viernes, 4 de octubre de 2013
En menos de cien palabras. Érase una vez (Antinatural)
Érase una vez una mamá de ojillos chispeantes que vigilaba con temor los inseguros pasos de su hijito paralítico. Acompañó, con ternura, a su hijo al altar. Más tarde, ilusionada, al bautizo de su primer hijo. Con angustia y entereza, lo veló en las interminables noches de la lenta recuperación de su larga enfermedad. Años después, con sacrificio y paciencia, volvió a acogerlo en su casa, tras el doloroso divorcio. Y, ahora, con la mirada perdida por primera vez en su larga vida, echa un puñado de tierra húmeda de lágrimas sobre el ataúd de su hijito.
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