LA VIDA SIN PRISA. TIC-TAC. TIC-TAC...

La vida es un tic-tac que se puede llenar con una redonda, o con dos blancas, o con cuatro... Todo estará bien siempre que sea con algo que merezca la pena y ... sin prisa.

viernes, 23 de diciembre de 2011

Quieres ayudar, ¿ verdad? Capítulo Uno.

Dirigir a un ciego que lleba bastón. - ¿Quieres ayudar?- Sí. - Eso está muy, muy bien. ¡ Gracias, muchas gracias. - Pues allá van unas recomendaciones. Lo primero que debes saber cuando veas un ciego en apuros porque se le nota que va despistado o que no encuentra su camino es que, muy probablemente, esté además de un poco perdido, algo nervioso. Por lo tanto no le abordes bruscamente. Hazlo dirigiéndote a él sin voces y, si piensas que te conoce, identifícate. Aunque si no le conoces, no estaría de más que le dijeses algo así como: Buenas, ¿le puedo ayudar en Algo? Es posible que esto sea suficiente porque él te hará saber lo que necesita. Es lo mejor y lo primero que debes hacer. Pregunta y ya te dirán. Sobre todo no le dirijas con empujoncitos o tirando de él hacia cualquier lado. Esto “descoloca” y sirve para ponerle más nervioso aún. Ni mucho menos intentar guiarle la mano del bastón con la tuya. Date cuenta de que es algo parecido a ir de copiloto en un coche y orientar al conductor haciendo girar tú mismo el volante hacia el lado al que hay que dirigirse. Cuando alguien hace esto conmigo, tengo la sensación de quedarme suspendido a un metro del suelo. Si te encuentras a distancia y tienes que advertirle o encaminarle, hazlo con orientaciones espaciales lo más precisas de que seas capaz y referidas a la posición y dirección en la que él se encuentre. Por Ejemplo: sigue de frente y al final de la pared gira a tu derecha. Si ves que se encuentra en riesgo porque se ha salido de la acera o se va a meter en un lío, etc. Adviérteselo claramente y dirígele o acércate a ayudarle. Cuando vayas a acompañarle guiándole, es mejor que le ofrezcas tu brazo o tu hombro, el sabrá como hacer. Ten especial cuidado con los obstáculos que pueda haber a la altura de su cabeza y ve siempre un poco por delante. Si fueseis una hora seríais las once y cinco. Tú las once y el las y cinco. No es difícil, ¿Verdad? Pues lo dicho: ¡ Gracias!

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