LA VIDA SIN PRISA. TIC-TAC. TIC-TAC...

La vida es un tic-tac que se puede llenar con una redonda, o con dos blancas, o con cuatro... Todo estará bien siempre que sea con algo que merezca la pena y ... sin prisa.

miércoles, 20 de junio de 2012

Aforismos: Orgullo y soberbia.

He vuelto al terapeuta para colaborar con él, aportándole fondos para resistir la crisis.
El tipo se ha quedado a gusto. Después de escucharme la media hora de reglamento, va y me suelta que mire en la Wikipedia lo que dice sobre la soberbia y que me aplique el cuento.
Me parece que va a tener que ser su tía, la de él, el terapeuta, quien siga aportándole fondos de resistencia.
En fin, que, a falta de cosa mejor que hacer, le he hecho caso y…
“Soberbia (del latín superbia) y orgullo (del francés orgueil), son propiamente sinónimos aún cuando coloquialmente se les atribuye connotaciones particulares cuyos matices las diferencian.

Otros sinónimos son: altivez, arrogancia, vanidad, etc. Como antónimos tenemos: humildad, modestia, sencillez, etc. El principal matiz que las distingue está en que el orgullo es disimulable, e incluso apreciado, cuando surge de causas nobles o virtudes, mientras que a la soberbia se la concreta con el deseo de ser preferido a otros, basándose en la satisfacción de la propia vanidad, del Yo o ego. Por ejemplo, una persona orgullosa o soberbia jamás se "rebajaría" a pedir perdón o ayuda. ..”
Pero no me he quedado ahí y he buscado aforismos y otras zarandajas sobre el tema:

Mucho más que los intereses es el orgullo quien nos divide.
Auguste Comte (1798-1857) Filósofo francés.
El orgullo engendra al tirano. El orgullo, cuando inútilmente ha llegado a acumular imprudencias y excesos, remontándose sobre el más alto pináculo, se precipita en un abismo de males, del que no hay posibilidad de salir.
Sócrates (470 AC-399 AC) Filósofo griego.
Aquel que es demasiado pequeño tiene un orgullo grande.
Voltaire (1694-1778) Filósofo y escritor francés.
Entre todos los vestidos que yo he visto poner al orgullo, el que más me subleva es el de la humildad.
Henry Mackenzie (1745-1831) Escritor escocés.
Lo único capaz de consolar a un hombre por las estupideces que hace, es el orgullo que le proporciona hacerlas.
Oscar Wilde (1854-1900) Dramaturgo y novelista irlandés.
Aunque el orgullo no es una virtud, es padre de muchas virtudes.
John Churton Collins (1848-1908) Crítico literario inglés.
Nuestro carácter nos hace meternos en problemas, pero es nuestro orgullo el que nos mantiene en ellos.
Esopo (S. VII aC-S. VII aC) Fabulista griego.
De la rivalidad no puede salir nada hermoso; y del orgullo, nada noble.
John Ruskin (1819-1900) Crítico y escritor británico.
El oro hace soberbios, y la soberbia, necios.
Refrán
La soberbia no es grandeza sino hinchazón; y lo que está hinchado parece grande pero no está sano.
San Agustín (354-430) Obispo y filósofo.
La ingratitud es hija de la soberbia.
Miguel de Cervantes Saavedra (1547-1616) Escritor español.
Tengo tres perros peligrosos: la ingratitud, la soberbia y la envidia. Cuando muerden dejan una herida profunda.
Martin Lutero (1483-1546) Reformador alemán.
La soberbia nunca baja de donde sube, porque siempre cae de donde subió.
Más fácil es escribir contra la soberbia que vencerla.
Francisco de Quevedo (1580-1645) Escritor español.

¡Qué razón tienes Quevedo!

martes, 19 de junio de 2012

EL BAR AZUL Y LA VIDA MODERNA.

Que para que suceda algo tienen que concurrir muchas circunstancias, es cosa sabida.
Yo os voy a dar a conocer algunas de las que han sido necesarias para que los versos que os traigo aquí con el título de El bar azul y la vida moderna se vean publicados en este blog.
Lo primero y principal fue que el tío Francisco tuviese entre sus genialidades y habilidades la de poeta popular.
La segunda, que se inaugurase un bar de ese nombre en su pueblo natal. Un bar moderno para lo que entonces, primera mitad del siglo pasado, era habitual en los pueblos toledanos.
Lo tercero que el tío Pepe se aprendiese los versos y los repitiese con gracia una y otra vez a sus hijos y a todo aquel que los quisiese escuchar.
Lo cuarto fue que tanto esta ocurrencia, como tantas otras del tío Paco, calasen en su sobrino José, que se ha ocupado siempre de atesorarlas en el sitio ese en el que guardamos los recuerdos entrañables.
Lo siguiente, cronológicamente, aunque con un enorme salto en el tiempo, ha sido que el primo José haya tenido a bien el enviarme una carta manuscrita, cosa de locos en estos tiempos del ciberespacio, con la trascripción de lo que entre él y su padre, el tío Pepe, recordaban del poema.
La solicitud de Maribel al dictárselo a la no menos solícita Isabel, para que lo pusiese en formato digital que yo pudiese leer y retocar ha hecho el resto.
Que suerte que hayan ocurrido estas amorosas circunstancias y ahora yo pueda ofrecer a todos y especialmente a los que aún sobreviven y que conocieron el bar en cuestión los siguientes versos, que espero que alguien tenga a bien leérselos a sus mayores.
Ya que la vida sigue siendo, como en el poema , para muchos hoy:
“esto es la vida moderna:
parecer lo que no es.
Conseguir aquella prenda
que te trae a mal traer...”
Versos de actualidad permanente, que diría el filósofo.
¡Va por todos ustedes!

, EL BAR AZUL Y LA VIDA Moderna. De Francisco Toledo Ludeña, filósofo y artista del siglo pasado.

El pueblo de Gerindote
despierta de su letargo,
todos vivimos cantando,
ya no es el pueblo remoto
de hace 50 años.
El pueblo se moderniza
de manera gigantesca,
pues ya no solo hay tabernas
porque existe el bar azul,
que es una cosa soberbia,
donde sirven con limpieza
y mucha solicitud,
por eso tened en cuenta
y no olvidéis un momento
al moderno bar azul.
Porque es un bar confortable
reúne comodidades,
tiene aparato de radio,
su estufa, sus veladores
por añadidura el “baile”,
donde las mocitas van
a lucir sus ricos trajes,
vamos que esto es un encanto.
Comparado con el ayer.
Ver pasar esas morenas
con su singular belleza,
esas rubias sonrosadas
y esos modelos trigueños.
Hay que ver que grande es
arrimarse a un velador
aunque no tengas “ni ves”.
esto a nadie importa nada,
Al oír una palmada,
Acudirá el camarero.
Amigo, ponga una caña.
Otros anís o café.
hay bebidas variadas
como ustedes pueden ver.
Si usted invita a su novia
y no gasta esas bebidas,
puede tomar gaseosa
de esas que Acisclo fabrica,
gaseosa la Pilar,
que es una cosa exquisita.
Y, si entre sorbo y sorbito,
Quiere leer el papel,
las chicas desde el baile,
se pueden fijar en él
y confundir su persona
con algún conde o marqués.
Esto ocurre con frecuencia,
pues el hombre más humilde,
si se viste de señor,
a la joven más altiva
le conquista el corazón.
esto es la vida moderna:
parecer lo que no es.
Conseguir aquella prenda
que te trae a mal traer.
Y no hay quien me contradiga,
pues me sobra la razón.
porque a la vida moderna
tanto la conozco yo,
como conocí a mi tía,
aquella que no nació.

miércoles, 13 de junio de 2012

La Irlanda que yo vi.


Los de Tyanair volvieron a tocar las fanfarrias. Esto es siempre buena noticia. La amable acogida de Andrés júnior y su chica Ana al recibirnos fue muy de agradecer, porque no hay cosa mejor que tener perspectivas favorables para que se puedan afrontar los asuntos con buena disposición. Y la acogida fue de las que te disponen muy, muy bien el ánimo.
Al coche, prácticamente recién estrenado por Andrés, un ford focus de tres puertas, sólo le faltaba el volante. Mejor dicho, que lo tenía cambiado de sitio.
Esta diferencia, junto a la de los enchufes, sirvió para que constatásemos que nos encontrábamos en un país que no era el nuestro. Aunque no demasiado distinto.
La cena en un “italiano” a base de pasta y pizza, servida por una camarera mexicana muy simpática, nos permitió hacer una transición suave.
La enseñanza del día corrió a cargo de la profe Ana, que, hablando de lo correctos y educados que eran los dublineses, me indicó que rápidamente se daban cuenta de la procedencia de los visitantes, sobre todo si eran españoles, porque nosotros no acostumbramos a emplear fórmulas de cortesía de manera habitual. Y ellos, los dublineses, lo hacen constantemente.
Como comprendí que me convenía pasar por un tipo estupendo, me apliqué el cuento y ahora, siempre que pido algo, lo hago empleando la f´fórmula : Can I have……? Please..
He leído recientemente que un lugar, cualquier lugar es un bocadillo en el que la tapa de arriba es el paisaje, la de abajo las gentes que lo pueblan y en el centro se encuentra la música, la gastronomía, la cultura y el ánimo que tu pongas…
Pues bien, Irlanda es un bocadillo en el que la parte de arriba son las consecuencias de la abundancia del agua, la de abajo un tipo que se bebe unas pintas, baila en el pub y te da dos besos cuando te presentan a él; o lo que es lo mismo, un tipo que piensa que un extranjero es un amigo al que aún no conoce. La parte del centro del bocadillo está rellena de literatura costumbrista.realista, revueltas independentistas, hambruna de patata, San Patricio y Guinness.
Si lo quieres entender, tendrás que darte una vuelta por aquí y conocer a Molly Malone, comer salmón y estofado de cordero hecho con cerveza negra y escuchar música en un pub.
He comprendido que la identidad de esta gente va muy ligada a recalcar las diferencias con los británicos, cosa que se contradice con el hecho de que aquí la gente es del Manchester o del Arsenal.
En las calles de Dublín abundan las estatuas en honor a los próceres y a los hechos que recuerdan permanentemente la lucha de este pueblo por independizarse de los vecinos británicos.
En este viaje, he caído en la cuenta de que en mi memoria, figuran multitud de personajes, canciones y grupos musicales, Literatos, películas y conocimientos que tienen su origen en la isla esmeralda, pero que, ignorante de mí, creía que eran ingleses.
Perdón, pero no hay cosa peor que la ignorancia y la incultez. Menos mal que se quita un poco con los viajes.
Oscar Wilde, James Joyce, Swift, el de los viajes de Gullibert, U2, The cramberries, Santa Brígida y la cárcel de Kilmenah, o como se diga, son sólo algunos de mis errores de ignorante pretencioso.
Perdón, otra vez.
Donde fueres, haz lo que vieres. Por ejemplo:
- Cantar la canción de Molly Malone, o berberechos y mejillones, que es lo que voceaba esta imaginaria, muchacha de generosos pechos que vendía pescado por las calles de Dublín, arrastrando su carretón repleto de cestas de mimbre, mientras ofrecía sus frescos productos. Todo ello igual que antes lo habían hecho sus padres. Lo que la canción no cuenta es la manera que tenía de anunciar lo que vendía por la noche a estudiantes y profesores de la University. Esta mercancía se anunciaba sola dejando que se asomase a su escote todo aquel que así lo quisiera.
- Sobrecogerse al conocer la historia de aquella niña que falleció estando encarcelada o la de aquellos adolescentes ajusticiados por sus ideas nacionalistas.
Enrique VIII la lio parda, pero es aquí dónde se ha hecho patente para mí. Sus diferencias con el Papa y su soberbia han provocado daños que aún hoy se siguen notando y produciendo en estas tierras.
Alguien ha dicho que el abuso de poder mantenido en el tiempo, es la mayor injusticia que puede haber y la corrupción que genera el daño mayor al hombre.
Lamentablemente las revoluciones que acaban violentamente con los tiranos, se cobran el precio mayor en las vidas de los que tratan de librarse de la injusticia.

La historia me viene demostrando que la mayor parte de los conflictos tiene su origen en los anhelos desmesurados de poder y de riquezas, aunque se disfracen de idealismo político o religioso para que piquen los idealistas o los devotos y sean ellos los que mueran y sufran las consecuencias de hacer el trabajo sucio, mientras el Papa y el Enrique VIII de turno, se enriquecen o se salen con la suya.
- Comer ostras y salmón o cordero estofado con cerveza negra regado con una pinta de Guinness o de sidra, mientras se disfruta de la música y danza popular irlandesas, rematando con un café irlandés o un wisqui de malta.
- Charlar en un pub a la sombra de otras pintas y maravillarte de lo heterogéneo del personal que comparte mesa y música: jóvenes y mayores, hombres y mujeres, locales y turistas, junto con expatriados de multitud de nacionalidades, razas y lenguas, que sirven las mesas o se sientan a ellas, dispone el ánimo para que todo te parezca bien, sobre todo de la tercera pinta en adelante.
- Caminar seis o siete metros y desandar ese mismo camino tratando de comprobar que, efectivamente, la metralleta que, desafiante nos apunta desde las manos de un encapuchado que nos vigila desde uno de los murales del barrio unionista de Belfast, se mueve hacia nosotros y nos hace reconocer que el odio y el rencor que se instala tras los actos violentos, no se disuelve con tratados y que las heridas más profundas se cierran casi siempre en falso.
- Recordar en el lugar en que se construyó el Titánic, ese monumento a la estupidez humana, que, queriendo ser el paradigma del lujo de la época, se convirtió en la tumba del bueno de di Carpio y de otros muchos, me ha hecho reafirmarme en que tanto o más agradable que rodearse el cuello con un collar de oro y brillantes es dar un paseo con Maribel a orillas de un lago de origen glaciar, precisamente el día que la climatología nos dio una tregua.
- Escuchar la hora y media de explicaciones en la que el conductor guía nos resumió unos diez mil años de historia de Irlanda, hizo que mereciera la pena el viaje de siete horas entre ida y vuelta que nos chupamos para llegar al norte y pisar las columnas hexagonales de basalto que se encuentran en la calzada de los gigantes, frente a las costas del sudeste de Escocia. Menos mal que el día acompañó poniéndose horrible y, de esta forma no nos hizo tener ganas de otra cosa mejor que hacer.
- Pasear frente a casas georgianas de ladrillo rojo y tejado de pizarra, con tres plantas incluido el sótano que se reservaba para cocina, almacenes y sirvientes y la azotea que alojaba a los niños y su Mary Poppins particular.
- Escuchar a los músicos callejeros y comprar bouquets de flores en alguno de los muchos puestos callejeros de Henry Street. Cruzar el puente del medio penique o el de O´Connell en cualquiera de los dos sentidos, nos va a colocar en el auténtico Dublín de las guías turísticas al uso.
- Visitar el enorme complejo universitario del Trinity College que asienta su enorme campus en el lado izquierdo del río Lifey, en el centro de la ciudad tiene algo de añoranza de los años de estudiante y no deja de tener su encanto el descansar mientras en el campus se juega un partido de críquet entre universitarios.
Si la casualidad te hace que coincidas con bastantes personas que, a un lado y otro de la acera, aguardan la llegada de alguna comitiva, espera un poco y, probablemente, verás pasar la antorcha con el fuego olímpico que se dirige a Londres para acompañar la celebración de las Olimpiadas en las que Nadal ganará una medalla. Y si lo estimas oportuno, da una vuelta por Malahide castle y regresa por Howth para comerte una ración de ostras a no demasiado mal precio.
Todo esto, desordenado me lo llevo puesto en la cabeza, dentro de la hermosa horrilla que me ha elegido mi ama para que la pasee este verano por donde quiera que vaya.
No se lo digáis a nadie pero, a escondidas, cuando nadie me veía, le he palpado el escote a la buena de Molly.
Estos irlandeses tienen la mala suerte de tener un hermoso país. Digo que es mala suerte porque la causa principal es el clima lluvioso y desapacible. Dicen por aquí que en un solo día es posible disfrutar de las cuatro estaciones. Y es casi verdad, porque nosotros hemos disfrutado de tres: el verano no ha venido a vernos ninguno de los días.
Me quedan pendientes algunas cosas para una próxima ocasión:
Visitar la fábrica de Guinness, probar el wisqui Jameson, llegar hasta los acantilados del oeste de la isla y hablar y entender el inglés con alguna fluidez.
No son muchas cosas pendientes y se pueden hacer todas en una tarde de inspiración.