LA VIDA SIN PRISA. TIC-TAC. TIC-TAC...

La vida es un tic-tac que se puede llenar con una redonda, o con dos blancas, o con cuatro... Todo estará bien siempre que sea con algo que merezca la pena y ... sin prisa.

lunes, 30 de abril de 2012

COCINANDO A TIENTAS: Evolución de la adafina (cocido madrileño)

Que todo el mundo sabe hacer cocido, es cosa sabida.
Que en cada pueblo se hace de una manera, también es sabido.
Que el de su pueblo es el mejor, cada cual lo defiende.
Pero no es tan sabido que tal y como lo conocemos hoy en Madrid es, probablemente, una evolución de la “Adafina” o “Adafaina”. Ese plato sefardí cuyos ingredientes principales eran los garbanzos y la carne de cordero, que recibía el nombre del recipiente debido a que por tradición se elabora en una olla de barro durante la noche del viernes y se come durante el Shabat. Este plato es citado como “Olla podrida” por Cervantes y otros escritores.
Bueno pues a mí me toca hacer hoy un cocido.
Para ello, anoche, Maribel puso en remojo los garbanzos. Los garbanzos son zamoranos, de esos garbanzos pequeños que se conocen como de Fuentesaúco.
Como el cocido no requiere de una laboriosa preparación de los ingredientes y lo voy a hacer en la olla exprés, no queda mucho más que decir que los ingredientes que se pondrán en la olla cubiertos de agua, aparte de los garbanzos, serán:
Patatas y zanahoria.
Hueso de caña y morcillo de ternera.
Punta de jamón, tocino, chorizo y morcilla.
Un cuarto de gallina.
Sal.
Y a la olla.
Aparte se cuece repollo y, cuando lo pongamos en la mesa, lo acompañaremos con unas cebolletas y unas guindillas, de esas alargadas, que se suelen encontrar en vinagre.
Legumbres, verduras, carnes…
No es de extrañar que el cocido constituyese un plato que se encontraba en la mesa de los madrileños todos los días, excepción hecha de los de vigilia, en los que se sustituía por el potaje de vigilia, que la próxima cuaresma os contaré.
Cuando vas a un restaurante de los de menú del día, te ponen el cocido con el caldo en forma de sopa, de primero y el resto, de segundo.
Sin embargo, la presentación tradicional es la de los tres vuelcos:
El primero, el caldo en forma de sopa aromatizada con hierbabuena. Acompañada por las cebolletas y guindillas.
El segundo las verduras rehogadas con ajo y pimentón, junto con los garbanzos. Se acompaña de una salsa ligera de tomate con cominos.
El tercero el de las viandas, troceadas, guarnecidas con la pelota, que es una masa de miga de pan y huevo que se fríe y se cuece en el caldo durante un buen rato.
Como no están los cuerpos para tanta contundencia, os voy a contar lo que solemos hacer en casa con el cocido, ayudados por el congelador y los “tupers”.
El primer día, tomamos plato único a base de los garbanzos con la verdura, picando el chorizo y la punta del jamón.
El caldo se queda para hacer sopa como primer plato de otro día.
Las carnes, se preparan como croquetas para un segundo plato de otra comida.
Además, si se te ha ido la mano en las cantidades, se prepara una ropavieja, que también os explicaré en mejor ocasión cuando tenga tiempo, porque ya se me está haciendo tarde para poner la olla.

domingo, 29 de abril de 2012

¡Adiós, Guardiola!

Con esto del fútbol me pasa lo mismo que con los demás vicios: no tengo medida y no puedo dejarlos.
Sé que es perjudicial social, moral y económicamente. Incluso de dudoso beneficio para la salud física.
Pero es que es tan antiguo. Está tan arraigado.
Los gladiadores de la antigua Roma eran algo así como los Mesi o Ronaldo actuales. Mercenarios reclutados a la fuerza o de buen grado. Que sacaban jugo de la situación y eran utilizados por otros en su propio beneficio.
Era inmoral y lo sigue siendo.
Otros hacen negocio y nos deben dinero vía impago de impuestos y cuotas a la Seguridad Social.
Luego están los que viven de corear o de abuchear con un micrófono en la mano.
Y luego estamos los que disfrutamos cuando gana nuestro equipo.
Ahora que has dicho que te vas, me empiezas a caer mejor. No digo que bien, sólo que mejor.
Cuando te nombró Laporta, y los primeros partidos no se te dieron nada bien, pensé que ibas a durar poco.
Como casi siempre, me equivoqué.
Pero esta vez, no me he equivocado. Porque simplemente no he opinado, ni pronosticado.
¡Pues vaya gracia! Esto del fútbol es eso: opinar y pronosticar. En contra o a favor. Es lo mismo. Lo que hay que hacer es entretenerse y jorobar al contrario.
Y tú si que sabías hacerlo. Jorobar con tus modales de modosito “nuncahematadoniunamosca”
Pero se te estaba viendo el plumero con las casi vacas flacas que se le avecinan al Barça.
Que no quiero decir que seas mejor ni peor que yo. Lo que quiero decir es que se te estaba notando y que tú no estabas a gusto con ello.
Me da mucha lástima verte sufrir y es por eso que me alegro de que hayas decidido no continuar como entrenador del Barça.
Pero por lo que más me alegro es porque he sido yo quien ha descubierto la estrategia que tenías pensada para la despedida. Una despedida que tú sabías cierta desde hace ya bastante tiempo.
La estrategia en cuestión era la de machacar con lo de que era imposible ganar la liga remontando los puntos de diferencia con el Madrid.
Si acertabas, ganabas y si no acertabas, ganabas también.
Nada original, majete. Eso también lo hace Isa cuando, en la porra del bar, apuesta porque pierde el Madrid. Si gana la porra, gana. Si pierde la porra, gana el Madrid y ella tiene algo por lo que alegrarse.
Lo de Mou es otra cosa. Éste lleva el plumero en alto y, no sólo lo enseña, también atiza con él en el ojo del primero que se le cruza malencarado.
- ¡Eh, tú. Me has mirado!

Y es que lo peor que se le puede hacer a Mou es sostenerle la mirada. Salvo si eres Pepe. Ese antes de mirarte te ha sacudido un picotazo de avestruz que ya verás como te sacas el pico sin que se te salga el cerebro detrás.
Y los miles de millones que se embolsan los pajarracos que vuelan en círculos alrededor de la carroña.
¡De dónde sale el dinero de aquel ruso o de aquel jeque o de el indio o de…?
Pues de donde va a salir. De hacer horas extras en las cajas del Carrefour.
Ya no me parece bien que Rato gane 1.5 millones al año, como para que me pueda parecer bien que el jugador 135 de la liga española gane 6 millones de euros al año.
Es todo un despropósito.
Y yo aquí enganchado y con mono. Menos mal que ya queda menos para la Eurocopa.
Soy un yanqui aborreciendo la heroína que me juro a mi mismo que lo voy a dejar.
Pero no puedo. No puedo y, en el fondo, no quiero: ¡Son tan guapos estos mercenarios – gladiadores!
El año que viene lo dejo. Lo juro por Arturo, el de la patronal.

sábado, 28 de abril de 2012

Abriguito de piqué.

Abriguito de piqué
Que lucías inconsciente
De lo guapo que estás niño
De sonrisa permanente.
Todos te querían mucho:
Eras como un juguete
Nada sabías entonces.
Tampoco ahora lo sabes.
Sin embargo ríes siempre:
Eso llevas por delante.
Mira que ya pasó tiempo
Desde que eras un juguete.
Tu mecanismo es muy simple.
Te dan cuerda y te meneas.
Te aplauden las ocurrencias
Y en agradar te esmeras.
Te colocan tu abriguito
Y te sacan a la escena.
Te luces como haces siempre,
Mientras ellos palmotean.
Esta es la eterna canción
Que aprendí desde la escuela.
Da lo mismo lucir tipo,
recitar de memorieta,
o inventar grandes hazañas
Con tal de que alguien lo vea.
Al que estuvo no hace falta,
Pero al que no, se lo cuentas.
Hasta ponerte pesado,
Hasta que de ti aborrezcan.
Hasta que llegue el azote
De la cruel indiferencia.
Harás pucheros entonces
Por provocar compasión.
Mira que carita pone,
Ya has logrado su atención.
Mientras ellos palmotean.
Esta es la eterna canción
Abriguito de piqué
Que lucías inconsciente
De lo guapo que estás niño
De sonrisa permanente.

viernes, 27 de abril de 2012

La cesárea.

Esto que me ha pasado puede ser considerado como una cesárea. ¿Una cesárea recomendada porque se había detectado que el feto, o sea yo, estaba sufriendo?
El sufrimiento fetal. ¡Qué saben ellos de sufrimiento o de placer!
Ellos tienen una idea equivocada de lo que es el sufrimiento.
Allí estaba yo, tan a gusto, tan ricamente. Estaba esperando el nacimiento inverso que me devolviese al vientre de mi madre.
Pero, no. No podían dejarme en paz.
Cuando empecé a escuchar el ruido me dije que no podía ser, que no quería. Parecía que estaban escarbando unas patas de animal…
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Los del psiquiátrico tuvieron mucha prisa por enterrarme. Les convenía. Tenían mala conciencia de haberme provocado ellos la muerte y pensaron que lo mejor era enterrarme rápidamente. Sin autopsia, sin pruebas.
Se debieron llevar una sorpresa descomunal cuando llegaron los del juzgado con la orden de exhumar mi cuerpo para hacer la autopsia y la exigencia de que les acompañasen.
Sólo llevaba un día enterrada y… si que se habían dado prisa con los trámites del juzgado.
Al parecer, no era el primer caso en el que se les había ido la mano con los tratamientos (químicos o eléctricos).
La policía estaba sobre aviso y actuó rápidamente.
El resultado es el de mi renacimiento por cesárea inversa.
Me han trasladado a otro lugar que no sé exactamente lo que es, pero me parece como el otro.
También hay habitaciones acolchadas y correas en las muñecas y en los tobillos. Pero la gente que me ha tratado tiene una expresión amigable en el rostro.
No he conseguido verle la lengua a ninguno, pero me parece, por sus miradas que no les produzco ningún miedo y eso me gusta.
¿Qué va a pasar ahora? Es la primera vez en mucho tiempo que no lo sé de antemano.
Me han puesto varias inyecciones, pero ninguna descarga.
No lo recuerdo bien pero me pareció entender que el juez había dicho algo así como que a esta pobre mujer hay que devolverle la dignidad.
¡Qué cosas! Yo tengo dignidad. Nadie me la ha podido quitar nunca.
Sólo espero que no se enteren de que fui yo misma la que les engañó haciéndoles creer que estaba muerta para que me dejasen tranquila y me permitiesen volver a nacer.
¿Qué va a pasar ahora?
Ahora el chirrido de la puerta. Chiiiiiiiiirrrriiiichirrrriiiiii. Chiiiiiiiiirrrriiiichirrrriiiiii. Chiiiiiiiiirrrriiiichirrrriiiiii. Chiiiiiiiiirrrriiiichirrrriiiiii.
La cerradura. Charkleeengggg Xaarsnkckclrrchchj, Xaarsnkckclrrchchj, Xaarsnkckclrrchchj.
Los pasos
Claaasssspppppssppppsssspppp, Claaaaaasssspppppssppppsssspppp,

Los mismos ruidos de siempre.
- Mire, este señor es un abogado que viene a hablar con usted…
- ¡Esto sí que es una novedad!

jueves, 26 de abril de 2012

El nombre de las casas.

Lo más probable es que sea ésta una de esas ideas que se te meten en la cabeza y, que a fuerza de repetirlas en voz alta, se convierten en verdades absolutas. No lo sé, pero el caso es que yo lo creo y que además lo practico.
A las casas hay que ponerles nombre.
¿Por qué?
Las casas, al albergar a personas, se quedan impregnadas con el tiempo de algo de ellas y viceversa. Ese es uno de los motivos para darles nombre. Por otra parte, es mejor reconocer una casa por el nombre que alguien legitimado para ello, les haya puesto, que hacerlo simplemente por el nombre de la calle y su número. A efectos administrativos, esto está bien, pero haciéndolo así, se despersonalizan.
Mi amiga Maribel le pone nombre a sus coches. Debe ser por alguna razón parecida a las mías, Conozco a Bruno y a Darío y me caen bien.
Hay casas que, por su importancia, se conocen mundialmente por su nombre: El Palacio Real de Madrid es eso, el Palacio Real, y no la finca nº tal de la calle cual.
¿Quién está legitimado para ponerle nombre a una casa?
No lo sé, pero el caso es que eso se sabrá si el nombre arraiga en sus sucesivos moradores. O visitantes.
Yo le he puesto nombre a varias casas.
Para algunas si debía estar legitimado porque el nombre ha permanecido en el tiempo. “El Palomar” es el nombre que le di a la casa en que nací.
“Palomar” a secas es el nombre de la casa donde vivo. Y es en la primera en la que me atreví a ponerlo en la fachada. Luego vendrían otras.
“Ca Gasparolo” es el nombre de la casa en la que nació y vivió Maribel y que era la casa de sus padres.
Lo de estar legitimado para poner nombre a las casas es importante. Por lo menos tenemos que tener el permiso de los que sí lo estén.
Cada cual puede hacer lo que le venga en gana, estaría bueno que si le ponemos a una persona el nombre de Angustias, no íbamos a ponerle a una casa el nombre de “Villa no sé qué…”. Faltaría más, pero eso de villa…, creo que no lo haré yo.
En cierta ocasión, nos atrevimos, Maribel y yo, a llevarles a unos amigos las letras en cerámica para que le pusiesen nombre a su casita en la sierra. Pues bien, con el tiempo y las obras, se ve que no cuajó el nombre y ahora figura otro, que es sólo parte del que había.
No sé porqué, pero tenía que hablar de estas cosas..

miércoles, 25 de abril de 2012

Cocinando a tientas: Pasta tirada con verduras y hortalizas.

Esta es una receta que viene muy bien para evitar la carne y para hacer un plato sano y con aporte de vitaminas e hidratos de carbono.
Lo del nombre viene a cuento de que es barato y se hace casi todo en tiras. ¿Qué habíais pensado?
Vamos a necesitar pocos ingredientes y ninguno de ellos va a ser extraordinario.
A saber:
Pasta en tiras largas de esa que cada fabricante llama como le parece. Hay una que venden en Mercadona y que son tiras de color verdoso que sale muy buena.
Verduras y hortalizas. Cebolla, pimiento rojo o verde, calabacín, zanahoria, champiñones en láminas, tomate… incluso calabaza.
Aceite de oliva, sal y pimienta al gusto.
Preparación:
Se cuece la pasta según las indicaciones del fabricante o la experiencia del cocinero.
Para cocineros sin experiencia o con experiencias negativas, se sugiere lo siguiente:
Método universal para cocer 100 gramos de pasta seca

Necesitarás:
Una cacerola con capacidad de 2 litros en adelante.
Un escurridor para pasta, sirve de metal o de plástico.
Una cuchara de madera para remover.
Un tenedor o cuchara para probar la pasta.
Tenedor o accesorio para sacar la pasta del escurridor al plato.
Plato o platos. Mejor hondo.

Pasta para cocinar. br />Sal. Normal o yodada, como quieras. Mejor sal fina que gorda o en roca.
Agua. Sirve del grifo.
* Pon como mínimo 1 litro de agua en una cacerola grande. Se suele poner 2 litros y hacerla en una cacerola mediana. Si echas 1 litro de agua en una cacerola muy grande no llegará ni a cubrir la pasta, así que puedes medir la cantidad de agua según el alto de la cacerola. Que se llene al menos a las 3/4 partes de su capacidad.
* Ten en cuenta que la pasta cuando se cuece, crece, así que no uses una olla o cacerola muy pequeña.
* Enciende el fuego al máximo y deja que hierva el agua. Usa un quemador, fuego o vitrocerámica del tamaño del fondo de la cacerola. Ponerla en uno mucho más grande no va a hacer que el agua hierva antes.
* Echa 1 cucharadita de sal al agua según comience a hervir. Si la echas antes puede soltar cierto olor extraño que podría afectar al olor de la pasta. Si echas la sal después de la pasta puede que no le dé tiempo a disolverse bien en el agua. La sal potencia el sabor de la pasta y ayuda a mantener su forma.
* Deja pasar unos segundos y añade la pasta. Remueve inmediatamente para que no se pegue entre sí.
* Cuando añades la pasta el agua puede enfriarse ligeramente, así que mantén el hervor a fuego máximo hasta que rompa a hervir con fuerza de nuevo.
* Baja el fuego al medio-alto. No lo dejes al mínimo. Es mejor que se cueza con el fuego bastante alto para que siga hirviendo.
* Si echas la pasta antes de que hierva bien, o la cueces a una temperatura que no mantenga el hervor, la pasta absorberá demasiada agua y se quedará blanda.
* No cubras la cacerola una vez echada la pasta, pero si lo haces baja el fuego para que siga hirviendo pero no se salga el agua. Con la tapa puesta se condensa mucho más el calor. Quita la tapa de vez en cuando para remover para que no se pegue la pasta. Cocinar la pasta con la tapa puesta no acelera la cocción.
* Vigila la pasta y comprueba el punto de cocción un par de veces. Lee el envase para ver cuánto tiempo recomiendan para que quede “al dente”.
Los minutos que indican son los que deben pasar desde que echas la pasta al agua hirviendo hasta que la retiras al escurridor.
* Si cuando pruebes la pasta aún no está hecha, pruébala cada 30 segundos para evitar que se pase. Ayúdate con un tenedor o cuchara. Saca una pieza del agua, sopla para no quemarte y pruébala.
* La pasta debe cocinarse “al dente“, que significa que la pasta debe estar tierna pero con un puntito firme. No dejes que la pasta se ponga demasiado blanda. El tiempo que tarda en quedar “al dente” depende de los ingredientes de la pasta, de su forma y su grosor.
* Ten el colador a mano en el fregadero para sacar la pasta antes de que ésta termine de cocerse. Cuando la pasta esté hecha, quítala del fuego inmediatamente (apaga el fuego y usa un par de trapos si fuese necesario para coger las asas de la cacerola).
* Saca la pasta lo más rápido posible (ten cuidado de no salpicarte, es agua hirviendo) porque seguirá cociéndose en el agua caliente. Agita ligeramente el escurridor para pasta pero no la dejes escurrir y secar completamente. Así no se pegará entre sí y mantendrá mejor su forma.
Como vamos a acompañar la pasta con hortalizas, habrá que hacerlas o, si no las tienes, puedes encargarle a la vecina que, de paso que va al supermercado a, haga el favor de traerte uno de los precocinados esos de verduras salteadas y luego te tiras el farol de que lo has hecho tú todo.
Si no lo haces así, tendrás que hacer algo parecido a lo siguiente:
Limpiamos y Lavamos bien las verduras y hortalizas.
Cortamos a continuación la cebolla, el pimiento y la zanahoria, en tiras de un ancho parecido al de la pasta. Y las ponemos a sofreír en la sartén a fuego no muy alto.
Mientras se van haciendo, cortaremos las otras verduras, que al tardar menos en hacerse, añadiremos más tarde a la sartén. Cuando estén más o menos a nuestro gusto de cocción corregimos el punto de sal y ya está.
Solo falta servir y añadir pimienta al gusto.
Parece muy sencillo. Y lo es. Pero el resultado está muy rico.
A mí como más me gusta es con la pasta al dente, las hortalizas poco echas y con un regustillo marcado de pimienta. Si se acompaña de un verdejo de Rueda, pues divino.
En mi casa se toma como plato único porque servimos una ración abundante.
Espero que hoy me quede buena, porque he invitado a Isa a que venga a comer, para que luego me regale los oídos con eso de ¡Papito lindo!

martes, 24 de abril de 2012

Pepe Gotera y Otilio, reformas en general.

Pepe Gotera y Otilio,
Reformas en general.
Marianico y sus muchachos,
El desastre nacional.


Mira que tengo paciencia,
Pero ya resulta poca.
Sólo escucho de tu boca
Con altiva impertinencia:
Hay que ajustarse la ropa

De recortes no me hables.
Con aspecto de elocuencia
Sueltas tus impertinencias
Para que otros luzcan trajes
Sin pagarlos, que indecencia.

Te has subido en el machito
Contando voto tras voto.
Pero te parece poco
y a los parientes y amigos
vas y los subes contigo.
Aunque carezcan de coco.

Hasta cuando te valdrá
Excusarte con la herencia.
Que con tanta impertinencia
Planteas como verdad
Porque al final se sabrá
Que lo tuyo no era ciencia.
Sólo querer gobernar
Que con sólo tu presencia
Confianza nos tendrán.
Era cosa bien sabida.
Ahora hasta en Argentina
Nos quieren ya chulear.
Porque allí les aplicamos
La receta conocida
De quedarnos sus recursos
Y dejarles solo el IVA.
Y pelillos a la mar.

Anuncias nuevas medidas
Para reformar el fisco.
Cada día, una historia
Y sin tocar a los ricos.

Que si amnistía fiscal,
Que si facturas con IVA
Que si Bla, bla, bla, bla.
Sube que sube la prima.
Cada vez que dices algo
La bolsa baja que baja
Y sube que sube el paro.
Deja tu boca cerrada,
Para que nos quede algo.

Me mosquea el silencio
De los cuervos santurrones.
Estarán saboreando
De su botín las raciones.

Mientras tanto pegan palmas
Los aviesos empresarios,
Los banqueros avarientos
Los elegantes corsarios.

Lo dijo el ministro Wert,
No hacen falta tantos profes
Para educar a los hijos,
A los hijos de los pobres.

Para contar sus reformas,
Abrió la boca la Mato
Lo habría explicado mejor
De la cuadra cualquier asno.

Llena su boca la ESPE.
De que no ha subido el metro
No será querida mía
que no sabes ni que es eso.

Para mandar en la tele,
Hay que elegir un Consejo.
Antes era necesario
Que se llegase al consenso.
La reforma ahora dice
que lo haga el gobierno.
Así podrá mangonear
Y colocar a más yernos
que agradezcan el cargo
adulándoles sin cuento.

Mira que habla bien Ana,
Que razón tiene el ministro,
Que majete gallardón.
Montoro parece listo.

Doña Esperanza es muy noble.
Delicada y fina Rita.
Que elegante la Botella.
Que salada Sorayita.



Pepe Gotera y Otilio,
Reformas en general.
Marianico y sus muchachos,
El desastre nacional.

lunes, 23 de abril de 2012

Cosas de abuela y nieto.

Me acurruco en el rincón
Y me quedo calladito.
Oigo a la abuela roncar
Me hacen gracia sus bufidos.

Lo he visto hacer a mi tío.
Mi tío que era muy bueno.
Yo también lo quiero hacer.
Ya veremos si me atrevo.

He reunido ya el valor,
me acerco muy despacito.
Con la punta del pañuelo
Hago así como un nudito.

Se lo acerco a la nariz
Donde asoman los pelillos.
Ya lo nota, ya lo nota.
Ha pensado en un mosquito.

Se rasca un poco irritada
Y manotea dormida.
Jamás podría pensar
Que aquel nieto lo haría.
Si tuviera que jurar,
Siempre a mí me exculparía.

Ahora que me doy cuenta,
Ya no lo puedo arreglar.
Hace mucho que te has ido
Para no volver jamás.

Dolor de mi corazón,
Crueldad de infancia la mía
No lo puedo reparar
Si fuese hoy no lo haría.

No seas tonto nietecito.
Que yo todo lo sabía.
Fingía no darme cuenta,
Porque a ti te divertía.,

Me estás malcriando, abuela.
Antes dejabas hacer.
Ahora consuelas mintiendo.
Así no voy a crecer.

domingo, 22 de abril de 2012

El Decálogo. 09 cuida tu reputación.

” Cuida de tu reputación: es tu mayor capital”

La reputación entendida como:
Prestigio o estima en que son tenidos alguien o algo. Que es lo que dice la RAE. En la segunda acepción de la entrada en su diccionario.

Pero sin perder la estima que te tengas a ti mismo. No vaya a ser que te encuentres entre necios o impresentables, moralmente hablando, y sea mejor que no te tengan ningún cariño ni estima.
Ya sabes lo del Quijote: “Ladran, Sancho. Luego cabalgamos…”

Algunas frases que abundan en el tema:
“El bien puede resistir derrotas; el mal no”. Tagore
“El modo de adquirir buena reputación es esforzándose en ser lo que se desea parecer”. Sócrates
"Cuida tu reputación, no por vanidad, sino para no dañar tu obra y por amor a la verdad.". Amiel, Henri Frédéric.
"He perdido mi reputación. Pero no la echo en falta. . West, Mae.
"La buena reputación es conveniente dejarla caer a los pies de la cama. Hoy tienes una ocasión de demostrar que eres una mujer además de una dama". Sabina, Joaquín.
"Las heridas que te causa quien te quiere, son preferibles a los besos engañadores de quien te odia.". Salomón.

“Una mala reputación es una carga, ligera de levantar, pesada de llevar, difícil de descargar”. Hesíodo
“El que sólo practica la virtud para conquistar una gran reputación está muy cerca de caer en el vicio”. Napoleón I
“Una gran reputación es un gran ruido: cuando más aumenta, más se extiende; caen las leyes, las naciones, los monumentos; todo se desmorona. Pero el ruido subsiste”. Napoleón I

Piensa en ello, aunque al Napoleón ese no hay que hacerle mucho caso: nurió envenenado y desterrado.


Por si no la conoces te pongo aquí la letra que cantaba Paco Ibáñez del poema de Georges Brasens y la dirección de Internet dónde podrás escucharla. Trata el tema de ir contra corriente, que a veces es necesario, aunque te cueste la reputación.
Georges Brassens
LA MALA REPUTACIÓN

http://www.youtube.com/watch?v=VnboTzpy2QM


En mi pueblo sin pretensión
Tengo mala reputación,
Haga lo que haga es igual
Todo lo consideran mal,
Yo no pienso pues hacer ningún daño
Queriendo vivir fuera del rebaño;
No, a la gente no gusta que
Uno tenga su propia fe
No, a la gente no gusta que
Uno tenga su propia fe
Todos todos me miran mal
Salvo los ciegos es natural.

Cuando la fiesta nacional
Yo me quedo en la cama igual,
Que la música militar
Nunca me pudo levantar.
En el mundo pues no hay mayor pecado
Que el de no seguir al abanderado
Y a la gente no gusta que
Uno tenga su propia fe
Y a la gente no gusta que
Uno tenga su propia fe
Todos me muestran con el dedo
Salvo los mancos, quiero y no puedo.

Si en la calle corre un ladrón
Y a la zaga va un ricachón
Zancadilla doy al señor
Y he aplastado el perseguidor
Eso sí que sí que será una lata
Siempre tengo yo que meter la pata
Y a la gente no gusta que
Uno tenga su propia fe
Y a la gente no gusta que
Uno tenga su propia fe
Tras de mí todos a correr
Salvo los cojos, es de creer.

Ya sé con mucha precisión
Como acabará la función
No les falta más que el garrote
Pa' matarme como un coyote
A pesar de que no arme ningún lío
Con que no va a Roma el camino mío
Que a le gente no gusta que
Uno tenga su propia fe
Que a le gente no gusta que
Uno tenga su propia fe
Tras de mí todos a ladrar
Salvo los mudos es de pensar.

sábado, 21 de abril de 2012

Las cuatro reglas, no más.

Para mandar sólo hacen falta
Las cuatro reglas, no más
Dos para los que mandan:
Multiplicar y sumar.
Para nosotros las otras.
Dividir y luego restar.


Que ignorante era antes:
Pensaba que reformar
Lejos de lo que, hoy, hacen,
Consistía en arreglar,
En hacer mejor las cosas.
Para el común bienestar.

Pero resulta que, tonto,
¿no te habías dado cuenta?
El diez por ciento vive bien
Si jode al otro noventa.

te lo voy a explicar,
Si tienes un momentito.
Presta atención a la cuenta
Que hacen estos malditos:

Noventa por uno, noventa.
Entre diez, caben a nueve.
A ti no te cuesta mucho.
Para mí, es suficiente.

Si le quitas la mitad
A uno que gana mil,
Le haces un desgraciado
que ya no podrá vivir.

Cosquillas le harían a Rato
Siendo también la mitad,
Quitarle tres cuartos de kilo
Del millón y medio anual.
Que le pagamos los tontos
Que en Bankia guardamos caudal.

Entre reforma y recorte,
Alguno se va a forrar.
Menos escuela pública,
Menos cartera en sanidad,
Más caros los transportes,
Menos protección social.
Negocio para algún cuñado,
Será el resultado final
De la carrera de ajustes
Que no ha hecho más que empezar.

¡Que se vayan a la mierda!
¡Y que nos dejen en paz!

Para mandar sólo hacen falta
Las cuatro reglas, no más
Dos para los que mandan:
Multiplicar y sumar.
Para nosotros las otras.
Dividir y luego restar.

Que ignorante era antes:
Pensaba que reformar
Lejos de lo que, hoy, hacen,
Consistía en arreglar,
En hacer mejor las cosas.
Para el común bienestar.

viernes, 20 de abril de 2012

Recién nacida.

Está decidido. Me voy a quedar así, quietecita, calentita, con los ojos cerrados, con el dedo gordo entre los labios, acariciándome el muñón de la lengua.
¿Se puede llamar muñón a esto que se mueve dentro de mi boca?
No recuerdo haber estado nunca así de agustito. Tan conforme con la situación.
¿Qué cuál es mi situación?
Pues resulta que me acabo de cortar media lengua con unas tijeras de podar que tenía escondidas en el estanque del patio, bajo los nenúfares. Unas tijeras que, sin duda por descuido del jardinero del psiquiátrico, me han servido para librarme de una infección que me contagió un segurata de aquí mismo cuando le seduje para arrancarle la lengua con mis dientes: era un cerdo que se reía de mí porque pensaba que estaba loca.
Eso lo debió deducir porque una jueza frígida de mirada sarcástica le hizo caso a la policía cuando le contó en el juicio que yo había entrado en la farmacia con un cuchillo para atracar y, de paso, llevarme unas anfetas. Les creyó y ordenó que me encerrasen aquí.
Mentira, todo mentira. Yo fui a buscar sacarina, polvos blancos que me ayudan a engordar. Porque yo decesito engordar, para estar fuerte y, así convencer a la otra jueza de que me devuelva la custodia de mis dos hijos. Aunque bien mirado, con veintiocho y veintiséis años, que tienen cada uno, ya no necesitarán que nadie los custodie.
¿Qué estaba yo pensando? Ah, sí.
Pues no, no lo recuerdo, pero seguramente cuando estaba dentro de la matriz de mi madre, debía sentirme de la misma manera.
¡Cómo me gustaría quedarme así para siempre! aunque sería mejor nacer otra vez, pero al revés: volver a entrar y flotar allí.

Ahora el chirrido de la puerta. Chiiiiiiiiirrrriiiichirrrriiiiii. Chiiiiiiiiirrrriiiichirrrriiiiii. Chiiiiiiiiirrrriiiichirrrriiiiii. Chiiiiiiiiirrrriiiichirrrriiiiii.
La cerradura. Charkleeengggg Xaarsnkckclrrchchj, Xaarsnkckclrrchchj, Xaarsnkckclrrchchj.

Claaasssspppppssppppsssspppp, Claaaaaasssspppppssppppsssspppp,

¡Por Dios, avisad al doctor! ¡Creo que está muerta!
No, no lo estoy. Se lo han creído y, si consigo mantenerme sin respirar el tiempo suficiente, lo mismo me entierran y puedo quedarme metidita en el ataúd para el resto de mi vida.
¡Espero que no se les ocurra hablar de incineración!, porque eso me obligaría a deshacer el engaño. Nunca he aguantado los sofocos y menos desde la menopausia.

He oído decir que el entierro será a las doce. ¿Qué hora será ahora?

Me están envolviendo en una sábana. Por lo menos está limpia.
Me cogen entre dos y me colocan en… un ataúd.
Me palpita el corazón, desbocado. ¡Calla, loco. Que nos van a descubrir!
Eso debe ser la tierra sobre el ataúd.
Silencio…
Silencio…

Y quepo en posición fetal. ¡Esto es vida!

jueves, 19 de abril de 2012

¿Perdonado?

Eso de pedir disculpas y hacerlo enseguida está bien.
Únicamente un pero.
Pero, ¿No era necesario cumplir varios requisitos para que se produjese la absolución?
Si no recuerdo mal había que:
Hacer examen de conciencia. Hecho.
Tener dolor de los pecados, Vamos a decir que sí, que lo tienes.
Hacer propósito de la enmienda, Bueno, anda, qué sí, que parece que vas a ser bueno.
Decir los pecados al confesor, Se puede considerar que sí.
Reparar el daño causado. Amiguito ahí te han dado. Todo el daño. A saber, la vida de los bichos, las facturas, la mofa y el escarnio de las palabritas desde el púlpito del mensaje navideño…. ¡Venga, majete, a la tarea!
Cumplir la penitencia. No sé bien cómo podríamos llegar a un acuerdo. Yo propongo que se podría habilitar un número de teléfono al que mandar mensajes con el texto penitencia real y luego, la sugerencia de cada cual. Por si esto cuaja, allá va la mía: Tienes que conseguir que tu señora te perdone sin hacértelo pagar en humillación y para demostrarlo, tendrás que acompañarla a misa y a todas las celebraciones religiosas y visitas familiares que ella haga, etc.
Entonces, sólo entonces, cuando repares y cumplas la penitencia te podrás considerar rehabilitado a mis ojos.

miércoles, 18 de abril de 2012

Caballito de cartón.



Caballito de cartón.
Frágil y tierna mascota.
Apenas si te recuerdo
Con aquella pata rota.

A tu grupa me subía
Con armadura de saco
Y espadita de madera.
A cabalgar un buen rato.

Sé que te causé un gran daño.
Perdóname, por favor.
No sabía lo que hacía
Cuando te metí en el baño.

La culpa tuviste tú.
Si no te hubieses manchado,
Si hubieses sido prudente,
Al meterte yo en el charco.


No se me habría ocurrido.
Jamás lo habría pensado
Tú no te habrías desecho.
No te habría asesinado.
Sólo quería limpiarte,
Quitarte ese sucio barro
Que manchaba tus rueditas
Y no pude con la mano.
Luego cogí la bayeta,
Tampoco dio resultado.
No me quedó más remedio
Y probé con un lavado

Hasta el borde la bañera,
De agua había llenado.
Tú no me dijiste nada
Que yo lo hubiera dejado.

Así ocurrieron las cosas.
Y así os las he contado.

Caballito de cartón.
Frágil y tierna mascota.
Apenas si te recuerdo
Con aquella pata rota.
Deshaciéndote en mis manos.
Pero sin polvo ni barro.

martes, 17 de abril de 2012

Beneficio moral.

No sé si os pasa a vosotros también, me imagino que sí. Que no soy al único que le ocurren estas cosas.
Lo que me sucede es que cuando me paro a pensar en determinadas personas, me entran ganas de hacer cosas malas. Son esas personas que te hacen ser peor de lo que eres y que te ponen en situación de ser mala persona. Como dice el amigo José Manuel, son personas que te causan daño moral.
Me ha venido la luz leyendo un libro de Ramoneda que otro día os comentaré. En este libro dice que el mayor mal que se puede hacer es el del abuso de poder y que, si este es continuado, pues se convierte en irreparable.
Otro día os comentaré el libro.
Pues bien, cuando pienso en estas personas, me entra por los adentros un no sé qué, que ¿qué sé yo?
Vamos que me entran ganas de eso que yo llamo “ganas de matar”, de defenderme atacando. Ganas de ser mala persona. Ganas de vengarme, causando más daño que el que me causan.
Afortunadamente soy cobarde y todo se queda en un desahogo verbal semiclandestino y ya está. Digo afortunadamente porque las consecuencias de satisfacer las “ganas de matar” sí que serían malas, pero para mí mismo.
Afortunadamente también, no son demasiadas las personas que me producen este efecto y las pocas que sí, no están en mi entorno más inmediato.
Haciendo un ejercicio de autocontrol (por reprimir lo de las ganas), me he dedicado a pensar en las personas que conozco que no me producen ese efecto maligno. Y ha ocurrido algo extraordinario, fijaos:
Llevo dos noches despertándome pensando en alguien que me produce felicidad. Alguien que en los últimos tiempos no lo está pasando muy bien. No puedo nombrarlos porque se está preparando una fiesta en su honor y no es cosa de destaparla aquí.
Pero tengo que contarlo que no me deja gratamente, dormir.
Lejos de producirme malestar por impedirme dormir, lo que me dan es alegría y ganas de hacer cosas buenas, como por ejemplo escribir esto para agradecerles eso: que sean. Que sean lo que son y como son.
Nada más. Que a mí y a mi familia, nos producen ganas de ser buenas personas y de agradecerles que sean un bien para nosotros.
¿Se puede decir de alguien algo mejor QUE ESTO?
Y si se lo dices a la cara y delante de testigos debe ser eso que se llama reconocimiento.
“Es una alegría y un gustazo, para mi familia y para mí, ponernos a pensar en vosotros. Porque sólo se nos ocurren cosas buenas y siempre nos habéis causado un beneficio moral consistente en querer ser mejores personas, haciendo cosas buenas por los demás.
Así que hemos venido aquí a daros las gracias y a compartir este sentimiento con vosotros y con los vuestros.
También os queremos pedir que disfrutéis de vosotros mismos y, si queréis hacernos otro favor más, hacedlo juntos y siempre.”

Ya está.
Parece que me está entrando sueño. Me vuelvo a la cama a seguir soñando con los angelitos.

lunes, 16 de abril de 2012

Desconozco la razón.

Un gesto amable me basta.
Soy fácil de contentar.
Si me rozas suavemente,
Me haces cantar y brincar.
Sabiendo que eso es así,
No conozco la razón,
Que te hace distanciarte,
Perjudicando a los dos.

domingo, 15 de abril de 2012

El gran elefante.

Puede que a algunos les haya pillado de sorpresa. Confieso que, al principio, a mí también.
No me imaginaba que el Jefe del Estado tuviese ese tipo de vacaciones.
No sé por qué, pero me había parado poco a pensarlo. Supongo que, por mi falta de criterio, había dado por supuesto que una vez acabado el discurso de Navidad, el Rey se dedicaba a preparar el siguiente acto oficial. Y, realizado éste, al siguiente. Y así, sucesivamente, por los siglos de los siglos, amén. Como mucho entre acto y acto, procurar la descendencia que necesitan las instituciones del país. Vamos, a procrear.
Bueno, pues pasados los primeros momentos de incredulidad y asombro, me parece normal. De hecho, la mayor parte de personas de mi entorno hacen lo mismo o, por lo menos, algo parecido.
Recuerdo ahora, a bote pronto, a mi cuñado Lucinio, matamoscas en mano, liberando la cocina de la casa del pueblo de esa semi plaga de dípteros ocupas que, a nada que te descuidas dejando la puerta abierta, ¡zas! Hasta la cocina a ponerlo todo perdido de cagaditas.
Menos mal que son moscas, porque acaba de venírseme al caletre la imagen de Lucinio, matamoscas en mano, apartando las cagadas de los elefantes para llegar hasta ese que se ha posado encima de la mesa y atizarle un palmetazo y dejarlo patidifuso panza arriba y boqueando los últimos estertores.
Que digo yo que a lo mejor tiene razón ese periódico que ha publicado un artículo editorial en el que defiende el derecho del Monarca a disfrutar de vacaciones, como cualquiera, esté cayendo lo que esté cayendo.
Que digo yo que lo que somos es unos envidiosos y que lo que a nosotros nos gustaría es lo que en él criticamos.
Pues sí, soy un envidioso que ya me gustaría a mí.
Porque yo soy de natural ocioso. Ocioso y aprovechado que sé muy bien lo de recomendar austeridad y ser ecologista de boquilla y vivir del trabajo de los demás. Salir de casa con los amiguetes y mandar a la parienta con la familia.
Lo dicho que me parece normal. Lo esperado. Pero me molesta enterarme. Eso es lo
único que le achaco, Porque con estas cosas se me abre el grifo del clorhídrico y la úlcera se me resiente y no está la cosa como para ir a coopagar al médico y tal, y tal, y tal que diría Jesús Gil y Gil, excelente cazador en sus tiempos.
¡Hay que joderse!

sábado, 14 de abril de 2012

Cocinando a tientas: Fresones rellenos de queso mascarpone sobre natillas de vainilla.

Esta es la adaptación de una receta escuchada en el programa Comer y cantar de RNE. Que vamos a elaborar entre Maribel y yo para ofrecérsela de postre a los amigos que vienen a casa a comer hoy, 14 de abril, aniversario de la proclamación de la II República Española.
Ingredientes para seis u ocho personas:
- Para las natillas hace falta un litro de leche, dos huevos, una vaina de vainilla, tres cucharadas de Maicena, azúcar y un dado de mantequilla.
- Para el relleno necesitamos una tarrina de mascarpone y un poco de nata montada y el azúcar necesario para nuestro gusto
- Para rellenar unos doscientos gramos de fresón por cabeza.
Preparación:
Se comienza preparando unas natillas de las tradicionales. Para ello, pondremos a hervir, con su correspondiente azúcar, casi un litro de leche. Reservando un vasito para diluir la Maicena, aromatizándola con una vaina de vainilla abierta al medio y si no disponemos de ella, nos valdrá también el aroma que venden en los supermercados.
Si es del gusto de los futuros comensales, también se podrían aromatizar con alguna hierba del tipo de la melisa o incluso hierbabuena o menta, la hierba luisa no le iría mal tampoco. En cualquier caso, lo haremos infusionando las hierbas en la leche hirviendo.
Mientras dejamos hervir la leche aromatizada y azucarada al gusto, separamos la yema de dos huevos y las batimos intensamente junto a la leche fría que hemos apartado y tres cucharadas de Maicena. Cuando la mezcla esté homogénea y bien diluida la harina, la incorporamos inmediatamente a la leche hirviendo y se remueve un poco para que se diluya y se apaga el fuego para que no vuelva a hervir, evitando así que se corte la leche.
Si le añadimos un buen dado de mantequilla va a quedar muy untuoso y rico el resultado, pero también menos ligero.
Allá cada cual con su conciencia.
Terminadas las operaciones con las natillas, sólo nos queda colar lo más finamente posible el resultado y reservarlo.
A continuación, partimos al medio los fresones que si son grandes necesitaremos menos unidades que si son pequeños, que dijo Perogrullo.
Vaciamos la pulpa del centro y la guardamos para hacer lo que nos parezca con ella. Por ejemplo un batido para el desayuno del día siguiente al atracón Aunque también sería posible incorporarla bien picadita por encima de las natillas, cuando presentemos el plato.
Batimos la tarrina de mascarpone, mejor dicho el contenido. Si lo hacemos con un poco de nata montada, pues mejor. Al batirlo, no lo haremos demasiado para que nos quede algo consistente a fin de poder rellenar bien. Hay quien le añade un poco de ralladura de piel de naranja que le va bien al fresón. Y, si se tercia, Lo aromatizamos con un licorcillo, por ejemplo Amaretto o Cointreau, que por lo visto, le pega muy bien. Lo que sí hay que hacer es azucarar el mascarpone.
Se rellenan las dos mitades de cada fresón y se vuelven a juntar.
Ya está todo.
La presentación te la dejo para que tú te la inventes. Aunque bien podría ser colocando las natillas en el fondo y los fresones rellenos por encima en cuencos individuales.
Si quieres, puedes aligerar el aporte de grasas y calórico como te parezca. Ya sabes: edulcorante en lugar de azúcar, leche desnatada, margarina vegetal. Etc.

viernes, 13 de abril de 2012

Aplícate el cuento, amigo, que ya me lo aplico yo.

Tengo una pena en el alma
Que no tiene solución.
No me deja tener calma
Y me arruga el corazón.
Se me atraganta y me ahoga,
Doliéndome muy adentro.
Me impide pensar sereno.
Me quita todo contento.

Negros presagios de muerte,
Tormentos imaginarios.
Me nublan ahora la mente,
Y me afligen a diario.

No sé que hacer con mi vida.
He pensado en acabarla.
Antes que verla perdida,
Será mejor liquidarla.

Todo esto me decía
Un vecino que en la calle,
Me paró cuando yo iba
Pensando en mis propios males.

Como en otras ocasiones.
Sabios consejos le di






El no atendía a razones,
Pero me sirvieron a mí.

Olvidaba la lección:
Si te afliges con lo tuyo,
No has de perder ocasión
De mover un poco el culo
Mirando a tu alrededor.

Verás con muy poco esfuerzo
Como siempre lo hay peor.
No serías tú el primero
I el único a quien tocó.

No llames LO que no tienes,
QUEJÁNDOTE SIN RAZÓN.
Ya sé que lo que uno tiene
“Pa ca uno es lo peor”.
Doy gracias porque estoy vivo.
Y que me gusta vivir.
Tengo familia y amigos
Y aún puedo sonreír.

Y si me faltan las fuerzas
Con alguien siempre me encuentro
Que me cuenta a mí sus penas
Y hace que me aplique el cuento.

jueves, 12 de abril de 2012

Gorda.

No recuerdo cuando fue la última vez que lo hice. Lo de mirarme al espejo, digo.
Calla, sí, Fue el día que cumplí los cuarenta. Aún no me habían quitado a mis hijos. Dijeron que no era capaz. Mira tú, capaz.
Soy capaz de todo, de cualquier cosa, de lo más insospechado, de…
Bueno, pues según las cuentas hace ya diecisiete años. Aunque juré que no volvería a hacerlo, ahora ya no importa porque eso fue en otra vida.
Aquella vida en la que yo era una feliz ama de casa con dos hermosísimos hijos y un marido que era la envidia de todo el mundo. Esa vida en la que cada cosa estaba en su sitio. Aquella vida en la que conseguí detener el tiempo y… Ya no me acuerdo bien pero incluso logré detener mi envejecimiento.
¿Cómo era yo? Pesaba cuarenta y dos kilos. Estaba gordísima. Fue cuando decidí romper el espejo. Ese espejo mágico que era el único que me decía la verdad. Todos se empeñaban en que estaba delgadísima. El peor de todos era mi marido. No comprendía que no son lo mismo cuarenta kilos en una persona altísima que en mí que sólo medía uno setenta.
Pero el espejo si me lo decía. El lo sabía y me lo hacía saber a mí: ¡Gorda, estás como una foca gorda!
No lo rompí por eso, no. Lo hice por su obstinación en devolverme una imagen irreal de mí cuerpo. Me hacía creer que estaba vieja. No podía ser con cuarenta años recién cumplidos. Y ese aspecto de vieja. Gorda y vieja.
Luego fue lo del alcohol y los polvos blancos. Quizás la mejor época de mi vida. Sobre todo por la desinhibición que me produjeron. Era capaz de todo.
A partir de ese momento he llevado las riendas de mi vida.
Ahora, mi vida es casi como yo la deseo: vivo tranquilamente. Le arranco la lengua al que se lo merece y me están friendo cada semana.
Pero me ha entrado la curiosidad por verme en el espejo. Tengo que estar estupenda porque me he cuidado mucho: poco plato y mucho zapato. A lo que yo he añadido lo de vomitar y procurarme una colitis permanente.
Me ha entrado la curiosidad porque oí que tendrían que suspenderme el tratamiento de los voltios porque no llegaba a los treinta y ocho kilos de peso.
Debo estar estupenda. Era el peso que yo consideraba ideal. Y, ahora lo he conseguido. Me falta comprobarlo en el espejo.
Por eso se lo pedí a la enfermera y creo que me lo van a permitir. Lo creo porque, al salir, le dijo al médico que creía que eso me haría reaccionar. Ya veremos…

Claaaaaasssspppppssppppsssspppp, Claaaaaasssspppppssppppsssspppp,
La cerradura. Charkleeengggg Xaarsnkckclrrchchj, Xaarsnkckclrrchchj, Xaarsnkckclrrchchj.
Ahora el chirrido de la puerta. Chiiiiiiiiirrrriiiichirrrriiiiii. Chiiiiiiiiirrrriiiichirrrriiiiii. Chiiiiiiiiirrrriiiichirrrriiiiii. Chiiiiiiiiirrrriiiichirrrriiiiii.
¡Anda, mírate!
¿Soy yo esa? ¡Imposible!
Yo no puedo ser esa vieja, gorda y, ¡con esa lengua, no, no…!
No sé cómo pero he salido corriendo, he llegado al jardín y me he conseguido echar al estanque sin que me alcanzasen.
Estaban allí, claro. Todo este tiempo soñando con nenúfares era una premonición, un aviso de que no se me olvidase dónde estaba mi salvación.
En una maniobra rápida, automática lo he conseguido hacer.
Ya no volverás a asomar entre mis labios. Ha sido horrible, pero necesario.
Sin duda me lo contagió con la suya, ese asqueroso de segurata.
Pero, ya está. Menos mal que he estado rápida. Y que delicioso mareíto me está entrando. Un delicioso mareíto con saladillo de 0 positivo. En posición fetal y, de nuevo sin espejos.
¡Estaría así toda la vida! ¡Soy feliz!
Ahora el chirrido de la puerta. Chiiiiiiiiirrrriiiichirrrriiiiii. Chiiiiiiiiirrrriiiichirrrriiiiii. Chiiiiiiiiirrrriiiichirrrriiiiii. Chiiiiiiiiirrrriiiichirrrriiiiii.
La cerradura. Charkleeengggg Xaarsnkckclrrchchj, Xaarsnkckclrrchchj, Xaarsnkckclrrchchj.

Claaasssspppppssppppsssspppp, Claaaaaasssspppppssppppsssspppp,

miércoles, 11 de abril de 2012

No pudo aguantar.

Estaba reciente la victoria del Frente Popular en las elecciones de febrero de 1936. Pero esa no tuvo que ser la causa, porque él se debió alegrar con la noticia y seguro que el domingo volvería a haber baile en la casa del pueblo para celebrarlo. No, esa no fue la causa.
A él ya le rondaba hacía tiempo por la cabeza, seguro. Algunas vecinas le habían visto, en los días anteriores al suceso, frecuentar caminos por los que no solía caminar. Las tierras de labor que tenía arrendadas no estaban por allí. Seguro que ya lo había pensado y que no se había atrevido. ¿Le faltaba el valor del cobarde? O es que aún veía algún rayo de luz iluminando el futuro.
¿Cual sería la causa de que aquel 12 de marzo, se encaminase hacia la vía del tren?
Creo que no pudo resistir el cúmulo de desgracias que se le vinieron encima. Y eso que aún no conocía todas las que estaban por venir y que los que le sobrevivieron si que conocieron. Por ejemplo que a uno de sus hijos se lo llevarían a esa guerra que aún no había comenzado y que, ya terminada y de retirada, “una bala perdida”
Impediría que regresase a casa para ayudar allí. Ahora es uno de tantos de los que se amontonan en una fosa común de localización desconocida. Tampoco llegó a ver como fallecía otro de sus hijos en la adolescencia, víctima de un doloroso osteosarcoma. Lo que si había llegado a ver fue como se lo devolvían a casa con un fatal diagnóstico y una pierna amputada con apenas dieciséis años. También conocía el diagnóstico que se cumpliría en su siguiente hijo varón. Un diagnóstico que confirmaba que quedaría ciego. Lo que ocurrió poco después, cuando apenas acababa de cumplir los diecisiete años.
Supongo que otra de sus preocupaciones sería la situación de su hija mayor que era madre soltera y vivía en la casa con su hija.
Él mismo, tenía lo suyo porque era diabético y sufría un glaucoma que le estaba dejando sin vista, se sentía muy mermado y manifestaba su desesperación por convertirse también en una carga.
Se tragaba para sí los fatales diagnósticos y no los compartía con su futura viuda. ¿Quizás llegó a pensar que llevándoselos al otro mundo con él, desaparecerían con él?
No, no puedo culparle de nada. ¿Quién soy yo? Pero estoy seguro que a su viuda si que se le ocurrió hacerlo. Dejarla sola en medio de esas circunstancias y de las que estaban por venir guerra y posguerra incluidas, había sido una putada.
Si hubiese podido aguantar la presión, o la hubiese compartido, o ¿Qué sé yo? Quizás hubiese llegado a alegrarse con los supervivientes del desarrollo final de los acontecimientos.
Su hija mayor, una vez acabada la guerra, se casó con el padre de la criatura y llevó una larga y feliz vida. Su hijo mayor, el ciego, ahí sigue con los noventa y tres cumplidos, jubilado de la ONCE y disfrutando de la compañía de su propia familia con hija y nieta incluidas. El resto de La hija y el hijo más pequeños que el conoció hasta los trece y once años respectivamente, están viviendo también una larga vida y rodeados y atendidos por sus familias y recordando y haciendo recordar.
De su viuda, ya os he hablado. La que rezaba por los muertos porque “ellos no pueden rezarse” y hay que ayudarles a salir del purgatorio.
Ya sé por quien rezabas.
¡Lástima no haber podido aguantar un poco más!

martes, 10 de abril de 2012

Peleles por no pelarla.

Suena la voz del profeta,
Sentenciando como suele.
Escarnio de la humanidad,
Hace quien así procede:

Peleles por no pelarla.
Por no pagar en dinero,
Pagáis con fama y con honra.
Y os arrastráis, pordioseros.
Mientras, piensa el afligido
Para dentro, sin que ella oiga.
Al fin y al cabo es su marido.,

Tú me obligas con tu empeño
De tener siempre razón.
Me haces ser un hipócrita,
También en esta ocasión.

Para evitar nuevos males,
Yo te sigo la corriente.
Te digo que a mí me gusta,
Aunque sea un imprudente.

Fingiré que a mí me place
Todo aquello que tú digas.
Es más fácil humillarse
Y postrarse de rodillas,
Que tratar de a ti enfrentarse:
Eso es batalla perdida.

Prefiero asumir el riesgo
De comerme una salmuera,
Que contrariar tu capricho,
Aunque con ello me muera.

Dirás que es cosa muy grave,
Pero es peor el castigo
De aguantar tus enfados
Y estar viviendo contigo.

Me dicen que soy un pelele
Hasta los buenos amigos.
No saben que aún es peor
Que aún te ando con mimos.

Pero es que tienes virtudes
Que me llenan de contento.
Me causan gran alegría
Y me dejan satisfecho.
Una vez cada semana
Se repite la ocasión.
Corto orejas y hasta el rabo,
Con muchísima ilusión.

Si no es por ti, muero virgen.
Aunque no lo queráis creer.
Si no es por tus favores,
Me muero como al nacer.

Me dejas a mí la compra,
Los cacharros y el plumero.,
Hacer las cosas del banco
Y el hacer de maletero.

Ir a buscar a tu madre,
Cada vez que ella lo quiere.
Sacarla a dar una vuelta
En brazos, si el caso fuere.

Cuando vienen tus amigas.
Cada sábado en la tarde,
Me quedo en la habitación,
Para así no molestarte.

Eso sí, que a su hora,
Ya os tengo preparada
Una opípara merienda
Digna de una bien casada.

Vuestra charleta discurre
entre bizcocho y anís,
hablando de vuestros hombres
poniéndonos a parir.

Tu madre dice contenta:
- Hija, que suerte has tenido
Con tocarte en el sorteo
Esta joya de marido.

Por contra, la mía piensa:
- Como han cambiado los tiempos.
- A mí me tocó ser esclava,
igualito que a mi hijo.


Quien sí ha oído es el profeta
Que vuelve a sentenciar,
Sabiendo que da lo mismo
Añadir sal a la mar.

Al fin y al cabo, mujeres.
Que, ante la misma cosa,
Tienen distinta opinión.
Si son la madre o la esposa,
Siendo mujeres las dos.

En el caso de los hombres,
No puede ocurrir lo mismo.
Sólo piensan en la cosa.
Es sencillo el mecanismo.

Se les aprieta el resorte,
Se les manejan los hilos,
Obran al antojo de ellas
Y encima, agradecidos.

Peleles por no pelarla.
Por no pagar en dinero,
Pagáis con fama y con honra.
Y os arrastráis, pordioseros.

lunes, 9 de abril de 2012

¡Vaya hartura de crisis!

A esos que se pensaban
Que cambiando de gobierno
disgregando la mesnada
con grandísima espantada
Era suficiente arreglo
A los males del país
Poco hemos avanzado
desde la antigua Edad Media.
Conquistaban los terrenos,
Incluyendo como esclavos
Usando como soldados
A los siervos de la gleba.
Contaban con el dinero
Que prestan los usureros.
Y el apoyo de los nobles,
Que buscaban muy astutos
Unos buenos estatutos.

Y a los pobres, que les den.
Mirad que ocurre ahora,
Os lo tengo que decir.
Nos queda aún que sufrir
El apriete de la soga.
Y otros males por venir.



Porque todavía hay margen.
Saben que aún respiramos.
embotellarán el aire
Y lo venderán en estancos.
Reducirán prestaciones,
Masificarán las aulas,
Minorarán las pensiones
Nos meterán en jaulas.
Reprimirán las protestas,
Comprarán voluntades.
Falsearán más las cuentas
Ocultarán las verdades.




Económica es la crisis
De estos comienzos de siglo.
Es peor que aquella tisis
Es lo mismo que las bicis
Que iban a piñón fijo.
Si pedaleas te cansas,
Si no lo haces, te caes.
Si tienes dinero, gastas.
Si no lo tienes, lo pides.
Si no te prestan, no tienes.
Si no tienes, no gastas.
Si no gastas, no venden.
Si no venden, no pagan.
Si no pagan, no devuelves.
Si no devuelves, te embargan.


Si no lo entiendes, no importa,
Porque han llegado los listos.
Me quitan a mí el dinero.
Se lo dan a los banqueros,
Pero a muy bajo interés.
Para que puedan prestar
Ganando en la operación
Millones a mogollón.

Y, si me apuras, lo emplean
En adquirir de esos bonos
Que esquilman nuestro tesoro
Que nuestras arcas saquean
Y nos producen desdoro.
Quién serán esos mercados
Que juegan con la salud
Como si fuese un alud
Avalancha o terremoto

Que pastan en nuestros prados
Cobrando por ello interés.
Que morro tienen, pardiez.

Y bailándoles el agua
Están nuestros gobernantes
A los mayores causantes
De los males del país.
Los insaciables banqueros.
Los magnates del dinero
Los fingidos empresarios
Que juegan con el salario
Del pobre que han engañado
Y Encima les ha votado,
Por la iglesia jaleados,
En fiasco impresionante
Interpretando hábilmente
En su propio beneficio,
Retorciendo la verdad,
Para hacerla parecer,
De su dios, la voluntad.
Y con enorme caradura,
Ofrecen un nuevo empleo:
“Vente conmigo al clero”
Predican con voz melosa
Que luego será otra cosa
Obediencia y más camelo.

Distraídos así estamos
Y no nos damos ni cuenta
Que están repartiendo cargos
A los de su parentela.
Consejero mi cuñado,
Alto cargo mi sobrino.
Y al padre de mi vecino,
Conserje o asimilado.

A los que en negro trafican,
Les quieren ahora premiar
Con sustanciosos descuentos
En la rebaja fiscal.
A mí que me cuenten ahora
Cómo digiero yo esto.
Que han empezado este año
Aumentándome el descuento.


Este era su remedio.
Igual que a los otros burros,
Tratarnos de pobres necios.
Nos atan bien a la rueda,
Nos ponen la venda en los ojos
Y a dar vueltas como churros.
Sacando agua para ellos.


Ya estoy harto de vosotros.
Largaos todos al cielo.
Apañaos vosotros solos
Para fregaros el suelo,
Para haceros la comida,
Para limpiaros el culo.
Que me despido solito
Para ti mi finiquito.
Mira que soy yo chulo.

Menos mal que en el infierno,
Seremos nosotros amos.
No habrá allí ningún gobierno
Sólo vicio y pecado.
Sin congreso ni senado.
Sólo llamas y tormento.
Ni siquiera pederastas,
Con la iglesia hemos topado.
Ni siquiera los del PSOE,
Que andan purgando las penas
De haber negado la crisis
Hasta habernos corneado.

domingo, 8 de abril de 2012

El Decálogo: 08 Lo que toques, déjalo siempre mejor, siquiera algo mejor, que lo encontraste

”Lo que toques, déjalo siempre mejor, siquiera algo mejor, que lo encontraste.”.

Cuando te enfrentes a una tarea, a una relación, a lo que sea, deberás hacerlo con esa intención. Si no piensas que puedes mejorarlo, no lo toques.
¿Sabes qué es un metepatas? Pues tú no lo seas.
Si no puedes mejorar el silencio, no digas nada. Hay quien pretende arreglar con palabras lo que antes ha estropeado y lo que consigue es estropearlo aún más.
¿Y que me dices del que se pone a desmontar las gafas del amigo y lo que hace es romperlas del todo?
Conozco a uno que, para “solucionar” los problemas de la comunidad de propietarios, les crea uno nuevo: el de oírle desvariar durante un buen rato.
Conozco a otro que cuando comunicó a su padre la intención que tenía de presentarse como cabeza de una lista a las elecciones municipales, se encontró con la siguiente respuesta de su padre. (Quien, por cierto, había sido alcalde del mismo pueblo)
- Mira, hijo. Tu sabrás lo que haces, pero piensa que, hasta ahora, sólo los de casa sabemos que eres tonto y a partir de que te presentes, se va a dar cuenta todo el pueblo.

O la metedura de pata que tuvo la escritora española Lucía Echevarría, ganadora del Premio Planeta, cuando dijo en una entrevista, que ‘murciélago’ era la única palabra en idioma español que contenía las cinco vocales. Un lector envió la siguiente carta al periódico ABC.

“Acabo de ver en la televisión estatal a Lucía Echevarria diciendo que,’murciélago’ es la única palabra en el idioma español que contenía las cinco vocales.
Mi estimada señora, piense un poco y controle su ‘euforia’. Un ‘arquitecto’, ‘escuálido’ , llamado ‘Aurelio’ o ‘Eulalio’, dice que lo más ‘auténtico’ es tener un ‘abuelito’ que lleve un traje ‘reticulado’ y siga el ‘arquetipo’ de aquel viejo ‘reumático’ y ‘repudiado’, que ‘consiguiera’ en su tiempo, ser ‘esquilado’ por un ‘comunicante’, que cometía ‘adulterio’ con una ‘encubridora’ cerca del ‘estanquillo’, sin usar ‘estimulador’.
Señora escritora, si el ‘peliagudo’ ‘enunciado’ de la ‘ecuación’ la deja ‘irresoluta’, olvide su ‘menstruación’ y piense de modo ‘jerárquico’.
No se atragante con esta ‘perturbación’, que no va con su ‘milonguera’ y ‘meticulosa’ ‘educación’. Y repita conmigo, como diría Cantinflas: ¡Lo que es la falta de ignorancia!”

Hay frases y expresiones populares que pueden venir a cuento de esto que trato de explicarte:
Cuando el tonto coge la linde, la linde se acaba, pero el tonto sigue.
Un tonto, sólo uno, es capaz de joder un pueblo entero
Manolete, si no sabes torear pa que te metes.
Pero dicho todo lo anterior, te tengo que recomendar lo siguiente:
Puesto que meter la pata, estropear algo, es consustancial a nuestra esencia de ser humano, no todo estará perdido si sabemos rectificar a tiempo.
Rectificar no tiene porqué ser ningún desdoro. AL CONTRARIO; REPARAR EL MAL CAUSADO ES LO QUE ENNOBLECE A LAS PERSONAS QUE; HABIENDO HECHO ALGO MAL; RECTIFICAN Y reparan el daño causado.
La única manera de saber que lo que toquemos va a quedar siquiera algo mejor que como lo encontramos es mantener el compromiso con nosotros mismos de reparar el daño causado.
Tenías que ver con que cariño y respeto me sigue tratando aquel vecino al que le dejé una tarjeta con el teléfono y la petición de disculpas por haberle rayado el coche.
No se lo podía creer: alguien a quien nadie había visto hacerlo, le había dejado una nota de contacto para poder reparar el abollón que le había hecho en su coche.
Ese es el secreto para hacer las cosas bien.

sábado, 7 de abril de 2012

Hipócrita.

Aparentar, fingir, parecer lo que no se es. Ser hipócrita es algo más allá, es lo siguiente a fingir estar a bien con alguien y darle una puñalada por detrás.
Yo nunca he sido, hasta ahora, hipócrita. Pero ya es hora. Me interesa serlo y por eso voy a hacerles creer que acepto el tratamiento. Ese tratamiento que odio, que me anula, que me enajena, pero que me tranquiliza. Según ellos, claro.
Me interesa porque el otro día escuché como la enfermera le cotilleaba al segurata que, si todo iba bien y seguía colaborando, me sacarían cada día un ratito al jardín. Lo harían en cuanto comprobasen que el tratamiento hacía efecto.
Llevo ya cuatro semanas esperando y…

Claaaaaasssspppppssppppsssspppp, Claaaaaasssspppppssppppsssspppp,
La cerradura. Charkleeengggg Xaarsnkckclrrchchj, Xaarsnkckclrrchchj, Xaarsnkckclrrchchj.
Ahora el chirrido de la puerta. Chiiiiiiiiirrrriiiichirrrriiiiii. Chiiiiiiiiirrrriiiichirrrriiiiii. Chiiiiiiiiirrrriiiichirrrriiiiii. Chiiiiiiiiirrrriiiichirrrriiiiii.

- ¡Vamos tú, levanta que te vas de paseo!
¡Gracias, señor!
- No si va a ser verdad que esos cócteles que te largan hacen efecto. ¡Tira!
- ¿Podría desatarme, por favor?
- No, bonita, no eres de fiar.
- Y, ¿se puede saber que tendría que hacer para ser de fiar?
Ese guarro no piensa siquiera contestarme. Me está haciendo daño en el brazo.
- ¡Toma, ponte estas gafas! Dice la enfermera que no mires al sol y que mantengas los ojos entornados cuando salgamos.
- ¡Gracias, señor!

- Te veo sin lengua, cabrón.

- ¿has dicho algo?

- No, solo que parece que hace calor.


Nada más salir al jardín la he visto. Estaba encima de la paireta. Justo al lado del estanque. ¡Ojala, pasemos por allí!
Creo que sí, que va a ser posible. Nos acercamos. Está hablándome pero no le oigo.
Estamos al lado. Espero que el no se dé cuenta, que no la vea. Al fin y al cabo no es muy grande. Lástima que siga con las manos atadas. Tengo que pensar rápidamente.
- ¡Espere un momento, por favor, estoy cansada!
Me recuesto en la paireta y…
¡Ya está! La he empujado y ha caído al estanque, encima de los nenúfares.
Se ha deslizado hacia abajo y todo ello sin hacer ruido, ¡que suerte! Cuando consiga salir desatada, seguro que me hago con ella. Espero que el jardinero que la ha dejado olvidada, no la busque ahí.
Ya tengo motivación suficiente para continuar sacando provecho de mi hipocresía.


Llevo varios días sin pegar ojo pensando en cómo voy a esconder las tijeras de podar y no encuentro la manera. Así que creo que lo mejor será hacer un plan para utilizarlas en el momento de hacerme con ellas.
Las intuyo bajo los nenúfares todos los días y luego, procuro fijarme en la lengua del cerdo. Eso me da ánimo para seguir firme en mi propósito. Pero ese hijoputa no está dispuesto a desatarme nunca.
Lo he decidido: mañana, cuando venga a por mí, voy a vencer el asco.


Claaaaaasssspppppssppppsssspppp, Claaaaaasssspppppssppppsssspppp,
La cerradura. Charkleeengggg Xaarsnkckclrrchchj, Xaarsnkckclrrchchj, Xaarsnkckclrrchchj.
Ahora el chirrido de la puerta. Chiiiiiiiiirrrriiiichirrrriiiiii. Chiiiiiiiiirrrriiiichirrrriiiiii. Chiiiiiiiiirrrriiiichirrrriiiiii. Chiiiiiiiiirrrriiiichirrrriiiiii.

- ¡Vamos tú! Pero ¿qué haces desnuda? ¡Venga, vístete!
Se ha empalmado, el cabrón.
- Ya voy, ya voy.

Como yo pensaba, se le ha ido el santo al cielo. No me lo puedo creer. ¡Tengo las manos libres!
- Espera, guapita, que te tengo que poner los grillos.
- ¡Mierda!
- ¡Mierda!
- ¡Mierda!
Tal vez mañana. No me importa, no tengo prisa. Tengo toda la vida. Pero, me ha parecido que se rozaba conmigo al ponerme los grilletes. Si, lo ha hecho. Bueno, bueno.
Al llegar a la pérgola, en el banco, me he sentado y él se ha puesto a mi lado. Muy cerca, rozándome…
Venciendo el asco, yo también me restriego y apoyo la cabeza en su hombro. El coloca su mano entre mis piernas y yo vuelvo la cara para mirarle, pero no puedo abrir los ojos.
Noto su mano buscando y entreabro los labios. Sólo un poco.
Noto su aliento y estoy a punto de retirarme, pero mantengo la calma. Para darme valor entreabro los ojos y… Allí está, sonrosada y húmeda.
Todo fue muy rápido. El sabor salobre de su sangre y el golpe que me dio con la porra.
Lo mejor de todo es que aún me queda el regusto dentro.
Sí, me la he tragado. Me he comido el trozo de lengua. La lengua del hijoputa y para prolongar la victoria llevo reteniendo las heces cuatro días. Para no perder el tesoro.
Las tijeras de podar pueden esperar para otra ocasión.
Lo juré y lo he cumplido.
Y, ya me veis , tumbada en esta camilla de freír gente. Con esa luz en el techo. Con la correa que me aplasta la cabeza contra la tabla. Con el cuerpo aprisionado . Esperando a que vengan a freírme.
Dicen que el schok eléctrico es lo mejor para lo mío. Eso y la cura de sueño.
A mí me da lo mismo: me gustan las dos cosas. Si me dieran a elegir, pediría primero que me friesen y luego a dormir soñando con los nenúfares.

Claaaaaasssspppppssppppsssspppp, Claaaaaasssspppppssppppsssspppp,
La cerradura. Charkleeengggg Xaarsnkckclrrchchj, Xaarsnkckclrrchchj, Xaarsnkckclrrchchj.
Ahora el chirrido de la puerta. Chiiiiiiiiirrrriiiichirrrriiiiii. Chiiiiiiiiirrrriiiichirrrriiiiii. Chiiiiiiiiirrrriiiichirrrriiiiii. Chiiiiiiiiirrrriiiichirrrriiiiii.

viernes, 6 de abril de 2012

Cocinando a tientas: Torrijas ligeras.

La idea es buscar recetas sencillas para poder hacerlas a tientas. Después hacerlas y, si el resultado es, por lo menos aceptable, publicarlas en el blog.
Hoy, día de Viernes Santo, me he decidido a empezar y lo hago con una variante de la receta que escuché ayer en Radio Nacional.
Ya la he probado y… ¡No está nada mal! Pero hay que esperar al juicio de Maribel.
Ya veremos a ver que pasa.

Torrijas ligeras.
Se trata de hacer una receta libre de colesterol y otras grasas de las que engordan. Para ello hay que evitar el huevo y la fritura. El resultado de esta receta me ha sorprendido.
Ingredientes:
- Pan cortado en rebanadas para tostarse en tostador eléctrico. Está bueno ese que tiene alguna semilla.
- Leche desnatada.
- Edulcorante.
- Azúcar moreno.
- Canela en rama y molida.
- Cáscara y ralladura de cáscara de naranja.
- Aceite de oliva.

Preparación:
Se pela la naranja, para obtener la cáscara libre de “lo blanco”. Al mismo tiempo, hemos puesto leche a calentar para hacer después una infusión introduciendo en la leche la canela en rama y la cáscara y si te gusta, un poco de ralladura. Edulcoramos al gusto y reservamos, dejando reposar tapando el recipiente.
Mientras que la leche se va perfumando, tostamos ligeramente las rebanadas de pan para que tengan ganas de absorber la leche perfumada.
Cuando la leche se haya enfriado, la colamos y colocamos las tostadas en un plato para, con una cuchara y muy despacito, verter sobre ellas la leche perfumada, Con cuidado de que empapen bien, pero que no se deshagan.
Cuando estén bien empapadas, retiramos la leche sobrante del plato y espolvoreamos un poco de canela sobre las que, ahora ya sí, podemos llamar torrijas.
En el momento de servirlas será cuando le pongamos por encima un poco de azúcar morena y un chorreoncito de aceite de oliva, al gusto, claro.
¡Qué aproveche!

jueves, 5 de abril de 2012

FELIPE Y ALFONSO:

Felipe y Alfonso no se conocen y creo que nunca llegarán a conocerse. En este plano de la realidad, claro.
El caso es que ellos están pero no del todo. Creo que no quiero saber que es lo que pasa por su cabeza todo el tiempo. Ni siquiera lo que pasa por ella en ese momento en el que parecen entender lo que les digo, en el que parecen saber lo que quieren decir.
No me preguntes el por qué. No quiero. Me duele, me molesta.
Que no lo tengo asumido.
Ambos tienen algo en común pero el haberlos conocido en momentos distintos de su vida los hace para mí distintos. A Felipe lo he conocido recientemente, ya portador de su nueva personalidad. Con Alfonso he compartido charla y mesa en otras condiciones. ¿Será por eso que me rechina más su estado?
En muchas ocasiones me he escuchado decir a mí mismo que no hay desgracia que sea buena, que no hay peor mal para uno que el que uno tiene.
Pero esto es otra cosa. Si el que padece una enfermedad de estas, no se entera de que la padece y, por lo tanto, no sufre por ello, puede que sea más llevadera para él y para los que le cuidan.
Por el contrario, si se es consciente de lo que ocurre, hay más posibilidades de que todos sufran más.
¡Que cosa tan frágil es la felicidad!
Yo, para defenderme de los estragos de la enfermedad, estoy escribiendo mis historias, mis pensamientos, mis recuerdos. No es una idea original. Ya hay quien está elaborando y alimentando su propio banco de recuerdos.
Así, si es que viene a visitarte el olvido, habrá alguien que pueda ayudarte a vivir de nuevo leyéndote tus recuerdos.
Pero vamos a lo que íbamos.
Yo no sé cómo alimentar el banco de los recuerdos de Felipe. Sólo conozco de oídas que era y es, un hombre más cariñoso y efusivo que la media de los de su pueblo y esto ya dice mucho de alguien que pueda ser recordado por ello y por los excelentes muebles que era capaz de hacer. Pero sí el de Alfonso.
En cierta ocasión, estaban Alfonso y Paquita, su esposa, preparando la mesa de domingo para comer en familia. Lo harían los tres: Paquita, Alfonso y Alfonsito.
El bueno de Alfonsito, que era un tragaldabas de cuidado, se percató que en la mesa había una latilla de almejas abierta. Era el aperitivo que más le gustaba a Alfonso.
Entre ida y venida a traer y llevar, Alfonsito iba picando almejas.
Cuando llegaron a la mesa los tres, sólo quedaba una triste almeja nadando en el caldillo.
Paquita y Alfonso, se quedaron petrificados mirándose a la cara sin pronunciar palabra.
Alfonsito, que pensó que sus padres no querían almejas, al grito de:
¡Ah, que no queréis! Pues me la como yo. En un pestañear, se la zampó.
Alfonso se marchó sin decir palabra a dormir la siesta.
Puede que no fuese exactamente así lo que ocurrió, pero, a mí, me ha venido así a la cabeza.
Salud, Alfonso.
Salud, Felipe.,

miércoles, 4 de abril de 2012

El perro sin amo.

No es esta la primera vez que me pasa, pero sí ha sido la vez que más susto he tenido.
Quizás haya sido por el tamaño del perro.
A veces, cuando camino con el bastón por la calle, me encuentro con personas que llevan perros paseando con ellos. Supongo que todos con su correa de la mano. Esto no suele suponer ningún problema más allá de que, en ocasiones, se enredan la correa y mi bastón.
Pero también me han ocurrido algunos incidentes como el que voy a contar aquí y que me han dejado un cuerpecillo que “p´ a queé”.
Dando un paseo por la calle de la trasera de casa, terreno conocido, iba yo tranquilo cuando oigo ladridos i, como se iban acercando con rapidez, me hacen ponerme en modo de alerta. (El modo alerta es cuando se te tensan casi todos los músculos y se te ponen las orejas tiesas. En ocasiones, se eriza el vello.)
En modo alerta, siento que los ladridos dan paso a un trote perruno que se dirige a mí. Me extraño de que nadie hable al perro y llego a pensar que está solo, sin amo.
Confieso que el sustillo que tenía al principio, ya había dejado paso al pánico. Quizás porque los ladridos hablaban de un perro bastante grande y la ausencia de voces humanas, delataba la posibilidad de que el animal se encontrase sin control.
Sí, pasé miedo. Pero sólo hasta que el perro se acercó hasta mí. Entonces, el animalito hizo lo que suelen hacer los de su especie: me reconoció con su hocico y dio un par de vueltas a mí alrededor.
Yo, que a estas alturas de la relación, había recuperado cierta compostura y supongo que un poco de color en la cara, me atreví a hablar al perro e incluso a tantear para hacerle alguna caricia. (Luego, cuando me volví a quedar solo, pensé que vaya osadía la mía al echar mano a no se sabe qué…).
En este tanteo, descubro que el perro lleva correa al cuello y que al otro extremo no hay nadie. Pienso entonces que el perro se ha escapado y ya casi estaba dispuesto a hacerme cargo de la situación y del perro, cuando oigo un silbido no demasiado lejano, unos cien metros o así.
El perro, que reconoció la procedencia del silbido, se largó a la carrera, sin despedirse.
Para recomponerme, busqué un banco y me senté. Mis cavilaciones no llegaron a ninguna conclusión:
¿El perro se había escapado y el amo no le había llamado porque corría tras él y no tenía resuello?
¿El amo era mudo o un desgraciado?
En fin, cualquiera sabe. El caso es que es de muy mal gusto el dejar que las personas se asusten sin necesidad. Ese silbido llamando al perro, hecho un poco antes, podría haberme librado del buen susto que me llevé.
Lo de que la persona en cuestión no se molestase en decirme nada después del incidente, sí que me parece mal.
¿Sería mudo o muda?
Pero es que pasó a mi lado, yo lo noté, y no dijo nada.
Al llegar a casa, se me vino a la cabeza la idea de que se trataba de alguien conocido que no había querido saludarme y que, al sentirse avergonzado por sus múltiples pecados, optó por ahorrarse las explicaciones e hizo un mutis elocuente.
¿Qué te parece a ti?

martes, 3 de abril de 2012

Jubilada.

El otro día una amiga
Me dijo muy convencida
Haber hecho propósito
De mejorarse la vida.

Lo dijo porque es reciente
Haber cambiado de estado
Antes era el de activo
Y ahora el de jubilado.

No echa de menos la brega
Con el trabajo diario.
Ahora ya tiene el tiempo
De leerse los diarios.

Vivir pegada a la tierra
Es su motivo y su lema.
Ha descubierto la vida
Apacible que sosiega.

No quiere tratos con ruidos.
No quiere prisas ni sustos.
No sabe de jefecillos
Que le maten a disgustos.

Parece muy razonable
Ese discurso prudente:
Si no necesitas nada,
Cualquier cosa es suficiente.

Pero, por eso no pienses
Que tienes todo ganado.
Si no, mira en torno tuyo,
Por ejemplo aquel cuñado.

Desde su jubilación,
Se dedica con empeño
A quejarse sin razón
Y a no conciliar el sueño.

No encuentra ningún consuelo,
Porque dice haber perdido
Dinero con la pensión
Y su anterior “status quío”.

Haz como mi buena amiga:
Vive pegada a la tierra,
Respira tranquilamente,
Saca el pez de la pecera.

Cuando no estás encerrado,
Cuando sales y te aireas,
Te sientes de tu especie,
Sabes que eres de tierra.

Prueba a seguir los consejos
Del que antes que tú ha sido.
No tengas ningún reparo
Que estás segura conmigo.

Es cosa muy saludable
Vivir la vida sin prisa.
Dejar que otros se ocupen
Que a mí eso me da risa.

No te creas que lo sabes.
Vuelve a estudiar la lección.
Que, a fuerza de negarla,
Se te ha ido la ilusión.
El dominio de tu tiempo.
Tienes que recuperar
Tienes los días contados
Para hacer tu voluntad.


Si tú lo quieres, lo haces.
Ponte tú mismo las reglas.
No seas cretino y no hagas
Cosa que tú no quieras.

Mira al sol resplandeciente
O al oscuro nubarrón.
Que la vida es como es
Y siempre tiene razón.

Mira las aves volar,
Por el cielo transparente.
Con eso se ha de quedar,
Cualquier ser inteligente.

El otro día una amiga
Me dijo muy convencida
Haber hecho propósito
De mejorarse la vida.

Lo dijo porque es reciente
Haber cambiado de estado
Antes era el de activo
Y ahora el de jubilado.

lunes, 2 de abril de 2012

Me estoy volviendo loca.

No sé cuántas horas llevo en este rincón. Me estoy volviendo loca.
Si, por lo menos, apagasen un rato la luz, podría descansar un poco.
Ese foco empotrado en el techo. Esa luz sin matices. Completamente blanca. Asquerosamente blanca. De un blanco que huele a formol. Huele a desinfección.
El punto rojo de la cámara ha dejado de parpadear hace rato. ¿Qué significará eso?
Que no funciona. Que no graba. Que ya no les intereso.
No me quedan heces. No me queda orina. No me queda nada en el estómago. No me quedan lágrimas ni mocos.
Pero, ¡por Dios! ¿Cómo no se me habrá ocurrido antes?
Saliva, me queda la saliva.
No es mucho recurso, no. Contra la locura de la luz blanca, sólo me queda la saliva. Y poca, porque noto la boca seca.
Creo que podré reunir lo suficiente para formar un gargajo que, con buena puntería haré llegar hasta el piloto rojo de la cámara.
Pensándolo bien, no debería malgastar mis penúltimos jugos en jugar. Porque esto es lo que estoy haciendo: jugar.
Sí, he dicho penúltimo. Tengo más jugos, pero con la camisa de fuerza puesta, no tengo acceso a ellos…


Viene alguien, oigo sus pasos, Claaaaaasssspppppssppppsssspppp, Claaaaaasssspppppssppppsssspppp,
La cerradura. Charkleeengggg Xaarsnkckclrrchchj, Xaarsnkckclrrchchj, Xaarsnkckclrrchchj.
Ahora el chirrido de la puerta. Chiiiiiiiiirrrriiiichirrrriiiiii. Chiiiiiiiiirrrriiiichirrrriiiiii. Chiiiiiiiiirrrriiiichirrrriiiiii. Chiiiiiiiiirrrriiiichirrrriiiiii.
- Bueno, has tenido suerte. Que te quede claro que por mí, seguirías aquí dentro, pero al jefe le parece suficiente con que lleves veinticuatro horas tranquila. ¡Vamos, de pie!
Esto ha sido un golpe de suerte. Si llego a escupir a la cámara…
- Oiga, no puedo levantarme, me tiemblan las piernas.
- Pues mira a ver lo que haces. Yo no te voy a llevar en brazos. Ni siquiera te voy a tocar: estás cagada y llena de vómito hasta el pelo.
Las horas de estar en cuclillas, me han dejado incapaz de moverme. Pero tengo que salir de aquí y librarme de la locura de la luz de formol.
- ¿Ves cómo sí podías? Anda, vamos a lavarte.

Me quitan la ropa. Me tiran al suelo. Me lanzan el chorro a presión.
Abro la boca y me trago toda el agua que puedo.
Ahora me vuelvo a sentir con fuerzas. Vuelvo a recuperar la posibilidad de vomitar, de mear, de cagar, de llorar, de escupir y de moquear.
¡Qué cerca he estado de la locura!
Y a ese le he vuelto a ver la lengua. Aunque, extrañamente, no me han dado ganas de arrancársela. Será porque tenía otro gesto. Parecía un gesto de compasión, de tristeza.
¡Uy, que te estás volviendo loca de verdad!
Es un cerdo, lo mires como lo mires.
Es un cerdo que se va a quedar sin lengua. ¡Lo juro!

domingo, 1 de abril de 2012

Lino Bueno.

Según lo que nos contó una de sus hijas en la primera visita que hicimos a Alcolea para llevar a José, mi suegro, a conocer el lugar, Lino murió a los ochenta y siete años de edad. Lo hizo al día siguiente de haber trabajado por última vez en su casa de piedra. Fue en 1935 y tras veintitrés años de trabajo en ella.
Según estas cuentas, Lino Bueno Utrilla, nació en 1884,
Así se cuenta en http://mayores.uji.es/wiki/index.php?title=Casa_de_Piedra
“En 1907, ya casado, le pide al Ayuntamiento, que le regalen la roca para hacer su casa, los del consistorio, incrédulos de que lo lograra, le concedieron la propiedad... En 1915 había tallado el suficiente cobijo para trasladarse con toda su familia a ella; siguió tallando para conseguir una casa de dos pisos con tres alturas; siete estancias, todas con luz a la calle: una entrada recibidor, cocina con estanterías y chimenea con tiro, un corral interno con pesebre, desagües, escalera; la habitación matrimonial con balcón, y una pequeña huerta afuera en uno de los costados de la casa. Su familia vivió en ella hasta 1990. “
Recuerdo con admiración el entusiasmo con el que su ya anciana hija nos explicó la hazaña de su padre, los reconocimientos que recibió en vida y que atestiguan las fotos enmarcadas y los recortes de periódico que dan fe de que en 1928, el Rey Alfonso XIII, acompañado de la Reina Victoria Eugenia, del jefe del Gobierno General Primo de Rivera y otros altos mandatarios del Estado visitaron la “casa” y en 1929 el ministro del Trabajo, le concede la Medalla al Mérito en el Trabajo. Y los que recibió tras su muerte:
También recuerdo con nostalgia la admiración que expresó José al comprobar que la proeza de este hombre del siglo XIX aún continuaba viva en la memoria de los suyos.
Me he acordado de Lino Bueno, pero no sé por qué su recuerdo ha ido unido al de mi suegro y al de mi padre, otros hombres esforzados por el bienestar de su familia y que también realizaron sus hazañas, aunque estas no hayan sido reconocidas oficialmente.
Tengo que volver a Alcolea a recordar y rendir homenaje a esa casta de hombres, incansables en el trabajo para los suyos.
¡Cuánto me alegro ahora de haber acompañado a José en aquella ocasión!