utilidad para
Los que ejerzan de acompañante, pero sobre todo para los más allegados que se encuentren en su entorno habitual.
5. Etapas en la Rehabilitación Psicológica. No sólo hay una Psicología para cada persona portadora de ceguera, sino también actitudes determinadas por la etapa en que esta se encuentra en cuanto a su Rehabilitación Psicológica. La persona ciega atraviesa distintas etapas, las cuales no tienen un tiempo ni unas características absolutamente uniformes. Para cualquier individuo, perder la vista o que nazca alguien ciego en la familia, es un hecho muy impactante y traumático. Un primer estado es el de la crisis o schock, luego un período de profunda depresión, para llegar por último a la aceptación de su déficit.

6. Etapa de Crisis. El estado de schock es una especie de adormecimiento psíquico. Se Puede caer en el mutismo , en la inacción. No se sabe como reaccionar, hasta que se toma conciencia de la nueva condición.

7. La depresión o duelo. La persona se sumerge entonces en un estado depresivo. Puede reaccionar de forma inesperada con violencia , quiere estar sola . Quienes les rodean en esos instantes deben tener mucha comprensión y darse cuenta que las palabras de consuelo poco podrán hacer por ella, pero sí es muy importante que sienta la amorosa compañía de otros junto a ella. En verdad llora la pérdida de su vista y de toda una vida funcionando de acuerdo a ciertos esquemas. Pensemos que tendrá que aceptar su nueva condición de ciego para poder iniciar cualquier aprendizaje rehabilitativo.

8. Aceptando su nueva condición. El proceso de aceptación de la ceguera por parte del ciego es como un nuevo nacimiento. Mientras la persona no comprenda que la persona con vista o normovisual que era ya no existe , no podrá manifestarse la nueva persona, ciega pero con grandes capacidades de readaptación. Aplicando este principio a la rehabilitación de las personas ciegas, podemos decir que en tanto el ciego no renuncie psicológicamente a su antigua vida de persona con vista, no podrá volver a vivir como persona ciega rehabilitada. El aprendizaje del sistema Braille, el uso del bastón, el empleo de la tecnología y el uso de todas las técnicas que le permitirán desenvolverse normalmente en el medio, pasa por esta toma de conciencia de su nueva vida y la aceptación de esa condición.

9. Debes ser un buen oidor. En tu contacto con la persona ciega probablemente observarás algunas de las conductas relatadas anteriormente. Frente a ellas no hagas nada, sólo escucha y observa; no estás capacitado para rehabilitar, dar orientaciones o consejos. Deja esta tarea a los especialistas y brinda tu parte: el afecto, la comprensión, la compañía, la ayuda práctica necesaria. Una opinión o "consejo" inadecuado podrían suscitar problemas mayores en la persona ciega.
En España, tenemos la suerte de contar con la ONCE. Es a esta organización a la que recomiendo acudir . Allí se encuentran las ayudas especializadas que en cada ocasión se requieran.
Más adelante, hablaré de ella.

10. No tomes el rol del consejero. Superar cada etapa nombrada en algunos casos se vuelve doloroso, ya que implica un cambio en la auto imagen y renuncia a cánones visuales y de comportamiento que estorban a su Rehabilitación. Quizás la persona querrá hacerte confidencias sobre sus sentimientos y drama personal. Escúchala y ofrécele tu amistad, dándole seguridad y confianza en sus propias decisiones, pero no adoptes la posición de consejero.

11. Ayuda en forma práctica. Concéntrate en el plano de sus necesidades funcionales tales como: acompañarle donde una amistad, ir de compras, hacer alguna diligencia, grabación de temas de interés, lectura de una novela de su gusto, cocinar juntos un plato diferente, darle tu opinión sobre vestuario, etc. etc. preocúpate de todo aquello que puede mejorar su calidad de vida. Para cada ayuda que quieras darle consulta y y jamás la impongas. Este trabajo requiere de humildad y mucha comprensión y respeto hacia la intimidad de la persona.

. Si no tienes una relación previa de carácter afectivo, familiar o amorosa, Sé solo acompañante. mantén cierta distancia emocional con la persona ciega, para no perder la objetividad y conservar la posición de "acompañante". Para que se establezca una sana relación de interacción efectiva.

Be pensando en todo esto y otro día continuarás aprendiendo tú a conocerme…

domingo, 19 de febrero de 2012

Miénteme, aunque me quieras.

Miénteme, aunque me quieras.
No me digas la verdad.
Evítame todo el mal.
Ahórrame toda pena.

No lo podría aguantar.
Para mí, sería condena
De la de morir de pena.
De la pena capital.

Si tu me has engañado,
Pero sólo en ese momento
Y con arrepentimiento,
Quieres seguir a mi lado,
No te quites tú el enfado,
Llevándote mi contento.

Quédate conmigo, amor.
No haré averiguaciones,
Ni te pediré razones.
Me lo dicta el corazón.

Pero, si crees que ha acabado
Lo que tuvimos nosotros,
No dejes que sean otros,
Dalo tú por terminado.
Hazlo mirando en bisojos
Con mi cabeza en tus manos.
No harán falta explicaciones.
En los asuntos de amores.
Basta con no hacer más daño
Que añadido al mismo engaño,
Provoque males mayores.

Que sea tu adiós cariñoso
Lo que quede en mi memoria.
No me cuentes una historia.
Yo sólo diré hasta pronto.

sábado, 18 de febrero de 2012

El decálogo. Consejos para dar a los hijos 4: ”No le quites la esperanza a nadie: puede ser lo único que tenga.”

”No le quites la esperanza a nadie: puede ser lo único que tenga.”

Es un tema delicado. Si se trata de curación no es lo mismo que de amor. Si estás seguro o si es que te parece. Si la esperanza hace daño.
Juan, padecía una enfermedad de las que se conocen vulgarmente como incurables. A Juan le habían hablado de un curandero que, en un pueblo de Lugo, pasaba consulta e imponía las manos para aliviar dolencias varias.
Juan fue a la “consulta” y el curandero le sometió al rito habitual y le dijo que con diez o doce sesiones más, se le curarían todos sus males. Por el trabajo, Juan dejó para el bote 250 euros. Esperanzado regresó a Madrid y me contó su peripecia. Me dejó sorprendido que una persona de su cultura y personalidad, trajese tantas esperanzas e ilusión puesta en algo tan irracional como que era posible curar un cáncer de páncreas con el calorcito de las manos de un señor. Lo peor del asunto fue que Juan rechazó cualquier tipo de tratamiento de los que le propusieron, eso sí, sin mucho entusiasmo en su hospital.
Yo no me atreví a quitarle la esperanza, sin ofrecerle nada a cambio, porque no sabía como hacerlo. Sí traté de convencerlo de que no descartase lo que le ofrecían en el hospital.
El caso fue que su deterioro avanzó rápidamente y el de Lugo “sólo” llegó a sacarle mil quinientos euros. Juan falleció a las nueve semanas de la primera visita al curandero. Estoy seguro de que los pases y las hierbas que le proporcionó el curandero no aceleraron el proceso ni tampoco le causaron ningún beneficio.
¿Hice bien en no quitarle la esperanza?

Desde luego no es una cosa fácil. Hay que estar bien seguro de que abriendo los ojos de alguien, le vas a causar un bien.
¿Serviría de algo que a un moribundo que pide la extremaunción, se la negásemos y, además le dijésemos que eso son tontunas?
¿Tú que harías?
Si ves a alguien que pretende arrojarse por una ventana y te dice cuando tratas de impedírselo que ha estado aprendiendo a volar y que no te preocupes, que seguro que le sale bien a la primera.
Tratarías, seguro de disuadirlo. Está claro que esa falsa esperanza si que hay que quitarla. Pero hay que estar bien, bien seguro de que la esperanza está absolutamente infundada y, además, que las consecuencias pueden ser muy perjudiciales para la persona en cuestión.
Seguro que será mejor hacer algo en positivo: encontrar motivos de esperanza bien orientados para aquellos que, justificadamente o no, tengan ilusiones vanas o simplemente, no vean ningún motivo para tener esperanzas.
Lee el cuento siguiente y dime después lo que piensas.
“Había una vez un niño enfermo llamado Juan. Tenía una grave y rara enfermedad, y todos los médicos aseguraban que no viviría mucho, aunque tampoco sabían decir cuánto. Pasaba largos días en el hospital, entristecido por no saber qué iba a pasar, hasta que un payaso que pasaba por allí y comprobó su tristeza se acercó a decirle:
- ¿Cómo se te ocurre estar así parado? ¿No te hablaron del Cielo de los niños enfermos?

Juan negó con la cabeza, pero siguió escuchando atento.

- Pues es el mejor lugar que se pueda imaginar, mucho mejor que el cielo de los papás o cualquier otra persona. Dicen que es así para compensar a los niños por haber estado enfermos. Pero para poder entrar tiene una condición.
- ¿Cuál? - preguntó interesado el niño.
- No puedes morirte sin haber llenado el saco.
- ¿El saco?
- Sí, sí. El saco. Un saco grande y gris como este – dijo el payaso mientras sacaba uno bajo su chaqueta y se lo daba. - Has tenido suerte de que tuviera uno por aquí. Tienes que llenarlo de billetes para comprar tu entrada.
- ¿Billetes? Pues vaya. Yo no tengo dinero.
- No son billetes normales, chico. Son billetes especiales: billetes de buenas acciones; un papelito en el que debes escribir cada cosa buena que hagas. Por la noche un ángel revisa todos los papelitos, y cambia los que sean buenos por auténticos billetes de cielo.
- ¿De verdad?
- ¡Pues claro! Pero date prisa en llenar el saco. Llevas mucho tiempo enfermo y no sabemos si te dará tiempo. Esta es una oportunidad única ¡Y no puedes morirte antes de llenarlo, sería una pena terrible!

El payaso tenía bastante prisa, y cuando salió de la habitación Juan quedó pensativo, mirando el saco. Lo que le había contado su nuevo amigo parecía maravilloso, y no perdía nada por probar. Ese mismo día, cuando llegó su mamá a verle, él mostró la mejor de sus sonrisas, e hizo un esfuerzo por estar más alegre que de costumbre, pues sabía que aquello la hacía feliz. Después, cuando estuvo solo, escribió en un papel: “hoy sonreí para mamá”. Y lo echó al saco.

A la mañana siguiente, nada más despertar, corrió a ver el saco ¡Allí estaba! ¡Un auténtico billete de cielo! Tenía un aspecto tan mágico y maravilloso, que el niño se llenó de ilusión, y el resto del día no dejó de hacer todo aquello que sabía que alegraba a los doctores y enfermeras, y se preocupó por acompañar a otros niños que se sentían más solos. Incluso contó chistes a su hermanito y tomó unos libros para estudiar un poquito. Y por cada una de aquellas cosas, echó su papelito al saco.

Y así, cada día, el niño despertaba con la ilusión de contar sus nuevos billetes de cielo, y conseguir muchos más. Se esforzaba cuanto podía, porque se había dado cuenta de que no servía el truco de juntar los billetes en el saco de cualquier manera: cada noche el ángel los colocaba de la forma en que menos ocupaban. Y Juan se veía obligado a seguir haciendo buenas obras a toda velocidad, con la esperanza de conseguir llenar el saco antes de ponerse demasiado enfermo...

Y aunque aún tuvo muchos días, nunca llegó a llenar el saco. Juan, que se había convertido en el niño más querido de todo el hospital, en el más alegre y servicial, terminó curando del todo. Nadie sabía cómo: unos decían que su alegría y su actitud tenían que haberle curado a la fuerza; otros estaban convencidos de que el personal del hospital le quería tanto, que dedicaban horas extra a tratar de encontrar alguna cura y darle los mejores cuidados; y algunos contaban que un par de ancianos millonarios a los que había animado mucho durante su enfermedad, habían pagado un costosísimo tratamiento experimental para él.

El caso es que todos decían la verdad, porque tal y como el payaso había visto ya muchas veces, sólo había que poner un poquito de cielo cada noche en su saco gris para que lo que parecía una vida que se apaga, fueran los mejores días de toda una vida, durase lo que durase.”

Autor... Pedro Pablo Sacristán

Visto en: http://cuentosparadormir.com/infantiles/cuento/billetes-de-cielo

jueves, 16 de febrero de 2012

Azarías, Paco "el bajo" y el señorito Iván.

Al nacer lo presintieron sus padres o quien fuese que pensó su nombre.
Y escogieron uno que rimase con inocente. Miguel Delibes le hubiese llamado directamente así.
Cuando una persona hace honor a su nombre como él, merece la pena tratar con ella.
Yo estoy muy orgulloso de tratar con ese eterno niño que es.
A pesar de que me trata de usted y no me apea el Don desde hace treinta y tantos años que nos conocemos, le siento sinceramente cercano.
Nos conocimos en circunstancias difíciles pero esperanzadoras para amos.
Yo empezaba mi andadura de Maestro Nacional y el casi terminaba la suya de víctima del sistema educativo ese del que siempre hemos “disfrutado” en España: eternamente reformado y también
Eternamente mal financiado.
Lo que no es excusa para que yo, el primer día de clase con los alumnos de octavo de la antigua EGB., decidiese, pedirle una redacción sobre, no me acuerdo cuál, uno de esos temas tópicos de después de vacaciones.
Lo primero que pensé de él fue que era el rebelde de la clase. Lo hice porque fue el único que no obedeció. Se puso con los brazos cruzados sobre el pupitre y metió su cabeza entre ellos.
Cuando le recriminé la actitud, levantó la cabeza pero con los ojos bajos y nublados por una lágrima, empecé a comprender.
Cuando le salió un balbuceo ininteligible como disculpa, terminé de comprender. Y cuando, piadosamente, una de sus compañeras le excusó diciendo: No, es que él no hace estas cosas, no puede, no sabe leer ni escribir, fue la primera vez que me hizo sentir vergüenza. Propia y ajena.
No le pedí disculpas, lo que hipócritamente hice fue perdonarle.
Su historia y la de su familia darían para otra novela de Delibes, seguro. Pero de lo único que puedo dar fe, es de lo que hemos vivido juntos, que no ha sido mucho.
- Buenos días, don Miguel. ¡A dar un paseíto!, ¿verdad?.
- Claro, y tú, ¿barriendo, como siempre, no?
- Pues sí, ya ve. Pero a mí me gusta hacerlo bien. Que los vecinos estén a gusto conmigo. Que no tengan queja. Que mi pueblo esté limpio.
- Muy bien, muy bien.
- ¡Siga usted: que no quiero entretenerle!

Creo que este santo inocente, es uno de los motivos por los que merece la pena hacer esfuerzos de protección social. Ahora, con el cuento de la crisis y sus recortes, está en peligro su puesto de trabajo.
Aunque estoy seguro que habrá algún desaprensivo que se aproveche de su inocencia para explotarla.
Porque, como el mismo presume, haciendo zanjas a pico, no hay quien le gane. Y no se cansa nunca. Y también sabe cargar, hacer masa, alicatar, cavar en la huerta, podar, limpiar…
Y lo que es peor, si le contratas para hacer algún extra, lo hace sin descanso, como a destajo, como un criado agradecido con el señorito, y cuando hace el cálculo de las horas que ha trabajado, hace el redondeo a la baja y acaba diciendo cosas como esta:
“He llegado a las cuatro, son las ocho menos cuarto. Entonces…. Son tres horas. Déme lo que quiera, lo que le parezca bien.
Me deja desarmado y es aquí cuando me vuelvo a sentir culpable, con la culpa de todos Pero me atrevo a darle otra lección:
- No hombre, no. Tienes que pedir lo que sea justo.
Entonces me remata:
- Bueno pues déme treinta o veinte, lo que usted crea.
Año 2012, cuatro horas de trabajo a destajo que encargas hacer porque tu no eres capaz ni siquiera en una semana.
Pero lo hace este inocente que es mitad Paco “el bajo” y la otra mitad su cuñado Azarías.
Hay que cuidar de él y apartar de su camino al señorito Iván.

miércoles, 15 de febrero de 2012

El tándem.

Es probable que hayáis visto alguno circulando por ahí.
El tándem es esa bicicleta con dos ruedas y dos plazas
Si ha sido así, seguro que te has parado para mirarlo bien y que te ha dejado como encantado, por lo menos unos instantes.
Lo primero que te ha venido a la cabeza, no lo niegues, son las dudas de que el de atrás haga algo y que es el de delante el que hace todo el esfuerzo. No te avergüences, es eso lo normal en nuestra especie. Probablemente, después, te has imaginado a ti mismo montado y te han entrado dudas de si serías capaz de hacerlo, porque te parece dificilísimo mantener el equilibrio pedaleando de manera sincronizada con el otro ocupante. Quizás tus dudas sean sobre la fuerza que hay que aplicar para mover una máquina tan grande. Si eres bicicletero, ya estarás acariciando la idea de probar uno. Si eres romántico y los que has visto en él son una parejita, te habrá parecido el colmo del romanticismo. Si vas acompañado, seguro que le haces algún comentario a quien va contigo para expresar la sorpresa o, incluso, la alegría que te ha producido el encuentro inesperado con un artilugio casi circense como es el tándem. Si, además de ir acompañado, eres un niño. Aunque seas grande, tu comentario será en voz alta y del estilo: ¡Ahí va, como mola! Si además, eres graciosillo, tu comentario podría llevar el camino de: “¡Ten cuidao quel datrás no pedalea!”(Ya sabes que perteneces a la especie humana).
Si lo que eres es un entendido, de lo que te darás cuenta es que mi tándem lleva frenos de disco y suspensión en la horquilla delantera, que junto a los sillines con funda de gel, lo hacen bastante apto para su uso en condiciones de cierta dureza.
Pero si lo que eres es un entendido, con espíritu romántico y algo infantiloide y vas acompañado por tu churri, lo que seguramente dirás es:
- ¡Pedazo tándem! Mañana te llevo a dar un voltio en uno. ¿Oye, tú, el del tándem, ¿dónde venden eso?
Yo he oído cosas de este estilo cuando circulo por ahí, chuleándome con mi tándem. (Yo pertenezco a tu misma especie)
Lo que no sabrás es lo que piensan los que van montados en él.
Si te interesa saber lo que me hace sentir a mí cuando lo utilizo, sigue leyendo, por favor.

El uso del tándem, ha supuesto para mí, poder continuar practicando una actividad física que me aporta buenísimas sensaciones, No sé decirte si mejores o peores que cuando podía utilizar la bici convencional . Son distintas. Por mi parte , no me planteo las comparaciones entre estas dos formas de pedalear. Para mí no hay posibilidad de elegir. Eso que os lo cuenten mis pilotos.
Si señor, se llama piloto al que va delante, que en el caso de poder elegir quien realiza esta función, la desempeñará el de más peso o envergadura. No es mi caso, claro, que suelo tener más peso que cualquiera de mis pilotos.
Creí que iba a ser más complicado el manejo y la sincronización de lo que al final resulta. Hasta ahora, después de un par de años de utilización, ya he disfrutado de la ayuda de, por lo menos, ocho o diez pilotos distintos, con distinto grado de habilidad y forma física y de ambos sexos. Como es lógico, con los que más compenetrado estoy es con los que más he practicado. Pero a todos les estoy inmensamente agradecido.
Este rollo es para animarte a que me acompañes, porque es fácil y agradable. Si sabes montar en bici y quieres, yo te enseño lo demás en la primera salida que hagamos.
Luego, cuando ya circulemos, iremos uno detrás de otro, pero al mismo tiempo, charlando y comentando lo que nos apetezca, compartiendo esfuerzo y diversión. Si alguno puede más pondrá más. Pero los dos haremos ejercicio al tiempo y cada uno regulará la intensidad que puede o quiere aportar sin que eso impida que el otro pueda hacer lo mismo.
Todo suma y nada resta. Los dos juntos haremos más que la suma de nuestros esfuerzos por separado, esta es la mejor de las sensaciones que compartiremos.
Si no puedes, o no quieres, o nno sabes montar en bici, o no tienes la seguridad suficiente, dímelo y yo te acompañaré a ti para hacer lo que quieras. también será muy agradable.
Ahora, si quieres saber más sobre lo que siento en el tándem, acompáñame
Si quieres sentir tú también, por favor, acompáñame...

martes, 14 de febrero de 2012

Romance de San Valentín.

El bueno de Valentín
No sabía que era santo.
A pesar de estar prohibido,
Por emperador romano,
Tozudo por convencido,
Casaba muchos soldados.
Ocurrió en el siglo tres,
Claudio segundo, en el mando.
No sabemos si es verdad,
Que murió decapitado.
Pero por mártir lo tienen
Y por tal es venerado
Si que parece cierto
Que era médico romano,
Convertido al cristianismo,
Y sacerdote ordenado.
Como parte de su oficio,
Casaba a los soldados,
Célibes por obligación
Al emperador romano.
Que decía ser mejor
Para el oficio de soldado,
El estar libre de las cargas
Que tiene el hombre casado.


En Francia muchos devotos,
Por Jumièges y otros pagos.
Tiene ese buen sacerdote
Y antes médico romano.

Otro santo Valentín
Tiene en Italia sus huesos
En basílica enterrados.
De Terni es hoy patrón
Por orden del obispado.
Pero antes allí fue,
Como obispo consagrado.

No acaba aquí la cuenta,
Que también es venerado
Otro obispo Valentín,
Que se encontraba enterrado
En la ciudad de Mais.
En el Tirol italiano.
Tuvieron el gusto vil
Durante el siglo octavo,
De trasladar sus restos
Al germánico estado.
En la bávara Passua,
Lo dejaron aparcado.


Probablemente las tres
Sean historias de chasco,
Pues la católica iglesia
Del calendario ha borrado
Al bueno de Valentín.
No otro sí el clero anglicano.
Ni tampoco el ortodoxo,
Que continúan su engaño.

Sea cuál fuese la historia,
Se celebra cada año,
El catorce de febrero,
El día de los enamorados.
En honor del Valentín
Que casaba a los soldados.

Origen anglosajón
Tiene el sello acuñado.
Pero creció más la fiesta,
Con los norteamericanos
Y luego fue extendida
Hasta países lejanos
Dicen que a España llegó
Por Galerías Preciados,
Que quiso de ella hacer
Negocio bien saneado.
Aprovechando el tirón
De los costosos regalos.
Que dicen abrir las ganas
De yacer al ser humano.
No penséis ser suficiente
Un corazón sonrosado,
Rodeado de angelotes
Gordos y colorados.
Y meno Sun pepeese
Mil veces reenviado.
Con parejita mimosa,
Con gesto acaramelado.
Recordad que antes dije:
Unos costosos regalos.
En esta ocasión espero
Que baste para mi caso
El romance de Valentín,
Que entrego como regalo
A mí amada Maribel
De la que sigo prendado.
....

lunes, 13 de febrero de 2012

Quieres ayudar, ¿ verdad Capítulo 8. Para ayudarme, conóceme 01

Ocho.- Para ayudarme, conóceme. Parte 01
- ¿Quieres ayudar?-
Sí.
- Eso está muy, muy bien. ¡Gracias, muchas gracias!
- Pues allá van unas recomendaciones.
Lo que viene a continuación son unas reflexiones inspiradas por: http://www.integrando.org.ar/datosdeinteres/it_guia_acompaniante.htm
Guía para interactuar con personas ciegas. Parte primera.
1. Conducta de los ciegos. No existe propiamente una Psicología del Ciego, sino más bien una serie de actitudes con las que todo ser humano responde ante la Ceguera o falta de visión, dado lo relevante que es para los normovisuales el manejo del sentido de la vista. La carencia de visión puede generar en los que padecemos ceguera fuertes sentimientos de inseguridad, incapacidad para controlar el ambiente, desvalorización frente al que ve, desinformación cultural, aparte de las dificultades propias en el desplazamiento y manejo de información visual. Por otra parte, los prejuicios de la sociedad ante los que somos diferentes, su falta de conocimiento respecto a las verdaderas limitaciones de los ciegos y de nuestras grandes capacidades remanentes, junto a la ausencia de una actitud realmente comprometida con nuestros derechos, puede producir en la persona ciega muchas veces reacciones negativas.

2. Ideas erróneas acerca de los ciegos. Cada individuo ciego es antes que nada una persona con su propio temperamento y carácter, con una personalidad que lo define distinto a los otros. No se debe asegurar que los ciegos somos , pensamos o sentimos de determinada forma, ni que todos los ciegos tenemos los mismos intereses -la Música y el Derecho- o idénticas aptitudes -memoria, oído y tacto-, puesto que si comparamos a un grupo de personas ciegas nos encontraremos con los más variados gustos, capacidades y caracteres. En tu trato conmigo deberás renunciar a aquellos estereotipos que hemos aprendido erróneamente y enfrentarte a la persona.

3. Conociendo a la persona. El primer paso para interactuar con un hombre, mujer o niño/a ciegos, es deshacerse de tales preconceptos ("los ciegos tienen su mundo", "pobrecito", "qué terrible no poder ver una puesta de sol", "los ciegos son mal humorados", etc., etc.) y lanzarse a conocer a la persona que hay tras esas gafas oscuras o ese bastón blanco. Encontrarás alguien que tiene, al igual que todos, anhelos, expectativas, deseos, frustraciones, fortalezas y debilidades, cualidades y defectos.

4. Actitud sincera. El primer contacto es crucial, acércate con respeto y sin temor, ponte a su servicio. No te coloques como superior; el poseer un sentido más que ellos no te hace mejor ni más fuerte, puesto que la seguridad y capacidad de la persona humana se sustenta en una visión interna, coherente y positiva, de la vida. Muchos normovisuales están lejos de haber alcanzado tal "visión".
Yo percibiré tu afecto e interés sincero en colaborar y, si no consigo controlarme, es posible que te muestre mi rechazo ante cualquier intento de menoscabo, como la sobreprotección. Como tú mismo, también quiero ser lo más autónomo posible , aunque debes saber que hay algunos que han aprendido a utilizar esas actitudes proteccionistas “a su favor”.
Be pensando en todo esto y otro día continuarás aprendiendo tú a conocerme…

domingo, 12 de febrero de 2012

La grasa parda.

Andaba yo buscando una manera fácil de adelgazar sin dejar de comer, ni tener que hacer ejercicio, cuando me topé con la grasa parda.
Me encontré con ella en un programa de radio en el que daban noticia de varios estudios de esos de no sé qué universidad en el que se afirmaba que pronto se encontraría un método “indoloro” para adelgazar.
Para ampliar me fui a mis fuentes (Wikipedia y Google) para descubrir lo que os voy a tratar de resumir.
El cuerpo humano está formado por varios tipos de tejidos. Uno de ellos es el tejido adiposo que puede ser, a su vez, de dos tipos: la grasa amarilla y la grasa parda.
La grasa parda, al parecer tiene una función específica que es la de mantener la temperatura corporal en condiciones de frío intenso. Dicho de otro modo, es la grasa que se emplea para quemar cuando hace frío y, así poder sobrevivir.
Os ahorraré, por innecesarios los detalles de cómo se metaboliza y todo eso.
Esta grasa está presente en pequeños mamíferos y en bebés de nuestra especie. Esa barriguita tan mona que va desapareciendo cuando la función de la grasa parda la desempeña el movimiento. Cuando el niño se mueve ya genera calor por medio del ejercicio y no necesita tanta grasa.
A estas alturas de conocimiento, mi dispersa e inquieta mente, ya había desistido de su propósito inicial de encontrar la dieta mágica. Por ser una mente inquieta y por los dos donuts de chocolate que me sirvieron de distracción mientras leía lo del metabolismo y eso.
Bueno pues que la cabeza se me disparó hacia un inquietante pensamiento. Más bien una duda. ¡No estoy gordo! Yo lo que soy es grasa parda.
Y vosotros también sois grasa parda. Eso sí, de la mejor, de la que mejor se funde para proporcionar calorcito y confort a un bebé sonrosadote y rollizo que, como hace una gélida crisis, va el tío y nos está fundiendo para continuar haciendo sus risitas y pedorretas para que a su mamá se le caiga la baba y le achuche amoroso su papaíto…
¿Me vais cogiendo el símil?
Pues sí. Somos la grasa parda. Nos cultivan para consumirnos. Somos la primera reserva de la que tirar y nos están haciendo servir para lo que hemos sido creados. Para fundirnos en su beneficio.
Nos hemos creído que éramos otra cosa. Que éramos seres con derechos. Que formábamos parte de una sociedad y no es así, no lo es.
Somos grasa parda que, convenientemente quemada, produce los millones de euros que cobra al año algún consejero delegado. los cientos de miles de los mismos euros que cobra alguna presidenta de Comunidad Autónoma. Los vergonzosos cientos de miles de millones que han salido de la gélida Grecia hacia la cálida Suiza.
Somos grasa parda de un inmaduro bebé que hace pedorretas para que a sus papás se les caiga la baba.
Ahora bien, también os digo que vuestro fin va a ser el mismo que el mío:
Cuando nos hayan derretido y convenientemente quemado para obtener de nosotros su calor y su consuelo, juntarán nuestros restos con los de los demás residuos metabólicos sólidos y nos expulsarán por vía rectal hacia dónde podamos encontrarnos con los restos de nuestros semejantes. Así todos juntos unidos a los demás restos de materia orgánica formaremos el compost suficiente que permita abonar el campo de alfalfa donde pasta la vaca que produce la carne que come la madre del bebé.
Así se encontrará saludable y amamantará a la criatura que acumulará de nuevo su reserva de grasa parda. Y le cantará la nana esa de
Duérmete, niño
Duérmete ya.
Qué la contrarreforma
En marcha está.
Esto será para nosotros un nuevo renacer que nos permitirá de nuevo cumplir la función para la que fuimos pensados y creados por Dios nuestro Señor.
Amén.

sábado, 11 de febrero de 2012

Date una tregua, muchacho.

Date una tregua, muchacho:
Protege tu corazón.
Los berrinches son muy malos.
¿Tengo o no tengo razón?

No tengas prisa al ponerlo,
Déjale tiempo al cocer.
Es mejor a fuego lento
En puchero el guiso hacer.

A la primera no enebro
Y a la segunda tampoco.
A la tercera ya empiezo
A ponerme muy nervioso
Así me paso la vida
De disgusto en sobresalto.
Tener paciencia querría,
Aunque para eso no valgo.
Pues entonces, buen amigo.
Date tú por enhebrado.

Si a la primera no sale,
Prueba a volverlo a intentar,
Es mejor. De nada vale,
Dejarlo y desesperar.

Paciencia que no te falte
Si quieres sobrevivir.
En dosis bien abundante
Que rebose hasta salir.
Porque la vida es tan terca,
Sabe sólo su camino.
Eres tu quién con paciencia,
Vas cumpliendo tu destino.
No te adelantes al mal,
Disfruta cada momento.
Que no te dé por pensar
En próximos sufrimientos.
Si no depende de ti.
De nada sirve temerlo.
Las desgracias por venir,
Hoy no sean tu lamento.

Date una tregua, muchacho:
Protege tu corazón.
Los berrinches son muy malos.
¿A que tengo yo razón?

viernes, 10 de febrero de 2012

Juanjo

Queridísimo amigo,
En los últimos tiempos has recibido muchas muestras de cariño y de reconocimiento, todas ellas merecidas, seguro.
Yo he visto como te rendían homenaje sincero tus alumnos y compañeros de los Colegios por donde hiciste ejercicio de la profesión, tu familia y amigos.
Me han contado que, en la despedida institucional de tu último destino como inspector, todo han sido alabanzas sentidas y parabienes emocionados. Que se chinchen, que ahora nos tocas a nosotros, los que vamos a tener la suerte de seguir disfrutando de tu amistad
De eso no te vas a jubilar jamás, ya me encargaré yo de ello.
No quisiera ser empalagoso en el halago, ni tópico en la alabanza, ni mucho menos frívolamente lisonjero.
Si fuese así, no me creería nadie. Tú, el primero.
Pero todos deben saber que más allá de un maestro emprendedor, luchador, innovador, seguramente con más entusiasmo que experiencia
Más allá de un inspector no convencional. Entendiendo por ello un tipo cercano y más comprometido que la media.
Más allá de ocupar con pundonor cargos de representación de tus colegas de profesión
Más allá de haber escrito y publicado.
Incluso más allá de ser maestro de maestros, de directores, de inspectores jefe, de subdirectores y directores generales.
Más allá de todo eso, eres persona que ha vivido y sufrido, que tienes necesidad de los demás, de su aprobación, cariño y compañía. Y, eso, a los tuyos se lo devuelves multiplicado.

Pues bien, querido, eso a mí ni me va ni me viene. Eso se podría decir de otros también.
Pero de ti, tengo que añadir algo que te hace especial para mí.
Cuando salgas de la ducha, desnudo, sin adornos, sin ropas, sin títulos, sin cargos, sin dinero en los bolsillos, feo y desgarbado, sin nada de que presumir, mírate al espejo, acuérdate de mí y piensa que tu fuiste aquel que tiró de mí cuando yo no podía, que me dejaste sentir que te importaba, que lo hiciste por nada.
¡Que se enteren todos, que lo sepan!:
¡Eres buena persona!
¡Gracias y…cuenta conmigo!
Quedo comprometido aquí, delante de todos.

jueves, 9 de febrero de 2012

El decálogo. Consejos para dar a los hijos 3: ””Aprende a oír: las oportunidades llaman a veces con voz muy baja.”

”Aprende a oír: las oportunidades llaman a veces con voz muy baja.”
Tanto que cualquier ruido, cualquier distracción nos impide escuchar con atención y cualquier preocupación nos hará pensar en amenaza antes que en oportunidad.
Tómate el tiempo y la tranquilidad necesaria para analizar con distancia los acontecimientos de la vida. No tomes apresuradamente los cambios como una amenaza ni los acojas sin valorarlos. Se prudente, pero sin cerrar tu mente a nada. Sé hábil y convierte lo irremediable en trampolín. Sé generoso contigo mismo y proporciónate oportunidades aunque te supongan vencer la pereza.
Por no perder ninguna oportunidad cuando me parecía que iba a tener muy pocas, me prometí no rechazar ningún ofrecimiento de distracción o de salir de la amargura. Y me ha funcionado. Aunque esa predisposición para aceptar inmediatamente cualquier oportunidad, me ha hecho tomar alguna decisión imprudente o improcedente e incluso perjudicial
Sé también astuto. Con la astucia sana del inteligente, no con la del traidor.
.
A veces, no es que las oportunidades llamen con voz muy baja, lo que ocurre es que tenemos un tapón en los oídos que nos impide escuchar.
Al cielo hay que mirarlo en la noche y en silencio porque ahí está, a la vista, el sinfín de rutilantes oportunidades recordándonos a quienes estamos aquí, sobre el suelo, que los logros se concretan en la Tierra. Ten ilusión, pero no seas iluso
No te mientas a ti mismo, aunque mientas a los demás.
No te digo que mientas, no. Lo que quiero decir es que no te engañes con argumentos de los que darías como disculpa al ser sorprendido en falta.
Si te pillan en renuncio, aprovecha la ocasión para aprender y rentabilizar tu error a tu favor y al de los demás.
Tampoco seas imprudente, pero que la excesiva prudencia no te paralice.
La astucia es una oportunidad magnífica de validar las percepciones, esas que te dicen sin palabras hacia dónde dirigirte, con quién encontrarte, qué buscar, dónde mirar, qué escuchar
En cualquier caso, será preferible rectificar, si es posible, al habernos equivocado, que no hacer, rechazar toda oportunidad y no emprender nuevas rutas.
Si te encuentras paralizado, aturdido, abatido y no sabes qué hacer. Y esto te hunde en la amargura y la tristeza. Si te notas incapaz, recuerda que no estás sólo, que tienes amigos, familia, gente que te quiere y apóyate en ellos.
Si crees que no tienes en quien apoyarte en tu entorno, busca ayuda. Pero ayuda de confianza, sé astuto también
En esto
Si es al contrario y eres tú quien puede ayudar a alguien para quitarse los tapones de los oídos, hazlo con tacto, ayudando al otro a que descubra su camino, a que analice las causas de su problema y hazlo con amor, con cariño, como te hubiese gustado que obrasen contigo.
Yo no he sabido hacerlo siempre así. Con las personas que más quiero, me resulta más difícil. Creo que me duele mucho ver mal a alguien querido y ese dolor me bloquea.

Te ofrezco aquí una historia, un cuentecillo al respecto que he visto publicado por ahí.´
“Ahora siento y pienso adentro lo que habrá dentro de mí,
Yo la busco y no la encuentro, mi manera de sentir,
Mi manera de sentir, mi manera de sentir,
Yo la busco y no la encuentro, alegría de vivir.”

La barbería del Sur

Jesús escuchaba esta canción una y otra vez. Se sentía un poco perdido y quería sumergirse (quizás ahogarse) en la profundidad de su sentimiento. Creía que mágicamente surgiría un remedio, y que con ello despertaría de su tristeza y la vida le sonreiría nuevamente.

Un día no pudo más y confesó a Gonzalo, su mejor amigo, que sentía que esta vez no podría levantarse. Gonzalo escuchó atentamente y supo que tendría que hacer algo más que simplemente asentir con su cabeza, decir despreocupadamente “que ya lo malo pasaría” o indicarle a su amigo la receta que con tantas ansias estaba esperando. Jesús necesitaba mucho más. Podía percibirlo en sus gestos, en su voz, en su mirada.

Sin pensarlo mucho, Gonzalo planificó un fin de semana en Cercedilla, donde de niños habían acampado tantas veces. Jesús no estaba muy convencido de que eso fuese a ayudar, pero aceptó. No perdía nada con ir. Era eso, o escuchar canciones melancólicas todo el día.
El sábado a primera hora de la mañana, Jesús y Gonzalo iniciaron el paseo que los llevaría hasta el alto. Gonzalo no había pronunciado una sola palabra en todo el camino. Jesús se sentía un poco desconcertado. A mitad de camino, llegaron a una explanada, desde la cual podían divisar la ciudad, lejos del ruido y el ajetreo. Gonzalo pidió a su amigo que le indicara que veía.

Jesús bromeó:
- Veo Madrid de la manera que más me gusta, tranquila en la distancia.
Horas más tarde, con una taza de café caliente entre sus manos, Jesús preguntó a Gonzalo porqué había estado tan callado todo el paseo. Gonzalo dijo:

- supuse que ibas a preguntar esto. Sabes que hablo mucho, pero esta vez quería escucharte, y más importante que eso, quería que te escucharas a ti mismo.
- ¿Escucharme a mí mismo?, dijo Jesús.
- Cuando te pedí que me dijeras que veías desde la explanada, comentaste que veías tranquilidad en la distancia.
- Sí, eso dije.
- ¿Cómo te sientes cuando estás en medio de Madrid, entre la gente, el tráfico, sin poder pensar?, preguntó Gonzalo.
- No muy distinto de como me he sentido toda la semana.
- ¿Crees que podrías hacer algo para sentirte tranquilo en la distancia, con tus problemas?
- No lo sé, me cuesta pensar que puedo sentirme nuevamente alegre.
- ¿Cómo te sientes ahora?
- Sin duda, ahora estoy alegre, pero no puedes comparar estar aquí, en medio de este paraíso y estar ahí abajo, donde están mis problemas esperando.

- ¿Por qué tus problemas no están aquí contigo?

- Ya te lo dije, porque me siento alegre. Estoy aquí con mi mejor amigo, la tarde está espectacular, he vuelto a escuchar nuevamente el cantar de los herrerillos que hace tiempo ni veía, me he reído mientras los niños jugaban alegremente cerca de mí y he sentido la brisa de la montaña en mi rostro.

- ¿Te das cuenta de lo que acabas de decir Jesús?

- No he dicho nada importante.

- Sí que lo has dicho. Yo acabo de escucharte decir que tus problemas te dejan tranquilo cuando te sientes alegre.
-¿Qué te parece si intentas imaginar que te colocas las gafas de la alegría, para sentirte bien allá abajo, en la ciudad?
- No me parece sencillo Gonzalo, aunque debo reconocer que tienes razón. No me he escuchado en mucho tiempo, ni he escuchado a amigos que como tu, me han ofrecido alternativas. Simplemente me he dedicado a juzgar negativamente lo que me han dicho. Sé lo que debo hacer para sentirme mejor, pero no he hecho nada.
- Por esto te he traído aquí. Sabía que para “escucharte más” debía “hablar menos”.
- Me conoces bien, finalizó Jesús, quien luego de un silencioso viaje había escuchado más de lo que pudo imaginar.
Fin del cuento.

miércoles, 8 de febrero de 2012

De tú.

Antes no me pasaba a menudo, pero ahora cada vez es más frecuente que la gente me tutee por la calle.
No creo que sea por la edad. Si fuese por eso, debería ser al revés.
Estoy empezando a pensar que es por la mezcla de dos circunstancias.
La primera que ahora ando más por la calle y, por lo tanto, tengo más ocasiones de relacionarme con los propietarios de la calle a las horas que las frecuento
Los amos son los señores, jubilados o solamente desocupados, que se entretienen como pueden mirando lo que pasa por la calle.
Y lo que pasa soy yo.
Cuando voy dando sartenazos con el bastón contra las farolas y demás mobiliario urbano, despierto su curiosidad y sus buenas intenciones.
Noto que me vigilan, protectores, sus ojos de señor mayor.
Si juzgan que estoy desorientado, me dicen cosas como:
- Ven más acá.
- Tira, tira que vas bien.
- Cuidado que tienes un coche subido en la acera.
Y otras cosas por el estilo
. La sensación de desvalimiento que se transmite hace que el que la recibe se coloque, inconscientemente, un escalón por encima. Lo que le da la superioridad suficiente para aplicar el tuteo con soltura.
La otra circunstancia debe ser, efectivamente, la edad.
Yo también soy un señor mayor que, desocupado, campeo por mis dominios igual que ellos.
Y ya se sabe que entre iguales lo normal es el tuteo.

martes, 7 de febrero de 2012

ALBERTO CONTADOR:

Nos han dado un buen palo, querido Alberto. A ti al que más, claro. Pero a los demás también.
Y es que eres un tipo de los que caen bien a casi todos. Caes bien por lo que haces, como lo haces y como lo cuentas.
Gracias a ti, hemos sido muchos los que volvimos a recuperar la ilusión que habíamos perdido en el ciclismo.
Habíamos dejado de practicar lo de la siesta con el Tour del mes de Julio.
Nos traía al fresco el Giro, como siempre. Y veíamos las imágenes de la vuelta confiando en que ganase un español pero con oposición cualificada.
Los intereses de algunos paisanos de Napoleón se van a encargar de amplificar a su gusto la sentencia esa del tribunal ese, pero a nosotros nos dará igual. Nos da también lo mismo que el Tour se lo adjudiquen al de Luxemburgo o a su hermano o a la tía de ambos. Nos da igual porque el que lo ganó fuiste tú.Que yo lo vi. Lo ganaste porque dejaste atrás a los demás, sudando y retorciéndote más de la cuenta sobre la bici. Te costó sufrir y todos nos dimos cuenta que no te fue fácil.
Los habrá que tengan duda de la limpieza de tus gestas, claro. A mi no me importa porque lo que si me va a importar es que, por encima de todo vuelvas a mantener mi ilusión por el ciclismo.
Quiero que vuelvas a emocionarme con tus continuos ataques, como en el último Tour, ese en el que no estabas en el mejor momento pero que no dudaste en intentarlo hasta el final.
No me importará si no ganas, pero sí que lo intentes.
Demuestra a los que te creemos que eres el tipo fantástico que querríamos de yerno o de cuñado.
Para los que interesa tu posible desprestigio, haz una exhibición de pundonor y, si al final, la sentencia debe ser cumplida, acátala, como hacen los hombres. Aprieta los dientes y entrena. Con la cabeza alta, colócate en la línea de salida de la primera carrera en la que puedas competir. Déjate todo en la competición y si ganas, dedícanoslo a los que creemos en ti. Si no ganas, no te quejes y promete volverlo a intentar en la próxima ocasión.
No guardes rencor a tus enemigos. Hazles saber que no son tan importantes.
Sigue adelante, campeón.
Pero si al final decides que no te vale la pena. Que estás cansado o que no quieres. Si decides que abandonas, por mi parte, lo comprenderé. Me guardaré la bandera con la que pensaba acercarme a los Campos Elíseos este o el próximo año. Dejaré para mejor ocasión los botes de pintura que utilizaría para escribir tu apellido en el asfalto de muchas carreteras. Y me consolaré acariciando la idea de que si tu lo has decidido así, que así sea.
Pero estoy seguro de que mañana saldrás a dar una rueda de prensa en la que nos comunicarás tu intención de continuar adelante.
Estoy seguro de ello, campeón.
Vamos a dejar para los profesionales de opinar la cuestión de la justicia o injusticia de la sentencia del tribunal. Les dejaremos que opinen sobre la tirria que nos tienen los franceses.
Que te van a querer utilizar en beneficio propio está claro. Cada uno para sus fines.
Yo también: Nosotros a lo nuestro, la bici.