LA VIDA SIN PRISA. TIC-TAC. TIC-TAC...

La vida es un tic-tac que se puede llenar con una redonda, o con dos blancas, o con cuatro... Todo estará bien siempre que sea con algo que merezca la pena y ... sin prisa.

sábado, 17 de diciembre de 2011

Julio el de Santa Cruz de los Cuérragos.

Julio Alonso es natural de Santa Cruz de los Cuérragos. Está orgulloso de su pueblo y como quiere que prospere se ha empadronado allí; más que nada por “hacer pueblo” y que la Diputación aporte fondos para sacarlo del abandono en que se encuentra. Julio regresó de “Las Vascongadas” cuando se jubiló y pese a tener su piso en Zamora capital, pasa desde marzo hasta noviembre en su casa del pueblo. Eso sí, cada mes tiene que ir a revisarse lo del sintrón porque tiene la sangre “recia” y así aprovecha también para hacer la compra de lo necesario ya que los suministros no llegan con frecuencia. El panadero sí les visita una vez por semana y el pan no les falta. Julio sale a pasear todos los días y se para con todo el que encuentra y le regala con su locuacidad. Él sabe que el que se empadronen los viejos no hace pueblo, pero los jóvenes no se quedan en el pueblo ya que la vida no es fácil allí. Aunque el la prefiere a la de la capital: “al fin y al cabo, haces lo mismo, pasear y hacer los recados por la mañana y luego meterte en casa y ver la televisión.” Como dice Nieves, otra de los once empadronados, ay que aprovechar en verano, cuando hay gente por la calle, y hablar con alguien, que luego sales y no encuentras un alma. También cuenta que “esa casa salió por diez millones, aparte del terreno y la piedra, que fueron otros seis”. ,. En su pueblo han aprovechado lo que les da Patrimonio para arreglar la calle. Patrimonio les paga porque sus terrenos comunales tienen restricciones de uso, pero es “una miseria” lo que reporta al pueblo. Los jóvenes no se quedan porque la explotación agrícola del terreno es muy costosa y poco rentable debido a que se hace necesario vallar los cultivos para defenderlos de los jabalíes y los ciervos que tanto abundan por la zona. Cuando preguntamos a Julio por el camino que nos puede llevar al puente sobre el arroyo Infiernos, nos explica el bueno de Julio que no conviene que vayamos allí a esta hora porque hace falta casi una hora para bajar hasta allí y luego hay que volver y ya no nos queda luz suficiente. Pero nos indica que si queremos dar un paseíto, nos podemos llegar hasta un majestuoso castaño “milenario” según él que se encuentra cerquita. Según Fernando, el que atendía el bar de la casa rural el castaño ronda los quinientos años, que no está nada mal. Esta casa es de “un médico de Valladolid y también han arreglado otras casas forasteros hasta de Canarias” .Creo que Julio Alonso sabe que los seres vivos más longevos son precisamente esas especies que se quedan pegadas al terreno en que nacieron y allí esperan , se alimentan con lo que les da la tierra , se reproducen, aceptan y acogen a las visitas que les llegan y les proporcionan, hospitalarios, sus frutos, su sombra y su cobijo, y se dejan abrazar y admirar. Y Julio hace lo mismo de marzo a noviembre. Y cuando cesan las visitas estivales y el tiempo lo permite “porque no hay niebla” , Julio se conforma con divisar ver desde su pueblo La Carballeda, Sanabria y la raya de Portugal, sabiendo que si se queda allí es muy posible que disfrute, igual que el castaño, de una larga vida llena de paz. Igual que lo hacen, sin duda, los que descansan en el curioso cementerio, incluidas las dieciocho almas que poblaban las seis casas del lugar en mil ochocientos cuarenta y pico. Eso es lo que dice uno de los varios carteles informativos que amenizan el paseo a los visitantes que han tenido la fortuna de llegar hasta allí. Y que si lo hacen el día y hora adecuados, podrán conocer a ese panadero que, a pesar de no ser negocio, continúa haciendo pueblo una vez por semana y sube hasta aquí y trae consigo el pan de cada día de las gentes del lugar. Al marcharme, después de la visita, me quedo con la sensación de que, si vuelvo allí dentro de quinientos años, me encontraré de nuevo con Julio, Nieves, Fernando, el canario y, si es el día adecuado, podré comprar pan.

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