LA VIDA SIN PRISA. TIC-TAC. TIC-TAC...

La vida es un tic-tac que se puede llenar con una redonda, o con dos blancas, o con cuatro... Todo estará bien siempre que sea con algo que merezca la pena y ... sin prisa.

miércoles, 22 de febrero de 2012

Germana.

Aún tengo aquella foto que le hice sentada, bajo la parra de la entrada de la vieja casa de piedra de la Abelleira.
La tengo pero no sé dónde. No importa, porque guardo una copia de seguridad en mi memoria.
Como esto de la memoria puede fallar en cualquier momento será bueno poner por escrito las evocaciones que me producen las fotografías antiguas.
Si algún día la memoria nos gasta la mala pasada de robarnos los recuerdos y alguien tiene la feliz idea de rebuscar entre nuestras viejas cosas las fotos y los escritos, y con paciencia, nos las va mostrando, nos hará el favor de ayudarnos a volver a vivir.
Es seguro que recordar es mover a vivir e incluso revivir a los que, son recordados.
Pues bien, hoy he sacado del lugar de mi cabeza donde la tenía aquella vieja foto que hice con mi vieja Zénit réflex. LA MISMA QUE REVELÉ Y AMPLIÉ CON EL EQUIPO CASERO QUE ME REGALARON POR HABER DEJADO DE FUMAR. (La primera de las varias veces que lo he hecho)
He tomado papel y pluma y me he puesto manos a la obra.


Creo que le tomé la foto en la primera visita que hicimos a nuestros amigos de Cespón para conocer su nueva casa.
Allí estaba ella, mamá Germana.
En aquellas fechas no sé que edad tendría, pero se le podrían echar tantos años como se quisiera.
La cara y las manos arrugadas eran lo único que dejaba ver su atuendo enlutado. Unos ojos cansados pero chispeantes de inteligencia, de pícara viveza, de sabiduría y de bondad.
Una expresión algo sombría cuando, concentrada mondaba as patacas. Esas patacas pequerrechiñas, redondeadas, diminutas que después de pasadas por la sartén se convertían en un manjar por si solas.
La foto en cuestión retrataba a Germana en una de sus tareas cotidianas, que no la única. Las faenas domésticas, en especial las relacionadas con la comida, representaban en ese momento de su vida la principal ocupación de sus días.
Pues bien, la estoy viendo, fuera de la casa, sentada delante de la ventana, a la izquierda de la puerta, con un canasto delante y una fuente de porcelana al lado. En una mano un cuchillo y en la otra una patata a medio pelar. Y toda una vida a cuestas, que apenas le obliga encorvarse un poco. El pañuelo negro de la cabeza algo ladeado y su enlutado cuerpo inexistente, como si un mago lo hubiese hecho desaparecer. Y entonces, clic.
Sólo conservo esta foto suya, pero muchos recuerdos más.
Algunos entrañables como cuando se esforzaba en hablar castellano para hacerse entender bien, pero su encomiable esfuerzo le ayudaba sólo las tres o cuatro primeras palabras.
Luego, sufría cuando Maribel, que aún no era experta en idiomas, no atinaba a pronunciar caldeirada y en su lugar decía calderaida o algo parecido. Entonces, no podía remediarlo y se reía burlona. Yo creo que se consolaba pensando:”Estos madrileños tampouco falan ben como nos ”
O aquella otra vez en la que nos explicaba como los del interior, paleticos ellos, tenían la idea de que eran más afortunados que los de la costa porque “pobriños, non ten mais que pexiños que comer”. Y lo traía a colación mientras dábamos cuenta de unos riquísimos berberechos feitos na lareira o unas gordas y sonrosadas nécoras, o unas cigalas de las de buen calibre, o una deliciosa empanada de millo, o unas suculentas almejas a la marinera, o una ensalada con las hortalizas de la huerta de casa, o unos mejillones rebozados, o un polvo con cachelos, o un sabroso caldo galego con su unto y sus grelos ty todo lo demás, o un poco de pucho con patacas fritidas, o un polo de la casa bien asado , o una manzana de las de Blancanieves pero de medio kilo recién cogida del árbol, o una tarta de Santiago, o....

No exactamente en ese orden pero todo ello en la misma comida de la que os voy a hablar.
Teníais que haberla visto.
Lugar: El enorme comedor de la casa nueva.
Motivo: Esa comida de celebración de las fiestas patronales del 15 de agosto en la parroquia de Cespón, municipio de Boiro, provincia de A Coruña.
Asistentes: media humanidad entre, familia, amigos y allegados.
Hora: después de comer.
Acción: Germana aparta discretamente los platos hacia el interior de la mesa, apoya sus codos en ella y, justo antes de colocar su cabeza entre ellos dice: - “Un momentiño” y se recuesta sobre los brazos para dormir una micro siesta.
No pasan diez minutos, lo que necesitaba, y ya está Germana reclamando su pocillo de café negro de puchero. A continuación, toma con una mano la botella de caña de la de 50º y colocando la otra mano delante de la taza, para ocultar a las miradas indiscretas lo poco que se va a servir, se pone en el café lo que le parece oportuno, diciendo “para rebajar el café”. Toda la operación en décimas de segundo, de forma precisa y con un aire pícaro en la expresión.
A los pocos instantes, se levanta y va a buscar la pandereta para comenzar la fiesta. Una de esas fiestas de cantar y no parar, de las que yo echo de menos, de las que hacíamos en mi casa por Navidad, cuando yo era niño y que pude revivir gracias, a nuestros buenos amigos de la Abelleira. Ya os hablaré de alguno más en otro momento, cuando encuentre alguna foto suya. Entonces serán ellos los protagonistas, pero hoy le toca a Germana.
Por si aún no os habéis hecho idea, os diré que me han contado de ella verdaderas maravillas. Lúcida, alegre, esforzada, con más sentido común que la media, luchadora,…
Esta mujer es de las personas que aportan a los que tratan con ellas una de las cosas que más duran en la vida: los buenos recuerdos.
Espero que traer aquí esta foto sirva a alguien para volver a vivir.
Hacer esta copia de seguridad me ha quitado, por lo menos treinta años de encima.
Además, me ha puesto muy, pero que muy contento.

3 comentarios:

  1. Yo también la recuerdo, feliz, contenta y aplaudiendo, cuando al regresar de la playa le entregábamos una bolsa llena de berberechos, (cuando aún se podían coger) para hacernos con ellos riquisimas comidas.

    ResponderEliminar
  2. La más Grande, sin duda! y Sólo comparable contigo!

    GRACIAS por recordarnos a nuestra mamá Germana!

    Ella estoy segura te diría uno de sus "tacos" de aprobación pero... igual no son horas de repetirlo!!

    ResponderEliminar
  3. La estoy viendo con sus aplausos Maribel, tal cual!

    Besos

    ResponderEliminar