LA VIDA SIN PRISA. TIC-TAC. TIC-TAC...

La vida es un tic-tac que se puede llenar con una redonda, o con dos blancas, o con cuatro... Todo estará bien siempre que sea con algo que merezca la pena y ... sin prisa.

sábado, 24 de marzo de 2012

Susana.

Tomasa, así es como llaman a Susana cuando la requieren para acudir a los tratamientos. Tomasa, si señor Pero yo creo que hace bien en hacerse llamar como a ella le guste que lo hagan. Por eso yo la conozco por su verdadero nombre: Susana.
Susana habla poco, supongo que cuando se encuentra sin su marido Amador y en su ambiente, sí que lo hace, lo de hablar, digo. Porque uno, si le preocupa algo, de eso es de lo que habla. Y Susana no quiere hablar de lo que le preocupa delante de su marido. Porque lo que le preocupa es su marido. La actitud algo negativa y negacionista que, comprensiblemente, adopta con su situación de pérdida progresiva y, al parecer, inexorable, de la vista. .
Susana no habla de enfermería, la verdad es que no habla mucho de casi nada.
La parrafada más larga que hasta el tercer día de charla se ha permitido, ha sido para contarnos lo que le asusta que su marido pegue un ronquido de esos que tiembla el misterio para, a continuación contener la respiración como si no fuese a volver a respirar nunca más. Que susto si resultase que se había muerto.
Susana hace para su marido un cocido riquísimo que le deja roncando una siesta de toda la tarde. A ella no le gusta la coliflor, pero como a su marido sí, ella la compra y la cocina solo para él.
Estas son las conversaciones que se permite mantener.
Susana lo que hace es dejar llevar la voz cantante a su marido, pero yo percibo que lo hace para dejarle hacer y no porque no tenga nada que decir.
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Susana a sus sesenta y un años ya está jubilada.
Susana fuma, eso sí, es un hábito compartido con su marido. Estoy seguro de que tanto ella como él están deseando dejar de hacerlo, pero ya se sabe que no es nada fácil. Mientras tanto, hacen el tratamiento de aerosoles para mejorar los problemas respiratorios de las vías altas. Susana toma manzanilla en infusión y se muestra también moderada en las comidas. – Me gustaría averiguar cuál es su otro exceso. Seguro que lo tiene, todos lo tenemos. Es posible que sea que no es tan moderada en las comidas porque ya no usa la talla 38 como antes. Eso sí, guarda aún aquellas faldas y vestidos que se ponía para asistir a los deslumbrantes espectáculos que aún le alimentan el alma.
A Susana, se le nota muy preocupada por Amador, por la manera que tiene de afrontar la pérdida de visión y sus consecuencias.


Susana canta bastante entonadas las coplas, boleros, rancheras y demás especialidades del repertorio de los que amenizan las veladas del INSERSO. Susana aplaude con entusiasmo fingido las intervenciones de los que hablan en público y le caen bien.
Susana disfruta de vivir en Puerta de Hierro, frente a la Dehesa de la Villa, con ese olor a pino que le entra en casa cuando abre las ventanas. A Susana le gusta escuchar a su marido y casi nunca le contradice en público, pero no sé porqué, me parece que no siempre está de acuerdo con lo que dice, no sé por qué, pero me da esa impresión.

Lo digo porque Susana parece que tiene devoción por Santa Gema y por el Cristo de Medinaceli, pero no dice nada cuando Amador arremete con ira verbal contra la Iglesia y las creencias religiosas. Me resulta raro que no parezca afectarle lo más mínimo. Será que está muy acostumbrada y ya no le afecta.
Porque a Susana se le nota que está enamorada de Amador.
Me atrevo a sugerirles que cambien de nombre a los dos, mejor dicho que intercambien sus nombres.
Así ella, la enamorada, sería Amadora.
Él sería, pues, Tomás.
Amadora, la que ama.
Tomás, ver para creer.
Tomás y Amadora.
Amadora y Tomás.

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