lunes, 2 de diciembre de 2013
En menos de cien palabras. Ética.
No sabía como decírselo. Cien veces se lo había propuesto y otras tantas…
Era insoportable. ¿Qué haría ella al enterarse por otros?
Su deber era hacerlo, pero no estaba preparado para asumir las consecuencias. Callar no era apropiado, pero bien mirado, no perjudicaba a nadie. Lo que sí le haría daño a ella, era el que él se lo ocultase.
¿Es necesario que el enfermo conozca el alcance de su enfermedad?
Si hubiese querido saberlo, ella misma lo hubiese preguntado. Pero nunca lo hizo.
Entonces lo vio claro, ¿Quién coño te crees que eres?
¡No pienses tanto en ti mismo!
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