LA VIDA SIN PRISA. TIC-TAC. TIC-TAC...

La vida es un tic-tac que se puede llenar con una redonda, o con dos blancas, o con cuatro... Todo estará bien siempre que sea con algo que merezca la pena y ... sin prisa.

martes, 10 de enero de 2012

El balneario.

Descansar en un balneario.
Suena bien, ¿verdad?.
Descansar suena bien por si sola. Pero si la juntas con balneario, mejora, ya lo creo.
Lo que me ocurrió, este otoño cuando probamos a degustar el manjar, fue que no me hacía falta lo de descansar y no es lo mismo hacer el amor con apetito que con aceptación.
Eso es lo que me pasa a mí por andar descansadito.
Aunque bien mirado, es lo mismo que les debía pasar a la mayoría de jubilatas y asimilados que nos reunimos en el balneario del pueblo murciano de Fortuna.Lo cierto es que a nadie le parecía disgustar la sobredosis de sosiego y despreocupación que impregnan las excitantes actividades que desarrollamos durante los diez días de estancia a los que nos apuntamos como acto inaugural de nuestra recién estrenada condición de clase pasiba que el estado del bienestar a punto de fenecer nos había regalado. Estas actividades comenzaron con una visita al médico del complejo lúdico-sanitario-asistencial-geriátrico-recreativo que nos prescribió el tratamiento acorde con nuestras “dolencias”
Pensé que era un mal presagio el empezar con una visita al médico, porque me recordó el presentimiento que tuve cuando fui por primera vez a esquiar y, en la primera clase, el monitor comenzó explicando la técnica que había que emplear para levantarse. Malo pensé esto quiere decir que me boy a caer. Bien pues así ocurrió y me tube que lebantar muchas, muchas veces. El presentimiento fue que, a partir de ese momento en el que ya eres clase pasiva, las visitas al médico serán más frecuentes y, lo que es peor, necesarias. Pues ¡vaya!
Pronto nos acostumbramos a la sucesión de agradables y blandas rutinas que envolvieron todos los días de la estancia:
Despertar sosegado.
Lectura en la cama de La judía de Toledo.
Vestirse con el uniforme. Compuesto de traje de baño y albornoz, que era gentileza del propio balneario.
Desayuno con pan duro los festivos, porque como no abría la panadería…
Paso por la habitación para recoger los trastos.
Toma de aerosoles mientras Maribel, que no ha fumado nunca, empleaba el tiempo de estera en comentar las jugadas más interesantes con el resto de la parroquia.
Bañito relajante en las piscinas exteriores, que estaban deliciosamente calentitas y dónde además de gozar de las aguas, se podían escuchar las conversaciones de la peña. Los temas de conversación giraban en torno a tres núcleos de interés principales: A mí me duele más que a usted. Que desagradecidas son las nueras. Y, de comer, lo que más me gusta es…
Tratamiento balneario propiamente dicho: inmersión en bañera con gorgoritos (20 minutos) a temperatura “científicamente regulada a ojímetro”; duchas cervicales, o lumbares o circulares; manguerazos a discreción. Todo ello en un ambiente que te hace sudar y abrir los poros de lo lindo.
Reposo del tratamiento arropadito en la cama, mientras le daba otra paliza a la judiía toledana.
A comer junto con los compañeros de todos los días, contándonos la vida.
Cafetito y tertulia en la bonita cafetería del complejo lúdico….
La siesta, claro está , con la judía
Paseíto o bingo o caminata hasta el pueblo o excursión para conocer al tío Juan Rita, del que ya os he hablado. En fin, matar la tarde.
Cena en el refectorio, que se me olvidó decirlo antes, eso es lo que me pareció el comedor del hotel.
Baile a base de pasodoble(inmortal y magnífico) o pop de los setenta o boleritos y coplas bariadas trufados con “La Comparsita” o similar. o tertulia. O las dos cosas: Baile y tertulia, con copa en cualquiera de los casos. Por cierto, con un agradable reencuentro entre el ron con limón y yo mismo.
A la cama prontito como corresponde a la perspectiva de un nuevo día cargado de otra previsible avalancha de agotadora actividad. Eso sí, con la judía que me esperaba voluptuosa y sensual, contándome al oído las confidencias de su desgraciado amor por Alfonso el de Las Navas. A estas alturas ya habréis comprendido que mi relación con la judía se completó en este viaje.

Menudo programa de actividades gratas: Cama. Comida, paseo, lectura. Tertulia, cuidados corporales, excursión, baile, caminata, Fortuna, voluptuosidad, calorcito, abrir los poros, Maribel leyendo la judía a mi lado, en la cama.
Seguro que volveremos a algún balneario.

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