LA VIDA SIN PRISA. TIC-TAC. TIC-TAC...

La vida es un tic-tac que se puede llenar con una redonda, o con dos blancas, o con cuatro... Todo estará bien siempre que sea con algo que merezca la pena y ... sin prisa.

lunes, 30 de marzo de 2015

Madrecita del alma querida

“Madrecita del alma querida. En mi pecho yo llevo una flor. No me importa el color que ella tenga. Porque, al fin, tu eres madre la flor.” Así es como yo recuerdo la letra de la canción que a ti tanto te gusta que te cante. Tengo que felicitarte por resistir entre nosotros los noventa y dos años últimos. Tengo que reprocharte no haberlo hecho sin envejecer. Por lo menos, sin que te lo haya notado yo tan de golpe. Viéndote ocuparte de todo y de todos, he llegado a pensar que esto sería siempre así… Yo he procurado mantenerte, lo más posible, al margen de mis cuitas y esto me había proporcionado el consuelo necesario para sentirme bien en mi relación contigo. Pero ahora, me da rabia no ser capaz de sobreponerme al duelo anticipado que te vengo haciendo. Perdóname lo injusto que es, pero me pasa. Y lo siento mucho. Ahora que no me escuchas, te estoy contando una pena del alma. Espero poder terminar sin que las lágrimas que se me ponen en la garganta, me impidan hacerlo. No quiero que tú lo sepas. Tampoco quiero que nadie te lo diga ni siquiera que intente consolarme. Es mi pena y quiero sacarla a pasear fuera de mi pecho para que tarde un poco más en ahogarme. No te veo, madre. Solo te oigo respirar dificultosamente, moverte con torpeza, repetir insistentemente que no entiendes lo que se te dice. Cuando estamos a solas, me mantengo alerta, tenso, sufriendo antes de tiempo que ya no me contestes más cuando te llame a voces: ¡Madreeeee! Y es que cuando no se percibe nada, la mente percibe lo que presupone que está ocurriendo. Me pregunto por qué, en lugar de esto, no me imagino tus ojillos vivarachos escrutando todo, tratando de controlar todo. En fin que soy un cobardita desde chiquitín. Ya es sabido. El otro día leí una frase que decía algo así: …”los cobardes agonizan mil veces antes de morir. Los valientes mueren sin enterarse”. Yo creo que ya he agonizado más de mil veces y, en el tema que me ocupa, unas novecientas… Ahora estoy cantando bajito, para adentro, tengo metida en la cabeza la cancioncilla de marras. Cantar. Cantar y cantar, pensando en ti… ¿Será que al cantarte y notar que te gusta, se me alivia el pecho? Estar junto a ti. Cogerte la mano. Darte besitos y cantar bien alto, para que lo oigan todos. Esto si puedo hacerlo y lo voy a hacer. Parece que me empieza a aflojar la presión en el pecho. Lo dicho Madrecita del alma querida: ¡Muchas felicidades!

No hay comentarios:

Publicar un comentario