Once.- Para ayudarme, conóceme. Parte 04.
- ¿Quieres ayudar?-
Sí.
- Eso está muy, muy bien. ¡ Gracias, muchas gracias.
- Pues allá van unas recomendaciones. Lo que viene a continuación son unas reflexiones inspiradas por : http://www.integrando.org.ar/datosdeinteres/it_guia_acompaniante. htm
Guía para interactuar con personas ciegas. Parte cuarta.
Es recomendable que leas, analices y practiques los CONSEJOS PARA UNA BUENA COMUNICACIÓN CON LAS PERSONAS CIEGAS que vienen a continuación. Podríamos agregar mucho más, pero es lo suficiente para iniciar una agradable y enriquecedora experiencia como acompañante de personas ciegas.
CONSEJOS PARA UNA BUENA COMUNICACIÓN
CON LAS PERSONAS CIEGAS.
Tal vez muchas veces has querido ayudar a una persona ciega y no te has atrevido a hacerlo por temor a una respuesta agresiva o sencillamente para no cometer un error. He aquí algunos consejos para ser útil:
1) En primer lugar, ten en cuenta esto. Cuando entres a un lugar donde se encuentra un ciego, habla aunque sea sólo una palabra de saludo. Es preciso que hagas notar tu presencia y también prevenirlo cuando te retires. No sabes bien lo desagradable que es continuar hablándote después de que te hayas marchado
2) Jamás te dirijas a mí por intermedio de otra persona. Hazlo con normalidad y asegúrate que sepa que te estás dirigiendo a mí, llamándome por mi nombre, tocándome un brazo o de cualquier otra forma.
3) No modifiques tu modo de expresarte para evitar ciertas palabras como “ciego” o “ver”. La discapacidad visual es la ceguera y se llama “ciego” a quien la porta. Esto no me ofende y yo uso naturalmente estas palabras. Puedes utilizar sin temor palabras que hacen alusión a la vista, como “mirar”, “ver la televisión”, “bonito” o “hermoso”. A mí no me molestan estos términos e incluso los uso. Por ejemplo, puedes decirme: “¿Viste ayer el telediario?” refiriéndote a escuchar las noticias por televisión.
4) Cuando te encuentres conmigo, pregúntame si deseo que me acompañes pero no insistas si te digo que puedo arreglármelas solo.
5) Si acepto tu ofrecimiento, préstame tu brazo pues así podré seguirte y realizar los mismos movimientos que tú, lo que me será imposible si eres tú quien me toma del brazo y me empujas hacia adelante. Eso es lo que yo llamo zarandeo y me resulta desconcertante. La sensación es la de que te colocas ante un precipicio y alguien te empuja.
6) Cuando cruces una calle acompañándome, detente un momento junto al bordillo de la acera y adviérteme si hay que subir o bajar.
7) Encara las aceras de frente, nunca en diagonal. Lo mismo rige para las escaleras fijas y mecánicas. No me abandones hasta que ambos nos encontremos sanos y salvos al otro lado de la calle.
8) Si de repente, me tienes que dejar, indícame brevemente todos los peligros que se encuentran en el camino a seguir. Si me “aparcas”, mientras haces otra cosa, por ejemplo, colocar algo en el maletero, no lo hagas dejándome de cara a la pared: me siento ridículo.
9) Para indicarme un asiento, toma mi mano derecha y ponla sobre el respaldo de la silla o sobre el brazo del sillón y sabré tomar asiento por mis propios medios.
10) Para subir a un coche, coloca mi mano sobre la manija de la puerta, o si está abierta, sobre el techo del vehículo e indícame si el frente del coche está a mi derecha o a mi izquierda. Me ubicaré de inmediato en el lugar correcto, sin ninguna otra ayuda.
11) Para subir una escalera común, colócame la mano sobre el pasamanos. Si se trata de una escalera mecánica, indícame si sube o si baja, luego colócame la mano sobre la cinta sin fin, en el momento que vaya a usarla.
12) Para pasar por una puerta giratoria: Si te digo que prefiero ir delante, coloca mi mano sobre uno de los paneles giratorios para que me de cuenta de la dimensión del compartimento e inicie el movimiento; si prefiero seguirte, hazme saber cuando entras, para que suelte tu brazo y entre en el compartimento siguiente, pero jamás en el mismo que tú. Si la puerta es de las normales, indícame si abre a la derecha o a la izquierda y si lo hace para adelante o para atrás. Por ejemplo, puedes decir: “Vamos a entrar por una puerta que abre hacia delante y a derechas.”. En cualquier caso, asegúrate de que la puerta no se cerrará en mis narices o en mi culo después de haber pasado tú.
13) Si me entregas billetes de distintos valores, hazlo por separado, agrupados por cada valor, identificándolos vez por vez.
14) Si te pido una dirección, indícamela tan precisamente como sea posible, señalándome la distancia a recorrer, si debo doblar a izquierda o a derecha o seguir en línea recta. Si usted es policía, vigilante o encargado del lugar, preséntese como tal, pues puedo tener necesidad de una ayuda de su parte, que no aceptaría proviniendo de otra persona.
15) Evita especialmente la lástima o una solicitud excesiva. Al acompañarme háblame como a todo el mundo, ayúdame discretamente y no insistas cuando te diga que ya no lo necesito.
16) Si tenemos que convivir, en tu casa o en la mía, lugar de estudio o trabajo, procura que las puertas y ventanas estén siempre completamente abiertas o completamente cerradas, e infórmame de los cambios que se produzcan en la ubicación de los muebles.
17) Cuando te encuentres conmigo o con cualquier conocido ciego, preséntate por tu nombre al saludar, no pretendas que siempre sepa con quién estoy hablando. Es de muy mal gusto jugar con la ceguera al “adivina quien soy”. Aunque lo hagas sin intención, no dejará de ser un gran fastidio.
Aplicando estos consejos estarás brindando un gran servicio.
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