LA VIDA SIN PRISA. TIC-TAC. TIC-TAC...

La vida es un tic-tac que se puede llenar con una redonda, o con dos blancas, o con cuatro... Todo estará bien siempre que sea con algo que merezca la pena y ... sin prisa.

sábado, 7 de abril de 2012

Hipócrita.

Aparentar, fingir, parecer lo que no se es. Ser hipócrita es algo más allá, es lo siguiente a fingir estar a bien con alguien y darle una puñalada por detrás.
Yo nunca he sido, hasta ahora, hipócrita. Pero ya es hora. Me interesa serlo y por eso voy a hacerles creer que acepto el tratamiento. Ese tratamiento que odio, que me anula, que me enajena, pero que me tranquiliza. Según ellos, claro.
Me interesa porque el otro día escuché como la enfermera le cotilleaba al segurata que, si todo iba bien y seguía colaborando, me sacarían cada día un ratito al jardín. Lo harían en cuanto comprobasen que el tratamiento hacía efecto.
Llevo ya cuatro semanas esperando y…

Claaaaaasssspppppssppppsssspppp, Claaaaaasssspppppssppppsssspppp,
La cerradura. Charkleeengggg Xaarsnkckclrrchchj, Xaarsnkckclrrchchj, Xaarsnkckclrrchchj.
Ahora el chirrido de la puerta. Chiiiiiiiiirrrriiiichirrrriiiiii. Chiiiiiiiiirrrriiiichirrrriiiiii. Chiiiiiiiiirrrriiiichirrrriiiiii. Chiiiiiiiiirrrriiiichirrrriiiiii.

- ¡Vamos tú, levanta que te vas de paseo!
¡Gracias, señor!
- No si va a ser verdad que esos cócteles que te largan hacen efecto. ¡Tira!
- ¿Podría desatarme, por favor?
- No, bonita, no eres de fiar.
- Y, ¿se puede saber que tendría que hacer para ser de fiar?
Ese guarro no piensa siquiera contestarme. Me está haciendo daño en el brazo.
- ¡Toma, ponte estas gafas! Dice la enfermera que no mires al sol y que mantengas los ojos entornados cuando salgamos.
- ¡Gracias, señor!

- Te veo sin lengua, cabrón.

- ¿has dicho algo?

- No, solo que parece que hace calor.


Nada más salir al jardín la he visto. Estaba encima de la paireta. Justo al lado del estanque. ¡Ojala, pasemos por allí!
Creo que sí, que va a ser posible. Nos acercamos. Está hablándome pero no le oigo.
Estamos al lado. Espero que el no se dé cuenta, que no la vea. Al fin y al cabo no es muy grande. Lástima que siga con las manos atadas. Tengo que pensar rápidamente.
- ¡Espere un momento, por favor, estoy cansada!
Me recuesto en la paireta y…
¡Ya está! La he empujado y ha caído al estanque, encima de los nenúfares.
Se ha deslizado hacia abajo y todo ello sin hacer ruido, ¡que suerte! Cuando consiga salir desatada, seguro que me hago con ella. Espero que el jardinero que la ha dejado olvidada, no la busque ahí.
Ya tengo motivación suficiente para continuar sacando provecho de mi hipocresía.


Llevo varios días sin pegar ojo pensando en cómo voy a esconder las tijeras de podar y no encuentro la manera. Así que creo que lo mejor será hacer un plan para utilizarlas en el momento de hacerme con ellas.
Las intuyo bajo los nenúfares todos los días y luego, procuro fijarme en la lengua del cerdo. Eso me da ánimo para seguir firme en mi propósito. Pero ese hijoputa no está dispuesto a desatarme nunca.
Lo he decidido: mañana, cuando venga a por mí, voy a vencer el asco.


Claaaaaasssspppppssppppsssspppp, Claaaaaasssspppppssppppsssspppp,
La cerradura. Charkleeengggg Xaarsnkckclrrchchj, Xaarsnkckclrrchchj, Xaarsnkckclrrchchj.
Ahora el chirrido de la puerta. Chiiiiiiiiirrrriiiichirrrriiiiii. Chiiiiiiiiirrrriiiichirrrriiiiii. Chiiiiiiiiirrrriiiichirrrriiiiii. Chiiiiiiiiirrrriiiichirrrriiiiii.

- ¡Vamos tú! Pero ¿qué haces desnuda? ¡Venga, vístete!
Se ha empalmado, el cabrón.
- Ya voy, ya voy.

Como yo pensaba, se le ha ido el santo al cielo. No me lo puedo creer. ¡Tengo las manos libres!
- Espera, guapita, que te tengo que poner los grillos.
- ¡Mierda!
- ¡Mierda!
- ¡Mierda!
Tal vez mañana. No me importa, no tengo prisa. Tengo toda la vida. Pero, me ha parecido que se rozaba conmigo al ponerme los grilletes. Si, lo ha hecho. Bueno, bueno.
Al llegar a la pérgola, en el banco, me he sentado y él se ha puesto a mi lado. Muy cerca, rozándome…
Venciendo el asco, yo también me restriego y apoyo la cabeza en su hombro. El coloca su mano entre mis piernas y yo vuelvo la cara para mirarle, pero no puedo abrir los ojos.
Noto su mano buscando y entreabro los labios. Sólo un poco.
Noto su aliento y estoy a punto de retirarme, pero mantengo la calma. Para darme valor entreabro los ojos y… Allí está, sonrosada y húmeda.
Todo fue muy rápido. El sabor salobre de su sangre y el golpe que me dio con la porra.
Lo mejor de todo es que aún me queda el regusto dentro.
Sí, me la he tragado. Me he comido el trozo de lengua. La lengua del hijoputa y para prolongar la victoria llevo reteniendo las heces cuatro días. Para no perder el tesoro.
Las tijeras de podar pueden esperar para otra ocasión.
Lo juré y lo he cumplido.
Y, ya me veis , tumbada en esta camilla de freír gente. Con esa luz en el techo. Con la correa que me aplasta la cabeza contra la tabla. Con el cuerpo aprisionado . Esperando a que vengan a freírme.
Dicen que el schok eléctrico es lo mejor para lo mío. Eso y la cura de sueño.
A mí me da lo mismo: me gustan las dos cosas. Si me dieran a elegir, pediría primero que me friesen y luego a dormir soñando con los nenúfares.

Claaaaaasssspppppssppppsssspppp, Claaaaaasssspppppssppppsssspppp,
La cerradura. Charkleeengggg Xaarsnkckclrrchchj, Xaarsnkckclrrchchj, Xaarsnkckclrrchchj.
Ahora el chirrido de la puerta. Chiiiiiiiiirrrriiiichirrrriiiiii. Chiiiiiiiiirrrriiiichirrrriiiiii. Chiiiiiiiiirrrriiiichirrrriiiiii. Chiiiiiiiiirrrriiiichirrrriiiiii.

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