LA VIDA SIN PRISA. TIC-TAC. TIC-TAC...

La vida es un tic-tac que se puede llenar con una redonda, o con dos blancas, o con cuatro... Todo estará bien siempre que sea con algo que merezca la pena y ... sin prisa.

sábado, 25 de febrero de 2012

Sobre abogados y justicia...

Son demasiadas las ocasiones en las que, en los últimos tiempos, nos asalta cada día una historia increíble que tiene relación con la administración de justicia. Digo historia porque eso es lo que parecen: historias, cuentos…
No puede ser verdad lo de esas sentencias que absuelven a los que yo creo culpables; o las que condenan a los que persiguen a los culpables; o las de los abogados que aconsejan silencio o cambio de declaración a conveniencia de la evolución del proceso; o de fiscales que cambian según el político que manda y con ese cambio se cambia el sentido de las investigaciones; o que la fianza archimillonaria de un político presuntamente corrupto sea puesta por una caja de ahorros en quiebra.
En fin, seguro que en la cabeza de todos están los MISMOS CASOS RECIENTES Y EN PROCESO E INCLUSO LOS VENIDEROS.
Y no puede ser verdad tanta presunta sinvergonzonería, tanta presunta cara dura y tanto latrocinio.
Eso son historias, cuentos chinos, chistes…
Vamos a tomarlo así como chistes, a ver si con ello contribuimos a socavar un poco más este semiputrefacto estado de semiderecho que tenemos.
Lo digo así por el tufillo a podrido que tengo metido en las narices. Y que me produce una inflamación con prurito del apéndice antedicho, o como quiera que se exprese en esa jerga que usan los de las puñetas, togas y mazas de hacer callar.


Primero una verdad como un templo:


Cuando acudas a la justicia para que te den tu razón, no bastará con que la tengas. Deberás saber como pedirla. Tendrás que contar con los medios para hacerlo, Y lo más difícil de todo: que te la quieran dar. Es así de duro.


Segundo, un sucedido:

Cuentan que en aquel pueblo acababa de instalarse un joven abogado con su esposa. Lo hicieron en un modesto pisito de la calle principal, donde habían habilitado una de las habitaciones como despacho. La placa que colocaron en la fachada, junto a la puerta de entrada al edificio, rezaba así: Justo de Dios Pulido y debajo ABOGADO.
Era uno de esos pueblos principales con feria semanal de ganado al que acudían todos los sábados las gentes de los pueblos y aldeas de la comarca para hacer sus transacciones.
Sin duda, las relaciones comerciales entre ganaderos y tratantes generaban algunas diferencias que requerían la intervención, en ocasiones, de los tribunales y, por tanto, de abogados y procuradores. Parecía un buen sitio para abrí despacho legal.
El primer día de feria ya acudió un paisano que contó al abogado la siguiente historia:
El hombre, había vendido una vaca de su propiedad a un señor de otra aldea. Habían ajustado el precio que convenía a ambos y también acordaron que la vaca fuese custodiada por el vendedor en su pueblo hasta que el comprador, unas semanas más tarde, pudiese desplazarse hasta allí de nuevo para recoger al animal; porque debía salir de viaje para visitar a su hermana que se encontraba enferma en la capital y, por lo tanto, no le era posible llevarse el animal en aquel momento.
El comprador tras el apretón de manos, entregó al vendedor la mitad del precio acordado y un adelanto de una semana de pupilaje de la cabeza de ganado, comprometiéndose a liquidar la otra mitad del valor de la compraventa al llevarse el animal y también liquidar los días de pupilaje, a tanto el día.
El vendedor, por su parte se comprometió a cuidar del animal como hasta aquel momento había hecho.
Los dos quedaron satisfechos. Los dos se fueron a cumplir con sus obligaciones.
Pero ocurrió que la vaca estaba preñada y a los dos días de haber sido vendida, parió un hermoso ternero que el vendedor no apartó de la madre para que esta continuase produciendo, con el estímulo del mamoneo de la cría, la leche. Porque el nuevo dueño de la vaca había dicho que le interesaba para producir leche para alimentar a su familia.
Bueno, pues el caso era que esa misma mañana, después de una semana y dos días de la venta del animal, había venido el nuevo dueño a recoger la vaca. Pretendiendo, llevarse también el ternero, a lo que él, naturalmente, se negó, porque en ningún momento se había tratado sobre él en las negociaciones previas al cierre de la transacción. Además, estaba claro que el ternero era suyo porque había nacido en su establo.
Como resultado de la diferencia de criterio entre ambos, el comprador airado había salido de la casa del vendedor, anunciando su intención de acudir inmediatamente a denunciar lo sucedido y reclamar su razón a la justicia.
El vendedor, por su parte, estaba allí, ante el abogado para pedir asesoramiento legal y consejo en el proceder.
Tras escuchar atentamente la narración, el joven abogado dijo al hombre que no se preocupase que él tenía razón: el ternero era suyo y así seguiría siéndolo si hacía caso a sus consejos. En primer lugar, debería seguir atendiendo a ambos animales, pero anotando todos los gastos que le ocasionasen por cualquier concepto incluidos los honorarios que debería pagarle a él como su abogado que, según entendía, era desde ese momento Todo ello, para reclamárselos al que pretendía aprovecharse tan descaradamente del recto proceder del honrado ganadero que, sin duda era.
Con estas tranquilizadoras palabras y el recibo del dinero que entregó al abogado para comenzar la preparación del caso marchó el hombre.
La esposa del abogado, que había escuchado todo desde la habitación contigua, le dijo a su marido lo orgullosa que estaba de él por lo inteligente que era y se congratuló por el acierto de haberse instalado en aquel lugar donde tantos litigios se debían producir.
.
No había pasado un cuarto de hora cuando a la puerta de la casa del abogado, se presentó el comprador de la baca preñada para consultar el modo de proceder contra un ganadero de esa misma localidad que le intentaba estafar .
El relato que hizo de la historia aportaba los matices que a continuación, por no ser demasiado prolijo en el relato, resumiré de la siguiente manera.
El comprador de la vaca accedió al precio, bastante elevado, por cierto, al haber notado el estado de preñez del animal. No había hablado del ternero porque era evidente que cuando cerraron el trato, este incluía lo que se produjese en el parto
El tal Justo de Dios Pulido, tan solemne como supo aparentar, sentenció a favor del hombre que tenía ante sí.
El ternero era suyo, por supuesto. Era necesario plantear pleito contra el abusador que retenía los animales de su propiedad. En la reclamación se incluirían, también, los daños morales y los costes que el pleito ocasionase. Siendo necesario que en ese mismo momento, se estableciese una provisión de fondos para hacer frente a los gastos de la demanda y demás diligencias que sería necesario realizar.
Extendió recibo de la cantidad de dinero que el aldeano le entregó (Afortunadamente para el abogado y su señora esposa, el hombre llevaba encima la mitad del precio de la vaca y lo de dos días de pupilaje más los dineros necesarios para contratar un transporte para animales).

Después de quedarse a solas con su esposo, como había escuchado la conversación y, mientras contaba los billetes que habían quedado sobre la mesa, la perpleja mujer preguntó a su marido para que éste le despejase algunas dudas que le habían quedado tras la furtiva escucha
Marido, ¿cómo es posible que el ternero sea de los dos hombres a la vez?
La respuesta dejó aún más admirada a la mujer: ¡Qué listo, por Dios, qué listo es mi marido!
Mira mujer, lo importante de este asunto no es de quien sea la propiedad del ternero en este momento. Lo importante es que si llevo bien este asunto, el ternero será nuestro y puede que la otra mitad de la vaca, también.


Por último un chiste, que si no fuese porque los protagonistas son mafiosos, no tendría maldita la gracia:

Un jefe de la mafia descubrió que su contable había desviado 10 millones de dólares de la caja.
El contable era sordo. Por eso fue admitido en el trabajo, pues como no podía oír nada, en caso de una eventual detención y proceso, no podría actuar como testigo.

El jefe le llamó para interrogarle y llevó consigo a su Abogada, que conocía el lenguaje de signos.

El jefe pregunta al contable:
- ¿Dónde están los 10 millones que te llevaste?

La abogada, usando el lenguaje de signos, le hizo llegar la pregunta al contable, que a su vez respondió con signos:
- Yo no sé de qué están hablando.

La abogada lo tradujo para el jefe:
- Dice que no sabe de qué le hablamos.

El mafioso sacó una pistola de gran calibre mágnum y apuntó a la cabeza del contable, gritando:
- ¡Pregúntale de nuevo!

La abogada por medio de signos le dice:
- Te va a matar si no le cuentas dónde está el dinero.

El contable responde con signos:
- Bien, usted gana. El dinero está en una maleta marrón de cuero, que está enterrada en el jardín de la casa de mi primo Enzo, en el Nº 400 de la calle 26, bloque 6 del barrio de Santa Martha, mi primo no está ahora y no volverá hasta dentro de dos meses.

El mafioso pregunta a la abogada:
- ¿Qué dice?

La abogada responde:
- Dice que se caga en la madre que lo parió, que no tiene miedo de morir, y que no tiene huevos para apretar el gatillo...

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