LA VIDA SIN PRISA. TIC-TAC. TIC-TAC...

La vida es un tic-tac que se puede llenar con una redonda, o con dos blancas, o con cuatro... Todo estará bien siempre que sea con algo que merezca la pena y ... sin prisa.

jueves, 2 de febrero de 2012

EN MEMORIA DE CONCHITA:

Conchita falleció unos años antes de morir.
No os extrañéis que os lo voy a explicar.
Aún no sabemos cuando escribió la nota dirigida a Ramón, su hijo.
En ella, le indicaba claramente una de sus últimas voluntades. El encargo que le hacía debería cumplirlo tras su fallecimiento.
Lo que sí sabemos es que la nota apareció junto a otra dentro de una vieja cartera de mano.
En la otra nota figuraba una relación con los nombres de sus hijos y, junto a cada nombre la fecha en la que había sido bautizado.
Supongo que, cuando redactó el testamento manuscrito en forma de mandato para su hijo, intuía que ella no podría realizarlo personalmente. Tal vez lo que ocurrió fue que en aquel momento no le pareciese oportuno.
Sea cual fuese su motivación, el resultado fue que, unos años después, Conchita sufriría un deterioro cognitivo que le impediría hacer eso y casi cualquier otra cosa.

En la nota indicaba claramente su deseo de que, tras su fallecimiento, Ramón se encargase de entregar en su nombre a cada uno de sus ocho nietos y nietas, cuya relación explicitaba en ese humilde trozo de papel, la cantidad de doscientas mil pesetas.
Hoy, más de tres años después del fallecimiento de Conchita, he notado que aún no había muerto. Lo he notado cuando una de sus nietas, me contaba la historia. He sentido la caricia de Conchita cuando he tocado ese precioso colgante de rodonita rosa engastado en flores de plata que Cris llevaba con orgullo al cuello, luciéndolo con amor y agradecimiento.
Me imagino a Conchita acompañando a Cris en busca de algo que comprar para que hiciese honor al recuerdo de su abuela e inspirándole en la elección más adecuada para emplear sus doscientas mil.
Y ahora, aquí estoy yo escribiendo esta historia con Conchita a mi lado, inspirándome, ayudándome a encontrar las palabras, y vosotros leyéndola.
¿Entendéis ahora, verdad?
Trascender es eso: Algo que haces en vida, tiene prolongación en el tiempo, en las acciones de los demás, de los que te suceden, de los que heredan de ti.
Ese deseo de trascender se puede ver cumplido por cualquiera. No por cualquiera que tenga un lápiz y un papel y varios hijos, uno llamado ramón que haya tenido voluntad y medios y ocho nietos y un millón seiscientas mil pesetas. Esos son solo las herramientas que la vida ha utilizado. Lo que hay que tener son buenos sentimientos y generosidad y ningún anhelo de trascendencia. La vida se encargará de lo que haga falta, siempre que existan los recuerdos y que alguien no robe a los herederos la verdad de lo ocurrido como se empeñan en hacer algunos robando la memoria.
¡Larga vida a Conchita!

1 comentario:

  1. Gracias por tu homenaje, siempre me ha admirado tu gran visión. Tu capacidad de describir personas, hechos y situaciones aunque no hayas estado allí.

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