LA VIDA SIN PRISA. TIC-TAC. TIC-TAC...

La vida es un tic-tac que se puede llenar con una redonda, o con dos blancas, o con cuatro... Todo estará bien siempre que sea con algo que merezca la pena y ... sin prisa.

martes, 10 de abril de 2012

Peleles por no pelarla.

Suena la voz del profeta,
Sentenciando como suele.
Escarnio de la humanidad,
Hace quien así procede:

Peleles por no pelarla.
Por no pagar en dinero,
Pagáis con fama y con honra.
Y os arrastráis, pordioseros.
Mientras, piensa el afligido
Para dentro, sin que ella oiga.
Al fin y al cabo es su marido.,

Tú me obligas con tu empeño
De tener siempre razón.
Me haces ser un hipócrita,
También en esta ocasión.

Para evitar nuevos males,
Yo te sigo la corriente.
Te digo que a mí me gusta,
Aunque sea un imprudente.

Fingiré que a mí me place
Todo aquello que tú digas.
Es más fácil humillarse
Y postrarse de rodillas,
Que tratar de a ti enfrentarse:
Eso es batalla perdida.

Prefiero asumir el riesgo
De comerme una salmuera,
Que contrariar tu capricho,
Aunque con ello me muera.

Dirás que es cosa muy grave,
Pero es peor el castigo
De aguantar tus enfados
Y estar viviendo contigo.

Me dicen que soy un pelele
Hasta los buenos amigos.
No saben que aún es peor
Que aún te ando con mimos.

Pero es que tienes virtudes
Que me llenan de contento.
Me causan gran alegría
Y me dejan satisfecho.
Una vez cada semana
Se repite la ocasión.
Corto orejas y hasta el rabo,
Con muchísima ilusión.

Si no es por ti, muero virgen.
Aunque no lo queráis creer.
Si no es por tus favores,
Me muero como al nacer.

Me dejas a mí la compra,
Los cacharros y el plumero.,
Hacer las cosas del banco
Y el hacer de maletero.

Ir a buscar a tu madre,
Cada vez que ella lo quiere.
Sacarla a dar una vuelta
En brazos, si el caso fuere.

Cuando vienen tus amigas.
Cada sábado en la tarde,
Me quedo en la habitación,
Para así no molestarte.

Eso sí, que a su hora,
Ya os tengo preparada
Una opípara merienda
Digna de una bien casada.

Vuestra charleta discurre
entre bizcocho y anís,
hablando de vuestros hombres
poniéndonos a parir.

Tu madre dice contenta:
- Hija, que suerte has tenido
Con tocarte en el sorteo
Esta joya de marido.

Por contra, la mía piensa:
- Como han cambiado los tiempos.
- A mí me tocó ser esclava,
igualito que a mi hijo.


Quien sí ha oído es el profeta
Que vuelve a sentenciar,
Sabiendo que da lo mismo
Añadir sal a la mar.

Al fin y al cabo, mujeres.
Que, ante la misma cosa,
Tienen distinta opinión.
Si son la madre o la esposa,
Siendo mujeres las dos.

En el caso de los hombres,
No puede ocurrir lo mismo.
Sólo piensan en la cosa.
Es sencillo el mecanismo.

Se les aprieta el resorte,
Se les manejan los hilos,
Obran al antojo de ellas
Y encima, agradecidos.

Peleles por no pelarla.
Por no pagar en dinero,
Pagáis con fama y con honra.
Y os arrastráis, pordioseros.

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