viernes, 1 de noviembre de 2013
En menos de cien palabras. La muerte lleva levita.
Se acercó al féretro sin ninguna gana. El rumor del coro de plañideras le molestaba más que el intenso olor de las coronas.
Al abrir la tapa y comprobar que, efectivamente, estaba vacío, lo cerró con cierta brusquedad.
Las miradas de reprobación de todos los dolientes le resbalaron por la desgastada Levita.
Cerró la cortinilla. Volvió por sus pasos, regresando al poco con una especie de camilla sobre la que descansaba un cuerpo amortajado con una sábana.
Levantó la tapa y, con aire insolente, volcó la carga.
Descorrió la cortinilla mientras pensaba que siempre tenía que encargarse de todo.
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