Este año, el del fin del mundo para algunos, el de la crisis gorda para otros, o simplemente 2012 es el año del descenso del Sella.
Efectivamente, he descendido por el Sella en canoa.
No puedo decir que haya sido una experiencia extraordinaria ni que me sienta especialmente orgulloso de mí mismo por haberlo hecho. Pero sí que puedo decir que ha sido una magnífica ocasión de volver a comprobar que estoy rodeado de muchas personas que dedican parte, algunas mucha parte, de su tiempo en compartirlo conmigo, en estar conmigo, en procurarme bienestar.
Medalla de oro para ellos.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario