Firme propósito para 2.010: desengancharme.

Sí, ya lo sé: es una tontuna hacer própositos para el nuevo año. Pero no puedo resistirme porque, como ya sabréis a estas alturas, soy un tipo vulgar, único y genial.
Lo que quizás no sepáis aún es que también soy un tipo sin voluntad y, por lo tanto, incapaz de llevar a cabo sus propósitos. Pero tenerlos, los tengo. "Verbigracia": aprender inglés, adelgazar, hacer ejercicio, cuidar a mi chica, tener un hijo, dejar de fumar, buscar trabajo, no escupir en el suelo ni tirarme pedos cuando voy en metro, devolver los euros a mi cuñado y los no sé ya cuantos favores a mi amigo Luis, madrugar (a las 11 estaría bien)... ¡Puf! Solo de pensarlo siento un agobio que me paraliza.
Pero todo va a empezar a cambiar en 2010. ¡Si señor!. He decidido ir poco a poco y voy a empezar por una mejora al año. La primera es: (¡Tachán!) ... La más necesaria: desengancharme de la sacarina. Sí, de esas dos pastillitas que, después de cada comilona y justo antes del güisqui, dejo caer en mi café y que anestesian mi conciencia haciéndome creer que hago algo por cuidarme, que aún tengo amor propio. Voy a hacerlo sustituyendo las pastillas por sobrecitos de polvo blanco. ¿A que soy genial?
¡Ah! se me olvidaba decir que también soy un tipo sin conocimiento, aunque creo que esto no me lo he currado yo, que debe ser genético, porque a mi prima también le pasa (lo de no tener conocimiento).