LA VIDA SIN PRISA. TIC-TAC. TIC-TAC...

La vida es un tic-tac que se puede llenar con una redonda, o con dos blancas, o con cuatro... Todo estará bien siempre que sea con algo que merezca la pena y ... sin prisa.

domingo, 25 de marzo de 2012

Caprichosa.

Esta vez lo tengo que conseguir.
No sé por qué me ha venido este absurdo pensamiento a la cabeza. Como si alguna vez hubiese dejado de hacer lo que me venía en gana, por muy absurdo que fuese.
¡A mí con esas! ¡A la hija de mi madre con esas! ¡No hija, no!
Antes, cuando iba de mansita, de modosa, me pasaba. Pero ahora no.
Se acabaron los días en los que tenía que someterme al criterio de los demás. Y no digo que yo tenga buen criterio. Lo que digo es que mi criterio es el que más me gusta, el que me satisface.
Además, tiene que ser ahora mismo. ¡Ya! Si tardo en conseguirlo se me pasará la gana.
Esa mosca muerta de la recepción todavía sigue parloteando por teléfono y yo aquí acurrucadita en mi rincón. No es que esté mal, al contrario, Me he hecho pis encima y noto el calorcillo ese tan agradable entre mis muslos.
Pero noto las ganas, Esas ganas irrefrenables de arrancarle la lengua a la asquerosa de la recepción.
¡Calma, mucha calma!
La cámara parpadea en rojo: me están viendo.
Llorar me va a servir. Ya noto el saladillo de las lágrimas. Ese regusto parecido al de los mocos y menos denso e indigesto que el de las flemas, Aunque si lo pienso bien, el regusto de las flemas es casi dulce, casi empalagoso. Y yo soy más de salado. Por eso me gustan más las lágrimas y los mocos.
Ya viene, oigo sus pasos, Claaaaaasssspppppssppppsssspppp, Claaaaaasssspppppssppppsssspppp,
La cerradura. Charkleeengggg Xaarsnkckclrrchchj, Xaarsnkckclrrchchj, Xaarsnkckclrrchchj.
Y ese chirrido de la puerta que me da dentera. ¡Ya podían poner aceite en los goznes! Chiiiiiiiiirrrriiiichirrrriiiiii. Chiiiiiiiiirrrriiiichirrrriiiiii. Chiiiiiiiiirrrriiiichirrrriiiiii. Chiiiiiiiiirrrriiiichirrrriiiiii.
Lo tengo clavado en el alma. Me da escalofríos y me pone los pelos de punta y la piel de gallina.
Además, ha conseguido que se me pasen las ganas. Ya no tiene gracia.-
¿Pasa algo, ricura?
Encima no ha venido la recepcionista. No me voy a molestar en contestar a ese cerdo de segurata. Se va a arrepentir de mirarme con esos ojos y las babas goteando por la comisura de los labios. Pero ahora no es tu turno.
- Está bien. Como quieras.
- ¡Vete a la mierda, hijo de puta!
Chiiiiiiiiirrrriiiichirrrriiiiii. Chiiiiiiiiirrrriiiichirrrriiiiii. Chiiiiiiiiirrrriiiichirrrriiiiii.
Charkleeengggg Xaarsnkckclrrchchj, Xaarsnkckclrrchchj, Xaarsnkckclrrchchj.
Claaaaaasssspppppssppppsssspppp, Claaaaaasssspppppssppppsssspppp, Claaaaaasssspppppssppppsssspppp, Claaaaaasssspppppssppppsssspppp,
Claaaaaasssspppppssppppsssspppp, Claaaaaasssspppppssppppsssspppp,
Aquí en el silencio, acurrucada, con la camisa de fuerza que me da seguridad, con el calorcillo entre los muslos y…
Siento las ganas, y esto sólo depende de mí. Por eso lo voy a hacer.
¡Por Dios que sí!
¡Ahhhh, que gusto! ¡Estoy descompuesta!
¡Lástima que ese olor agrio no sea lo suficientemente asqueroso, lo suficiente para hacerme vomitar!
¡Esto también está calentito y es agradable!

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