LA VIDA SIN PRISA. TIC-TAC. TIC-TAC...

La vida es un tic-tac que se puede llenar con una redonda, o con dos blancas, o con cuatro... Todo estará bien siempre que sea con algo que merezca la pena y ... sin prisa.

martes, 17 de enero de 2012

Imelda, Hilario y su hijo Alfredo.

Buena gente que camina...

“…Son buenas gentes que viven,
laboran, pasan y sueñan,
y en un día como tantos,
descansan bajo la tierra.”

Alfredo es un joven que apenas conozco y que se ha brindado a pilotar el tándem y por lo tanto me está ofreciendo una posibilidad de practicar eso que se me da tan bien de irme con cualquiera.

Alfredo es el hijo menor de Imelda e Hilario.
Esta mañana, al darse cuenta de que habíamos llegado a Friera, Imelda se ha presentado con intención de saludar y para ello traía una representación de verduras de su huerto.
Si estás haciendo algún trabajo e Hilario se entera, es capaz de dejar lo suyo para acudir a ayudarte. Da lo mismo que sea cargar con una carretilla que plantar un árbol.

Es agradabilísimo eso que ocurre en Friera. Siempre hay alguien que te ofrece algo gratis.
Al aceptarlo, cosa que resulta obligatoria, aceptas que estás en deuda y debes, por lo tanto corresponder con aquello que puedas ofrecer.

No es fácil porque unos tipos de ciudad como nosotros, realmente tenemos poco o nada que ofrecer a estas gentes que tienen lo que necesitan.
Efectivamente, a la hora convenida se presentó Alfredo. No fue nada difícil, al contrario, bastó con ponernos de acuerdo para arrancar y parar, y hecho: a rodar hasta Pueblica, cuesta incluida.
Se nota que este muchacho está en forma porque no me costó nada pedalear. Me contó que le pega bastante a la bici y que hace descensos. El fin de semana pasado estuvo en Cabeza de Manzaneda participando en uno.
Hemos quedado en repetir, pero creo que no nos va a ser fácil porque Hilario preferirá que le termine de pintar la casa.
Buen chaval este Alfredo. Me ha resultado agradable ir con él. Espero que a él también le haya resultado placentero el paseo. Creo que sí porque así lo dijo.
Total que a Hilario y su familia, en poco rato tengo que agradecerles un montón de cosas que me han resultado agradables y provechosas.
Ellos tendrán que conformarse con mi compañía que es lo único que, por el momento, les he ofrecido.
Al día siguiente, quedamos para repetir el paseo en tándem, pero le di plantón porque fuimos ha hacer una visita a Gaspar y Nines en Zamora.
Tuvimos ocasión de dar otro corto paseillo cuando, al siguiente día, después de la jornada de pintura de fachadas, se presentó Alfredo renovando su ofrecimiento. Volvió a ser breve pero agradable.
Nos volvimos a comprometer en repetir la experiencia. Ero ya no hubo más.
Al despedirnos, el día de la marcha de Alfredo, me dijo que se había quedado con ganas de más y yo me sorprendí porque a mí también me hubiese gustado.
Al parecer ninguno de los dos quiso molestar al otro y así lo único que conseguimos fue quedarnos los dos con las ganas.
¿De quién habrá sacado la bondad y generosidad este Alfredo?
Por cierto, la fachada le quedó que ni pintada.

No hay comentarios:

Publicar un comentario