LA VIDA SIN PRISA. TIC-TAC. TIC-TAC...

La vida es un tic-tac que se puede llenar con una redonda, o con dos blancas, o con cuatro... Todo estará bien siempre que sea con algo que merezca la pena y ... sin prisa.

lunes, 9 de marzo de 2015

Lo primero, las presentaciones. Este es Gufy

Hace más de un año que no me animo a escribir en el blog. No es por no tener nada que contar. Es por no saber como hacerlo. Vamos a ello. Desde el 19 de enero de 2015, convivimos en casa con un nuevo miembro de la familia: se trata de Gufy, un perro labrador retriever de color amarillo y de dos años de edad que se ha graduado recientemente como perro guía por la Escuela de la Fundación ONCE del Perro Guía. ¡Ahí es nada! Ahora nos encontramos los tres, Maribel, Gufy y yo, en eso que llaman proceso de adaptación y acoplamiento. Al fuerte estrés del primer mes, ha seguido el tiempo de ir percibiendo los avances en la constitución de lo que llaman el binomio perro guía – usuario. Lo cierto es que Gufy nos lo ha puesto muy fácil en lo referente a la convivencia doméstica, porque se trata de un ser educado con esmero. – Tendríais que ver con la precaución que se mueve cuando la abuela Juana deambula por la casa o el jardín. A Gufy le gusta comer hierba, se diría que en una vida anterior fue vaca u oveja. Hablando de ovejas, os tengo que decir que se pirra por las bolitas esas que van regando por los caminos. También le encantan las relaciones sociales con otros perros y les presta atención aunque los vea a cien metros de distancia. Los olores de las esquinas, setos, farolas, árboles y demás lugares que suelen marcar los de su especie, son para él, un fuerte atractivo. Pero lo que voy notando, cada día un poco más, es que le gusta que yo le alabe lo bien que hace su trabajo para mi seguridad en los desplazamientos. Notar como se alegra por mis alabanzas y caricias después de haber superado un tramo difícil de acera, con sus farolas, señales, papeleras, bancos, coches que invaden un espacio que no les corresponde, agujeros en la calzada mal tapados con un trozo de tabla, estrecheces y gente parada en grupos y tecleando en el móvil… Por eso, por el estrés que le supone y que acepta, cada día con más soltura y porque cuando vamos a salir a la calle se me planta delante para que le ponga el arnés de trabajo. Por ello y por más cosas, yo le cuido lo mejor que me han enseñado en todas sus necesidades de alimentación, salud, emocionales, de juego, de cariño y reconocimiento. Estoy orgulloso de los tres: Maribel, Gufy y yo mismo y muy agradecido a gufy y eternamente agradecido y enamorado de Maribel, que encima sufre cuando intuye que yo estoy pasándolo mal. Continuará.

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