LA VIDA SIN PRISA. TIC-TAC. TIC-TAC...

La vida es un tic-tac que se puede llenar con una redonda, o con dos blancas, o con cuatro... Todo estará bien siempre que sea con algo que merezca la pena y ... sin prisa.

viernes, 27 de enero de 2012

Lisboa en cuarenta horas.

CRÓNICA APRESURADA DE CUARENTA HORAS EN LISBOA.

Cris vino a recibirnos al aeropuerto.
Nada más poner el pie en tierra, nos encontramos con Cris, que había venido a recibirnos.
Nos acompañó hasta la parada del 22, nos montó en él y nos indicó que debíamos bajarnos en la parada Arco do Cego, que son unos jardines cerca del inicio de la calle de nuestro hotel, avenida del Duque de Ávila, dándonos la indicación de que caminásemos por ella unos diez minutos y ya. Se despidió hasta la noche y nos hizo unas recomendaciones para los transportes que nos resultarían más tarde de mucha utilidad. ¡Qué maja esta Cris!
En el autobús ya comprendí que no seríamos los únicos guiris españoles esos días dando patadas por Lisboa porque con nosotros se encontraba un grupo más ruidoso aún que el nuestro que daba a conocer a voces que los muy pijines preferían las cámaras lúmix, y que la abuela de una de las del grupo vivía en Orejas del pinar (Soria).
Otro de los prejuicios que llevaba empezó a confirmarse allí mismo: Los portugueses son gentes amables, cívicas y educadas Cualquiera de las tres de las que solicitamos su ayuda nos la ofreció en cuantas lenguas pudo, y sin escatimar en emplear el tiempo necesario para quedarse tranquila sabiendo que habíamos comprendido las indicaciones. Hay que exceptuar de la regla al conductor que dijo que nos avisaría al llegar a la parada y, se ve que al hombre se le olvidó, o que yo no le oí.
Por cierto, la lista de medios de transporte que íbamos a completar durante el viaje empezaba ya a verse a las diez de la mañana bastante llenita: coches particulares, metromadrid, avión de easyjet y autobús lisboeta. A lo largo del día completaríamos el álbum de cromos con los del metro , el ferry, tranvía, Taxi y la estrella de todos: el elevador de Santa Justa, que fue dónde se produjo la carcajada colectiva más comentada y rentabilizamos la tarjeta turística de transportes combinados en su modalidad 24 horas, que fue la que compramos por cinco euros. Pero, paso a paso. Ya se irán desvelando los misterios. Al día siguiente emplearíamos cromos repes.
El hotel.
En na y menos nos plantamos en el ALIF Avenida un hotel funcional, agradablemente decorado, moderno, cómodo y con digno buffet de desayuno. Con algunas curiosidades en el cuarto de baño, tapa a cámara lenta y cuerdecita para tocar el timbre a ras de rodapié. Por ponerle alguna pega diré que el zumo de bote no era del todo malo. Lástima que algunos del grupo no llegasen a disfrutar de la buena gestión de Sofía más allá de cinco o seis horas, incluyendo el dormir, el comer, el aseárselas esperas, ver la tele y el sexo. Bien mirado lo del sexo ocupó más bien poco. Aunque Pa que más que diría el poeta.
No tuvimos que ir muy lejos para llegar dónde tomar un buen café y unos pasteles ricos: encontrar esto en Lisboa más que fácil hay que decir que es irremediable. Nadie puso pegas para desayunar: había gusa y todos éramos conscientes de la magnitud de la tarea que nos quedaba por delante.

De Baixa a la Plaza del Comercio con Bivaldi.
Un paseo para llegar desde el metro hasta la plaza de Rossio y continuar hasta la del Comercio es uno de los básicos de la visita a Lisboa. El nuestro se vio amenizado por algunos momentos que han resistido en mi memoria después de varios días y que os cuento aquí:
Al igual que en muchas ciudades, por las calles de Lisboa se puede escuchar música en directo. A nosotros nos correspondió El Otoño de Vivaldi, eso dijo José Manuel. A pesar de estar en pleno invierno, no desentonaba con el ambiente otoñal del que disfrutamos también y afortunadamente, en nuestro viaje anual del día de San Sebastián. Está visto que el 20 de enero es preferible viajar por lugares cálidos.
La foto que se hicieron las chicas delante de un sex shop. La parada frente al escaparate bien surtido de dulces y salados de una aromática pastelaria .Los comentarios sobre lo atinado de la reconstrucción del ilustrado Pombal tras el terremoto de 1755, amenizados por ese olorcillo a frango grellado que salía a sorprendernos cada pocos metros. El aspecto patibulario de aquellas algo extravagantes dependientas de zapatería que exhibían un look que podría definirlas como brujas pilinguis. El caminar pausado con la caricia del sol de invierno en la cara. En fin una gozosa zarzuela de sonidos, sensaciones, olores y colores enmarcados por edificios singulares y ambientados por un bullicioso y alegre grupo de españoles dispuestos a disfrutar de sí mismos en compañía de los demás, o sea, nosotros nueve. Todo ello, sin darnos cuenta, nos colocó en disposición de pensar en comer, sería porque nos encontrábamos en la plaza con nombre adecuado o porque ya era hora de pensar en la segunda cosa más importante de esta vida.

Cacillas, Pedro, el amable hombre del Molar, y la sopa de legumbres.
Por la insistencia de Rosita en hacer caso de la sugerencia del compañero, nos dimos el paseo hasta la estación marítima y, sin tropiezos, tomamos el ferry para cambiar de orilla y llegar a ese pueblo con nombre de portero internacional. Aquí me enteré de la propensión de Bea al mareo pendular. Es necesario vivirlo para creerlo, porque el mareo circular no le afecta rien de rien, aunque sea en plena calle y bailando con la música de un móvil. Pues eso, que como no estaban las cosas para perder tiempo, casi nos metimos en e el primer sitio que nos ofrecieron. Tras la primera impresión algo desfavorable del interior del local, en el que encajaría bien el mismísimo Maki Navaja, nos animó la perspectiva de lo bien que suena eso de mariscada, que Gonzalo nos perdone, aunque por el precio anunciado, todos comprendimos que sería al estilo López Ferrero más que al estilo Izamar. Los de Sanse me entenderán. Casi lo mejor fue la sopa de legumbres, o sea verduras, que nos presentaron hirviendo, hirviendo, hirviendo Ya podían haber dejado algo de calor para la espetada de lulas.En todo caso, estuvimos a gusto dando mazazos para sacarle la chicha a las patas de buey y comiendola con los dedos y, algunos, bebiendo vinho verde.
Vanesa y la puesta de sol DESDE EL CASTILLO PASANDO POR EL URINOL.
El plan de la tarde se fue construyendo sin planearlo al detalle de antemano. Tomamos el tranvía para acercarnos hasta el castelo de Sao Jorge. En el camino nos topamos con el famoso urinol, insólito meódromo callejero, donde Fernando no se atrevió como yo tampoco lo hice hace años. En el castillo hicimos un circuito de entrenamiento en agility, que es ese deporte en el que perro y amo corren sorteando obstáculos varios, al aire libre del interior de esta fortaleza que contiene en su interior muchas cosas dignas de mención como naranjos con fruto para que tu lo cojas, personal de taquilla enrollado, escaleras, almenas, pasos de guardia entre las torres, etc. Pero del que destacaré dos: La puesta de sol y Vanesa. No os contaré más de ninguna de las dos porque los que estuvimos allí ya lo sabemos y los que no estabais no os preocupéis porque las puestas de sol tienen que vivirse en el sitio y a Vanesa ya os la presentaré aparte en un retrato que casi le tengo acabado basándome en las fotos que le saqué durante el tiempo que tubo a bien acompañarnos.
Chillout y María la portuguesa.
María es la camarera que con tanto desparpajo nos sirvió en la terraza al aire libre con estufas de seta, donde se mosquean si mueves los asientos en la que tuvimos el acierto de parar en la bajada desde el castillo. Efectivamente fue un rato de relajación con charla, copa y baile incluido en el precio. Allí tuvimos un recuerdo para los compas que no vinieron a jugar este partido y que, seguramente a estas alturas de relato tienen los dientes largos. Yo no tengo ningún escrúpulo en ayudar a ponérselos más aún. El contarlo y dar envidia es parte del disfrute de viajar. Por eso se hacen las crónicas, ¿o no? Para los detalles de este momento será mejor que no le preguntéis a Luís porque el os dirá que lo mejor del rato fue la voz de María, la portuguesa. Eso es porque Luis es más dado a lo espiritual que a las copas y al baile. A Rosa sí le podéis preguntar, porque disfrutó bastante este momento.
Las caídas de la inocente Mari Carmen.
En la bajada hacia la Baixa, nos detuvimos frente a la Sé, Catedral en la Lengua de Camoens, para entrar en un edificio rehabilitado que albergaba una exposición libre de artesanía y que, según nos contaron, era un lugar destinado a las caballerías de servicio de la Catedral, en el que podríamos observar la parte que correspondía a la construcción original del siglo XII y la otra de la posterior reconstrucción del siglo XVII. Digo esto para que no se piense que este no ha sido un viaje cultural. Cosa para la que se nos concedió el permiso y se nos dotó de presupuesto para pernoctar fuera de casa por parte de la Dirección General correspondiente. A los participantes les sugiero que no se olviden en su informe para la superioridad citar los poemas en lengua lusa escritos en los bancos de parques y calles. Por si no se acuerdan de ningún texto, allá va uno de Camoens
Poema Jacob de Luis de Camöens
“Mais servira, se náo fóra
para tam largo amor tam curta a vida!”

Siete años de pastor Jacob servía
al padre de Raquel, serrana bella;
no pensaba en Labán, pensaba en ella,
ella era el premio que su afán quería.

Los días, esperando un solo día
pasaba, contentándose con vella;
pero Labán, con pérfida querella,
en lugar de Raquelle daba a Lía.

Al ver Jacob que sin razón le niega
Labán artero aquella prenda cara,
cual si no la tuviese merecida,

otros siete años a servir se entrega
diciendo: «¡Más sirviera, si bastara
a tan larga pasión tan corta vida!»

Versión de José Joaquín Casas
La segunda parada la hicimos frente a un sitio donde asomaba media vaca por la fachada. Allí despachaba una joven que atendía al nombre de Inés y que no era de Alicante. Ya sé que esto no se entiende bien, pero es que me había quedado algo perjudicado del rhum with lemon. Si queréis saber detalles de lo que vendían en la tienda, deberéis preguntarle a Sofía o a Mari Carmen que creo que son las expertas en ese negociado.
Creo que Mari Carmen también estaba algo perjudicada porque dio un traspiés aparatoso que no tubo consecuencias posteriores a no ser la de que, probablemente a causa del golpe, nos hizo unas sorprendentes revelaciones sobre ciertos artilugios orientales que utiliza para fortalecer lúdicamente la musculatura de no sé qué parte de su cuerpo , sin que tenga porqué percatarse nadie. . Cosa de mucha gracia al parecer. A mi no me la hizo porque no me enteré bien y a mí lo que me hace reír más son los chistes de picardías y los de decir mierda y eso Pero por no desentonar hice coro en el corro de las risas que produjo esta segunda caída de Mari Carmen. ¡Qué caídas tiene esta muchacha!
De tapas, copas y marcha.
Como habíamos quedado con Cris para la soirée, nos fuimos a su encuentro en el lugar acordado, la casa do alentejo, prefiero que sean las palabras de ella las que os lo describan: “... Un sitio que esta muy bien y es muy bonito se llama "A casa do Alentejo". Por fuera parece una casa muy vieja, pero por dentro es como un palacete. Es muy bonito incluso para ir a ver. En la primera planta hay un restaurante y una tasca. El restaurante queda subiendo la escalera hacia la derecha y la tasca (como para comer de tapeo) hacia la izquierda. Nosotros siempre íbamos a la tasca, porque era mas barato...”
Sólo añadir que en la tasca en cuestión se vierte al suelo el vino sin que nadie haga nada para ello y que las pastinacas de bacalao las sirven frías y revenidas, lástima.
Completamos el rato haciendo caso a la recomendación de nuestra anfitriona cuando nos dijo eso de: “…Un sitio donde tenéis que ir son unos bares que se encuentran al final de esta misma rua Santo Antão. Al lado del teatro nacional, donde sirven un licor típico de Lisboa y alrededores que se llama Ginja. Es un licor de cereza. Os tenéis que tomar un chupito y pedirlo con fruta, porque no tiene desperdicio...” Además tuvimos la suerte de hacerlo en la calle escuchando a un cantante de fados que nos amenizó el rato, según Maribel, uno de los mejores momentos del día, lástima que no pudimos compartirlo con Luís porque nos dejó misteriosamente, un ratito antes, alegando que se marchaba para acompañar a Cris. Algunos mal pensados hicieron notar que, al poco rato, nos dejó la joven Vanesa pretextando que perdería el último autobús. En cualquier caso, Luís hizo bien porque le hubiésemos martirizado con unas copas en un sitio juvenil, a juzgar por la concurrencia. Este rato debió ser aburrido para Sofi que estuvo como cataléptica. Quizás porque parte de la conversación la llevamos, torpemente hacia temas desagradables.
Menos mal que cortamos a tiempo y algunos, los que menos aprovecharon el hotel, supieron empalmar el rato con lo que alguien definió como bailar y otros hacer ejercicio. Aquí Fernando y José Manuel revalidaron el máster en caballerosidad, modalidad sostener la palmatoria.
Belén, pasteles de Belem.
La mañana del sábado se presentó con mejor tiempo, aún, que el día anterior. Tocaba Belem, ese barrio de Lisboa que alberga Los jerónimos, El monumento a los descubridores, la Torre de Belem y la fábrica de Pasteis más famosa de Portugal.
Para los que quieran saber más sobre los tres primeros, que miren la Wikipedia. Para los que tengan interés en lo de los pasteles, que vayan y los coman allí.
Mientras voy a tratar de describirlos: Crujiente y finísimo hojaldre que contiene una crema suave con toques de vainilla y yema, que se puede aromatizar a voluntad con canela y azúcar, sevidos recién sacados del horno pero a temperatura cálida aunque no en exceso Y que te dejan con las ganas de contrastarlos con el amarguillo de un buen café.
Me prometí a mí mismo que la próxima vez lo haré con el tiempo y protocolo suficientes para disfrutar de este regalo del cielo como se merece. Y es que tal como lo hicimos esta vez, de prisa y corriendo, resultó bien pero manifiestamente mejorable. Hay cosas que se deben hacer sin prisa, con ternura y dedicación y ésta es una de ellas. Otra es charlar con los amigos como hicimos Luís y yo.
Dicho lo cual, examen de conciencia, confesión, propósito de la enmienda, sólo quedaba cumplir la penitencia que no fue otra que zamparnos un bacalao de reglamento.
No pudo ser en el sitio que recomendó el amigo de Fer porque estaba cerrado, pero no atinamos del todo mal con O Cardo, donde yo me apreté uno a la portuguesa que vino a ser un cocido de bacalao muy contundente. Por cierto que el milagro de llegar todos al restaurante se produjo gracias a dos factores que se conjuntaron: que sabemos manejar los teléfonos móviles y que aún nos quedaba saldo.
Al finalizar la comida regresamos al hotel dando un agradabilísimo paseo en el que pudimos apreciar como se pertrechaban los policías para acudir a saludar a unos manifestantes que protestaban por las consecuencias de la crisis y con unos escaladores urbanos que limpiaban fachadas, incluso tuvimos tiempo de dar una vueltecita por El Corte inglés para ultimar compras.

Maribel es la más.
En primer lugar, para aquellos que piensen que no es posible acumular tantas vivencias en cuarenta horas incluidos transportes y lavarse los dientes, os diré dos cosinhas:
Una: Con gente cómo mis compañeros es facilísimo. Y…
Dos: Como ellos han podido comprobar: Maribel es lo más de lo más.
Solo me queda una duda de este viaje que os pido que me ayudéis a despejar. ¿Cómo es posible que con los carburantes más caros, con un IBA del veintitrés por ciento y una economía en bancarrota, los taxis sean tan baratos comparándolos con España?
Ya os digo yo que tendremos que repensar eso de la liga de los Países IBÉRICOS con capital en Lisboa y Mou como seleccionador nacional de football.Pero esto es otro tema y será otro día.

7 comentarios:

  1. Hola!! Me he reído mucho leyendo tu crónica del viaje... Lo mejor, que a medida que lo iba leyendo me iban viniendo a la cabeza imágenes de todos esos lugares... Espero que otra vez pueda acompañarte de verdad... porque aun quedan muchos rinconcitos por descubrir... y describirlos es muy difícil... Ademas que se que tú los apreciarías, ya que no se trata de los típicos sitios de turismo, sino de fundirse con la ciudad y sentir su latido como el propio de tu corazón.
    Espero la versión narrada del viaje!! Y muchas gracias por tenerme presente...

    Un beso enorme

    Cris

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  2. Felicidades por tu crónica viajera, me ha ayudado a evocar el poema de Benedetti

    Cada ciudad puede ser otra
    cuando el amor la transfigura
    cada ciudad puede ser tantas
    como amorosos la recorren

    Creo que volveré a Lisboa, pero sé que no será ya a aquella ciudad transfigurada por la risa, por el sonido armónico de una banda de Jazz en la que uno a uno, como un grupo de viandantes músicos sin director, sin partitura, interpreta un solo que llena de matices y de vida la melodía de un bello paseo coral.

    José Manuel

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  3. Hola Miguel Ángel, esta vez no he podido acompañaros pero me quedé con las ganas. Sé que lo habéis disfrutado mucho y eso está bien, hay que aprovechar los regalos que nos da la vida, y éste era uno de ellos. Ahora que he conocido tu blog me hago seguidora y te llevo a mis favoritos para seguir en contacto. Besos para Maribel y para ti.

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  4. Que vorágine tan bien relatada, que suerte vivirla y sobrevivirla.
    Totalmente de acuerdo en que Maribel es lo más de lo más.

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  5. Gracias, María Dolores por animarte a seguirme y por tus besos.

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  6. qué bueno!! me he reído un montón al leer tu crónica del viaje y recordar los mejores momentos. Muchas gracias. Besos!!!

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  7. Estupendo tu cálido relato, Miguel Angel. Amenizado con color, olor, sabor, es decir: aromatizado totalmente con tus vivencias.
    Le faltaría algo al viaje sin tu crónica como broche.
    Besotes.
    Pilar

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